Nueva vida para edificios singulares de Canarias gracias a la inversión del sector hotelero Palacetes modernistas y viejas casonas se transforman en establecimientos de lujo
Durante el último lustro, la inversión del sector hotelero se ha convertido en la mejor herramienta para dotar de nueva vida a edificios emblemáticos de las principales ciudades del Archipiélago que, gracias a la financiación privada, restablecen su valor histórico y, sobre todo, recuperan las singularidades arquitectónicas y estilísticas por las cuales se les catalogó como construcciones excepcionales de Canarias. La apertura de un hotel de 27 habitaciones hace sólo dos semanas en un palacete modernista de Las Palmas de Gran Canaria es el último ejemplo de una tendencia empresarial que, además de generar negocio, actualiza el interesante y variadísimo legado urbanístico edificado en las Islas durante los últimos dos siglos.
Un impresionante y céntrico caserón de estilo canario, con dos plantas de altura y patio central, construido en 1776 en San Cristóbal de La Laguna (Tenerife) acoge desde 2017 La Laguna Gran Hotel, quizá uno de los primeros ejemplos de cómo la inversión hotelera ha servido para recuperar inmuebles históricos. O con historia. Es el caso del edificio lagunero, que primero fue un centro clandestino de tertulias, luego una escuela de magisterio y antes de convertirse en un hotel de lujo albergó una importante fábrica de tabaco. Cuatro siglos han pasado por esta joya arquitectónica que actualmente consta de dos construcciones que, aunque diferenciadas, forman parte del mismo conjunto: el original, levantado entre los siglos XVI y XVII, y el recién edificado.
La apertura de un hotel de 27 habitaciones en un palacete de Las Palmas de G. C. es el último ejemplo de esta moda
El barrio de Vegueta, en Las Palmas de Gran Canaria, también acoge un edificio de valor tanto arquitectónico como histórico que ahora está abierto a la sociedad y, también, a los clientes que desean alojarse en él o, simplemente, darse un lujo gastronómico en su fantástico restaurante. Suites 1478 tiene un interés añadido: el diseño del inmueble es obra del reputado Miguel Martín-Fernández de la Torre (Cabildo de Gran Canaria, Hotel Santa Catalina...) y, por si eso no fuera suficiente, está repleto de obras de arte contemporáneo. La combinación podría haber resultado un fiasco, sin embargo, tanto los propietarios de la vivienda señorial levantada en 1940 en la calle Dr. Chil como el equipo del reconocido arquitecto canario Vicente Boissier mostraron un gran respeto por la historia en una restauración ejemplar, en la cual se han recuperado detalles que estaban a punto de desaparecer por el daño que a maderas y mármoles les provocó el paso del tiempo y el abandono.
En la casa de estilo neocanario proyectada por el representante del racionalismo arquitectónico conviven hoy, además de los clientes que se alojan en una de sus nueve habitaciones, obras de Lita Cabellut, Manolo González o Marina Vargas, entre otros. Todos ellos cohabitan con la piedra pulida de Gran Canaria, las fuentes de agua y las voluptuosas barandillas originales de madera. Y, como sucede con La Laguna Gran Hotel, Suites 1478 ha aprovechado la azotea del edificio —antes en desuso— regalándole a este hotel unas fantásticas vistas de la Catedral de la capital grancanaria, mientras que la casona tinerfeña ha sido dotada de una piscina desde la que es posible recrearse con la belleza de la ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Tan sólo a cinco minutos a pie desde la casona de Miguel Martín-Fernández de la Torre y abierta al público desde hace dos semanas se encuentra otra de las joyas del catálogo arquitectónico de Canarias. A la sombra del Gabinete Literario —ejemplo icónico en Las Palmas de Gran Canaria de arquitectura modernista— se levanta un palacete que hasta hace no mucho tiempo fue residencia de una de las familias de la alta burguesía canaria, los Benjumea; un edificio de gran belleza ornamental, según destacan los expertos en arte, que ahora cambia las escenas domésticas por el ir y venir de los turistas. Boissier y Fernando Briganty han sido los encargados de dar mejor vida al inmueble, mientras los profesionales de Abadía Interiorismo han sabido modernizar los espacios combinando comodidad y modernidad con un respetuoso lujo, una difícil tarea en la que han logrado conjugar el pasado con el presente. El nuevo Hotel Cordial Malteses es quizá uno de los mejores proyectos de restauración de un edificio histórico en Canarias, en el cual se ha preservado el estilo modernista de inspiración catalana de habitaciones, pasillos y salones.
El palacete, cuya fachada principal mira al número 20 de la calle Malteses, cuenta con un grado de conservación ambiental dentro del catálogo de Patrimonio Histórico del Plan Especial de Protección de Vegueta y Triana. Es decir, los propietarios del inmueble, el Grupo Martel, solo podían restaurar, consolidar y rehabilitar las instalaciones. Todo un reto para los arquitectos. No obstante, su objetivo era transformar una vivienda unifamiliar con cuatro cuartos de baño, múltiples salones y una decena de dormitorios en un hotel de 27 habitaciones, cada una con aseo propio. Además de recepción, almacenes, salas para el personal y una cafetería con buffet desayuno.
