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Ana Polvorosa & Álvaro Mel Protagonistas de ‘La Fortuna’

Ana Polvorosa y Álvaro Mel: «En el trabajo de Amenábar hay exigencia sin arrogancia»

Ana Polvorosa y Álvaro Mel

El personaje de Álex le viene al actor que le da vida como anillo al dedo. Porque Álvaro Mel (Salamanca, 1996), un influencer con 1,2 millones de seguidores y poca experiencia en la interpretación (La otra mirada y Madres) es tan inexperto como el diplomático de La Fortuna, la primera serie de Alejandro Amenábar. Ana Polvorosa (Getafe, Madrid, 1987), por su parte, encara sus papeles (Aída, Amar es para siempre, Las chicas del cable) con la misma pasión que Lucía la misión de recuperar el tesoro español. Además, entre los actores también ha crecido una profunda amistad.

Álvaro, cuenta que le costó controlar los nervios ante Amenábar en su primera reunión con él.

Á. M.: Estaba muy nervioso. Nos reunimos en su casa para ver cómo podíamos construir el personaje. Pedí agua y, al coger el vaso, me temblaba todo el brazo y no pude beber.

Se identifica con el personaje en lo de novato. Porque usted tiene una gran experiencia como influencer, pero no como actor.

Á. M.: Las redes sociales en este momento no tienen nada que ver. Con la poca trayectoria que tenía de actor, de repente verme envuelto en una producción como esta… Empatizo con Álex: él es un inexperto al frente de esa operación y yo lo soy al frente de esta producción.

Ana, usted tiene un carrerón en series. ¿Ha sido muy diferente trabajar con Amenábar, realizador que solo había hecho cine?

A. P.: Lo he notado en que hemos rodado seis capítulos en seis meses. La experiencia que yo tengo no es la de grabar un capítulo al mes. Y la producción ha estado al milímetro. Hay un detalle curioso, por ejemplo, y es que teníamos dobles de luces.

Álvaro, usted no tiene mucho con que comparar, pero ¿era consciente de que era algo grande?

Á. M.: Sí. Que era una producción increíble. No puedo comparar, porque mi carrera actoral es ínfima, pero con algo hay que empezar…

A. P.: ¡Con algo hay que empezar, dice! (ríe)

Á. M.: Todo está cuidado al mínimo detalle, todos estaban pendientes de nosotros. Dudo de que esto se vuelva a repetir. Sé que no es siempre así.

Ha empezado desde lo alto. ¿Es muy exigente Amenábar?

Á. M.: El trabajo de Alejandro habla por sí mismo y hay una exigencia y un perfeccionismo. También es verdad que a esa exigencia le acompaña una humanidad y una delicadeza tremendas y una manera de hacer las cosas con mucha calma. Con lo que es una buena mezcla. Exigencia sin arrogancia. Una exigencia buena trabajada desde la calma y desde la buena energía. Eso es lo que ha caracterizado al rodaje y lo que caracteriza a Alejandro.

La serie se ha rodado en inglés y castellano. Pero usted, Álvaro, también habló en coreano.

A.P. : Me siento muy orgullosa de él, porque con la melodía todo cambia: si es más agudo o más grave, cambia el significado de la palabra. Me parece complejísimo, vamos.

Á. M.: Lo he hecho fonéticamente, como Karra Elejalde con el inglés.

¿El inglés no ha sido problema?

Á. M.: Hemos tenido la ayuda de una coach maravillosa. Y es dar un paso más, porque interpretar en un idioma que no es el tuyo, manejar la escuchativa, los silencios en inglés...

A.P. : Es un reto. Él domina mucho más el inglés que yo, pero he aprendido mucho, porque me pueden salir más trabajos en este idioma.

¿Es más difícil inspirarse en un cómic que en un libro?

Á. M.: Al revés. Cuando vimos que estaba inspirado en un cómic, lo primero que hicimos fue comprárnoslo y devorarlo. Hay un factor: que hay imágenes y estas te ayudan a visualizarlo mejor. Luego, en el cómic está bien reflejada la cotidianidad de los personajes, el heroicismo oculto. La verdad es que el cómic costó muy poco de leer y ayudó mucho.

A.P. : Además, independientemente de la historia, es un buen cómic. Me sirvió de mucho leérmelo antes.

¿Son consumidores de aventura?

A.P.: Yo no consumo ese género.

Á. M.: Lo que pasa es que en esta serie hay tantos géneros que da igual que seas consumidor de un género u otro. Hay mínimo dos que te gusten en la serie, seguro.

Y hay una historia de amor entre dos personas muy diferentes.

Á. M.: Ese amor entre dos personas opuestas viene dado por un amor hacia algo muy concreto: los dos persiguen un fin, que es derrotar a Atlantis mediante juicios, y compartir ese camino juntos obliga a que los dos dejen de lado sus prejuicios y hagan por empatizar. Salir de la burbuja y comprender al otro. Pasan mucho tiempo juntos, pues están dos años con el caso, y ahí surge el amor. No es una historia de amor previa. Es bonito el desarrollo del amor en cuanto al bien común.

A. P.: Al final son dos personas muy opuestas en cuanto a formas de vida y maneras de ver las cosas e ideas políticas, pero, a lo largo de la historia, van dejando atrás sus prejuicios y empiezan a conocerse mucho más a sí mismos gracias a tener al otro enfrente. Y comienzan a respetarse, a valorarse y a admirar lo que el otro tiene. Se complementan muy bien y se terminan queriendo. Desde un plano romántico amoroso, pero también como compañeros.

¿Ana ha sido un gran apoyo?

Á. M.: Trabajar con Ana ha sido increíble. Hemos pasado mucho tiempo juntos y he aprendido de ella tanto profesional como personalmente. Tengo poca trayectoria y aprender de alguien así… Ha sido un regalo.

A. P.: Yo, aunque tenga más experiencia, también he aprendido mucho de él. Tiene mucha intuición. Su personaje estaba como integrado en él, formaba parte de él. Es complicado cuando abordas el personaje protagonista en un proyecto como este. La responsabilidad y el peso que tenía sobre sus espaldas y cómo lo ha llevado Álvaro es de respetar, valorar y admirar. Estoy muy orgullosa.

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