La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Docuserie

La foto completa de los últimos beatles

El director Peter Jackson nos explica cómo revitalizó metraje y audios inéditos de las sesiones de ‘Let it be’ para la docuserie ‘Get back’, que cambia el relato oficial sobre los últimos días del grupo

The Beatles, en una imagen promocional de la docuserie ’The Beatles: Get back’. LINDA MCCARTNEY

The Beatles: Get back iba a ser una película, pero ya sabemos que el director Peter Jackson sufre un poco recortando y disfruta alargando metrajes: recordemos sus versiones extendidas de El Señor de los Anillos, que en total rozan las 12 horas. En mitad de la pandemia se decidió que esto sería una miniserie de tres partes; estrenadas en Disney+ en días consecutivos desde el pasado jueves. En Estados Unidos, los beatlemaníacos tuvieron este año realmente algo por lo que dar Gracias.

En defensa de Jackson y su generosidad narrativa, hay que decir que el cineasta neozelandés se enfrentaba a un desafío importante: ¿cómo reducir a dos horas, dos horas y media, el ingente material audiovisual que Apple Corps (la compañía fundada por los propios Beatles en 1968) ponía a su disposición? En Apple habían quedado fascinados con su primer trabajo de restauración para Ellos no envejecerán, el documental sobre la Primera Guerra Mundial en el que revivió a las antiguas tropas británicas, y le ofrecieron hacer algo similar con el material que guardaban en sus arcas, incluyendo bobinas y bobinas con metraje y audios inéditos de las sesiones que darían forma al repertorio del disco Let it be (1970), sobre todo, pero también a cortes de Abbey Road (1969) y discos de los mop tops en solitario.

De aquellas filmaciones había surgido ya el largo documental Let it be, dirigido por Michael Lindsay-Hogg, autor de los vídeos de Paperback writer o Hey Jude. En parte por el momento en que se estrenó (casi un mes después de la disolución del grupo), en parte por decisiones de montaje, fue visto como una elegía amarga, el making-of de una separación. Pero las 55 horas de metraje y 140 horas de audio disponibles contaban una historia algo diferente; todavía cargada de tensión, pero también de amistad y camaradería. Para mostrar la foto completa hacían falta no dos horas y media, ni seis (duración inicial de la miniserie), sino más de siete.

Contra el ‘Gran Hermano’

Casi literalmente al principio de 1969, el 2 de enero, The Beatles entraban en un gigantesco escenario de los estudios Twickenham, al suroeste de Londres, con el objetivo de cumplir una misión de alto riesgo: componer y ensayar catorce canciones nuevas que deberían estrenar tres semanas después en su primer concierto en más de dos años. Esa actuación sería filmada para televisión y publicada como álbum. Lindsay-Hogg siguió al grupo en el proceso no para hacer un largo documental, sino para un especial de media hora que precedería a la emisión del concierto. Es decir, a la presión de tener repertorio nuevo en tiempo récord, se sumaba la de tener dos cámaras de 16mm sobre ellos todo el tiempo. Y decimos todo el tiempo. Nos lo explicaba Peter Jackson en rueda de prensa virtual con medios seleccionados: «Michael sabía que ellos sabían cuándo están siendo filmados, de modo que se propuso filmarlos y grabarlos todo lo posible sin que ellos lo supieran». Para conseguirlo, animaba a los cámaras a pulsar el botón y marcharse luego como a tomar el té, sin dejar de filmar, eso sí. «Había una luz roja cuando las cámaras estaban en marcha, así que solían poner cinta sobre esa luz». «Además —sigue Jackson—, Michael ocultó micrófonos por todas partes, en el intento de capturar conversaciones sinceras». John y George, en concreto, parecían ser conscientes de estar siendo grabados a todas horas, «pero en lugar de tratar de negociar con Michael, subían el volumen de sus amplificadores cuando querían hablar de algo entre ellos».

Lindsay-Hoog intentó grabar todo lo posible sin que lo supieran; John y George subían el volumen de sus ‘amplis’ cuando querían hablar entre ellos

decoration

Las imágenes podían hablar por sí solas, para bien o para mal. El metraje exhumado mostraba claramente a cuatro tipos decentes de Liverpool que todavía disfrutan de su compañía mutua y del acto de crear canciones (o versionarlas: ya solo en el primer día, les vemos jugar con clásicos rock’n’roll o temas de Bob Dylan). También mostraba a un Ringo bastante callado y apagado y a George Harrison marchándose temporalmente del grupo, cansado de ser ignorado por sus colegas, cuando el proyecto de especial televisivo se había desestimado y las sesiones se habían trasladado a un estudio improvisado en las oficinas de Apple Corps en Savile Row. Pero, según explica Jackson, el relato «se contaba a menudo en las grabaciones de audio, lo que me hizo sentir como si fuera un agente de la CIA escuchando en secreto conversaciones de hace 52 años. Y como soy fan de los Beatles, entiendo los matices y la relevancia de muchas de las pequeñas cosas que de las que hablan». Debido a la densidad monoaural de las grabaciones, hizo falta desarrollar nuevos procesos de separación y mejora de audio para aislar líneas que, después, se podían adjuntar a la imagen leyendo los labios de los protagonistas. La música tampoco se puede oír mejor: el productor Giles Martin (hijo de George Martin, el más elegante personaje secundario de la docuserie) y el ingeniero de mezclas Sam Okell se han esforzado para que todo suene abrasivo a la par que claro.

Casi como estar ahí

Entre la calidad del audio y, por supuesto, imagen (ni rastro de mancha, el punto justo de grano), por no decir el marcado nivel de intimidad, Get back permite estar cerca, muy cerca de los Beatles en un puñado de días determinantes de su carrera. En el penúltimo subimos con ellos a la azotea del edificio de Apple Corps para un mítico concierto para colegas y amigos que pudo oírse en tres manzanas a la redonda y en el que acabó apareciendo la policía tras algunas quejas vecinales. Es la primera vez que pueden verse los 42 minutos de actuación.

Unos días antes del mencionado concierto, el mánager de negocios Allen Klein apareció en escena para ofrecer sus servicios a la banda. Pocos días después del periodo aquí inmortalizado, Lennon, Harrison y Starr accedieron a firmar con él. McCartney se opuso. Fue el verdadero principio del fin.

Compartir el artículo

stats