La construcción original está fechada en 1916 a manos del arquitecto Pelayo López. El catálogo hace hincapié en el «alzado ecléctico de gran carga ornamental» tanto en la fachada como en el interior, con especial mención al lucernario del vestíbulo. Este es uno de los elementos que más preocupaba a los arquitectos, pues la humedad había hecho de las suyas y se encontraba muy deteriorado.
Situado en pleno centro histórico de Tazacorte, en la isla de La Palma, la más importante zona agrícola de Canarias ahora herida por las erupciones en Cumbre Vieja, el Hotel Hacienda de Abajo es el resultado de la cuidadosa rehabilitación de una antigua hacienda azucarera del siglo XVII y el primer hotel allí construido. Su singularidad ha sido reconocida oficialmente a través de su clasificación como primer hotel emblemático de Canarias.
Un caserón de estilo canario construido en 1776 en Tenerife acoge desde 2017 el lujoso La Laguna Gran Hotel
En un entorno de exuberante y rica vegetación, una costa que domina un océano de aguas puras e intensamente azules y un clima soleado y cálido con noches profusamente estrelladas, se yergue un conjunto de construcciones que fueron el centro de ricos intercambios comerciales con Flandes, Andalucía y las Indias Occidentales, y que hoy, con sus valiosas colecciones artísticas y su espléndido jardín de rarezas botánicas, acogen al viajero selecto.
La antigua casa principal de Tazacorte fue objeto —de 2010 a 2012— de una cuidadosa rehabilitación a cargo de la arquitecta María del Carmen Alemañ García que, tras la supresión de desafortunados añadidos arquitectónicos, le permitieron recobrar su apariencia original. A la casa de planta rectangular se le añadieron un cuerpo de dos plantas con balcones y dos torreones, que, con magnífica visión del mar y los cultivos, destacan el carácter señorial y casi militar de casa-torre de estas antiguas residencias.
Al mismo tiempo, las edificaciones de nueva construcción que rodean la casa respetan la disposición original de la hacienda azucarera y la tipología edificatoria de la zona, donde la arquitectura doméstica se integra armoniosamente en un paisaje donde el predominio de la caña de azúcar fue sustituido, desde finales del siglo XIX, por el del plátano. Puertas, ventanas y otros elementos arquitectónicos utilizados en las fachadas e interiores de estas edificaciones son, en muy buena medida, ejemplares de los siglos XVII al XIX salvados de la destrucción y representan la mejor colección formada en Canarias en los últimos años. Ello refleja una práctica muy habitual en la arquitectura canaria, como fue la reutilización de maderas, sillares y piedras de edificios derruidos para emplearlos en edificaciones de nueva construcción. Una muestra más de una arquitectura sostenible que conoce el valor de unos recursos naturales escasos y por ello valiosos.
Grandes edificaciones recuperadas
Algunos edificios de Gran Canaria y Tenerife construidos en los años 60 y 70 están catalogados como inmuebles de interés, tanto por su fachada como por su interior o su valor histórico. En Las Palmas de Gran Canaria un claro ejemplo es el actual Hotel Bex, antigua sede del Banco Exterior de España, que quizá ofrece una de las mejores fachadas de la ciudad en lo que a grandes edificaciones se refiere. El hotel, construido en 1959, hace un constante guiño a su pasado bancario y además del IBEX Rooftop Bar, ubicado en la terraza de la planta 12, que permite a sus clientes gozar de unas vistas inigualables del puerto y bahía de Las Palmas de Gran Canaria, en la planta baja acoge el Restaurante Trésor, presentado en el incomparable marco de la antigua cámara acorazada del Banco Exterior de España. Por cierto, los profesionales que ejecutaron la reforma de la construcción descubrieron que de cámara acorazada, nada. La estancia en la que miles de grancanarios guardaban sus ahorros y bienes más preciados tenía paredes de hormigón y ferralla.
En esa línea de grandes edificios se incluye un inmueble de Santa Cruz de Tenerife que albergó unos grandes almacenes: Galerías Preciados. Cerrada desde 2014, la construcción de la calle de El Pilar, se convertirá en un hotel de cuatro estrellas y 83 habitaciones. El establecimiento también dispondrá de piscina, ubicada en la azotea, un aparcamiento para clientes localizado en el sótano y cafetería y restaurante a pie de calle. Desde su construcción, hace más de sesenta años, siempre se dedicó al uso comercial. Propiedad de tres hermanos, primero se le arrendó a Galerías y, a su cierre, en 1996 lo ocupó el Corte Inglés, hasta que cerró sus puertas el 23 agosto de 2014 para trasladarse a la milla de oro de Santa Cruz, con la expansión de la ciudad hacia Cabo Llanos.
Suites 1478 ocupa una casa diseñada por el reputado arquitecto Miguel Martín-Fernández de la Torre en el barrio de Vegueta
Aprovechando la estructura actual, el Príncipe Gran Hotel tendrá una superficie total de 5.000 metros cuadrados, que se distribuyen en una planta subterránea y nueve alturas, cada una de 500 metros cuadrados. En la planta de acceso, a nivel de calle, se prevé una cafetería, desde la que se accederá al restaurante, en la parte baja. Será una de las piezas singulares de la construcción, con plantas y fuentes. También junto al acceso principal, se habilitará una pequeña tienda.
A esta moda se unirá el antiguo edificio de Maya, también en Santa Cruz de Tenerife, que se convertirá en otro establecimiento hotelero.
