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Las leyes romanas contra la soltería

Entre muchas otras normas, unas de ellas eran prohibir el matrimonio de los senadores y de sus descendientes hasta el tercer grado

Las leyes romanas contra la soltería

Las personas solteras sabrán de sobra el estigma social que aun hoy puede suponer, en algunas sociedades, tener ese estado civil con según que edad, esto no era algo diferente para los romanos. La Iulia de maritandis ordinibus et Papia y la Lex Papia Poppaea fueron dos leyes promulgadas por Augusto, aprobadas en el 18 a.C. y el 9 d.C. respectivamente. Estas leyes disponían ciertas normas sobre la institución del matrimonio que tenían como propósito preservar esa institución y, como fin último, promover la procreación. Estas leyes fueron introducidas por los cónsules Marco Papio Mutilo y Quinto Poppeo Secondo, curiosamente ambos eran célibes.

Entre muchas otras normas, unas de ellas eran prohibir el matrimonio de los senadores y de sus descendientes hasta el tercer grado, el casamiento de las mujeres de reputación dudosa y, la ley que nos ocupa, sanciones en las herencias para los solteros. Entre estos solteros se incluían también los viudos y los divorciados, tuvieran descendencia o no (paires solitarii y caelibes) y los casados que no tuvieran hijos (orbt). A estos tres grupos se les privaba total o parcialmente de recibir su herencia.

Las leyes romanas contra la soltería

¿Qué pasaba con estos bienes que se quedaban en el limbo? Eran rápidamente considerados caduca y podían reclamarlos en condición de paires por otros herederos que sí tuvieran descendencia. De no ser reclamados por ningún heredero, pasaba a ocuparlos el erario.

Pero esto tenía solución. La ley romana permitía que los ius liberorum, personas con un régimen excepcional reconocido por Augusto, pudieran reclamar los bienes caduca. Estos parientes debían ser consanguíneos en línea recta y hasta en tercer grado con el testador. Dentro de un plazo de cien días debían contraer nupcias los viudos y solteros de ambos sexos que quisieran ponerse al día con la ley y reclamar su herencia.

La Ley romana incluso estipuló una edad en la que se podía ser célibe; los hombres debían contraer matrimonio desde los 25 hasta los 60 años y las mujeres desde los 20 a los 50, totalmente equitativo… La justificación del tope de edad impuesto basa su lógica en la capacidad reproductiva del hombre y la mujer.

Pero la ley romana no era tan injusta, existía el solidi capaces, personas que por enfermedad no pudieran cumplir con lo exigido, podían reclamar su herencia sin problema. En esta excepción se incluía a toda persona infértil o incapaz de procrear por razones médicas.

Estas leyes perduraron hasta Justiniano, que las abolió en una constitución imperial en el 534 d.C. No obstante, en España existió una ley similar. En el periódico El Sol del 10 de febrero de 1926 un hombre protestó por tener que pagar un impuesto de soltería. Este impuesto perduró en España hasta finales de los 60. Por otra parte, en Estados Unidos también existió en los años 20 en algunos estados. En Italia, Mussolini indicó en 1926 que, en el caso femenino, ser soltera era en ocasiones inevitable y había que sentir compasión por ellas, pero en el caso masculino era voluntario y consideraba que se debían pagar impuestos por soltería.

Puede parecer algo arcaico, pero actualmente en la mayor parte de la zona euro los que más gravamen tienen en el IRPF son los solteros sin hijos.

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