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Testigos de la modernidad

Fachico y De la Peña: iconos para la memoria

Fotógrafo y arquitecto unieron creatividad, sentido lúdico de lo moderno y su concepción social del arte al servicio de la transformación del espacio natural de Canarias en los 60

Mujer y marina. La Graciosa. | FACHICO ROJAS. ARCHIVO FOTOGRÁFICO ROJAS-HERNÁNDEZ

La colaboración entre el fotógrafo canario Francisco Rojas Fariña (Fachico) y el arquitecto Manuel de la Peña Suárez comenzó como una propuesta experimental que se prolongó por más de una década de cooperación y convergencias.

De la Peña buscaba un fotógrafo para plasmar su arquitectura y Ulises Medina, aparejador colaborador y amigo del fotógrafo le sugirió probar con Rojas. Fachico comenzaba su andadura como aficionado a la fotografía cuando aceptó el reto que le propuso el arquitecto: elaborar un reportaje fotográfico sobre el Poblado de San Fernando. Y lo transformó en un juego de luces, sombras y planos. Rápidamente, Peña lo animó a profesionalizarse. Aquello significaba abandonar su puesto de trabajo como representante comercial de la marca Nestlé en Canarias y dedicarse exclusivamente a la fotografía para colaborar con su estudio de arquitectura de forma regular.

Aunque en la actualidad resulta común la colaboración entre arquitectos y fotógrafos especializados, en aquel momento la fotografía solo se consideraba un instrumento menor para documentar los proyectos. Peña conocía la obra de unos pocos arquitectos reconocidos internacionalmente que contaban ya con un fotógrafo asociado a su arquitectura y la importancia que estaba cobrando la imagen como medio expresivo. Julius Shulman y Richard Neutra, Lucien Hervé y Le Corbusier, en España Kindel y Fernández del Amo, eran algunos ejemplos. Aquello parecía una apuesta arriesgada, pero ambos acertaron en su elección. Fachico montó su primer estudio fotográfico en su casa familiar formando equipo profesional con su esposa, Luisa Hernández, y en 1971 ganaba el premio internacional de fotografía Zeiss-BMW. Aunque Fachico trabajó con diferentes arquitectos a lo largo de su carrera, desde aquel primer momento, su trayectoria quedó vinculada a la de Manuel de la Peña y al desarrollo turístico de la zona sur de Gran Canaria.

La década de los 60 quedó definida por las estrategias de apertura económica de un régimen franquista que, tras el final de la autarquía, acogía el nacimiento del turismo de masas a nivel mundial y la incipiente industria turística como un valor seguro para atraer la inversión extranjera al país y para exportar una nueva imagen de España como un país moderno y renovado: «Spain is different», afirmaban.

FACHICO ROJAS. ARCHIVO ROJAS-HERNÁNDEZ

FACHICO ROJAS. ARCHIVO ROJAS-HERNÁNDEZ

En ese contexto, la arquitectura se convirtió en un instrumento para consolidar ese desarrollo pasando a ser objeto de atracción, promoción y consumo. En Canarias, este periodo fue protagonizado por un reducido grupo de jóvenes arquitectos llegados de las escuelas de Madrid y Barcelona, deseosos de establecer nuevas líneas que enlazaran su producción con el ámbito internacional tras un largo periodo de aislamiento, reconectando con la modernidad que había quedado sesgada con la Guerra Civil. El sector turístico les ofrecía la oportunidad de experimentar bajo el paraguas de la inversión privada apoyada por la Administración central.

Por otro lado, se producía el auge de la publicidad y su lenguaje icónico potenciado por el desarrollo de los medios de comunicación de masas, la llegada de la televisión a muchos hogares y la expansión de los sistemas de consumo capitalista que establecieron el uso de la imagen como base de todas sus campañas. Turismo, arquitectura y publicidad se enlazaron durante el periodo de forma inevitable, convirtiendo la fotografía en el medio de difusión perfecto para la expresión de las nuevas estéticas del placer.

En 1957, Fachico comenzaba con la fotografía y De la Peña llegaba a Gran Canaria como vocal representante de la Dirección General de Arquitectura en el Consejo Provincial de la Vivienda en Las Palmas.

De la Peña representaba un nuevo tipo de arquitecto: un profesional más creativo, que era el autor final de todos los detalles que conciernen a la obra. Pero a la vez, era capaz de aceptar sus limitaciones, por lo que trabajaba en equipo con una estructura productiva. Era un profesional identificado con los movimientos internacionales, enlazando el carácter social de la arquitectura y la preocupación constructiva con la atención por el lugar, el respeto por los ecosistemas preexistentes en cada espacio y la intención de integrar los elementos que caracterizan el entorno natural en cada proyecto.

Por su parte Fachico, era un fotógrafo moderno y autodidacta que rápidamente renunció a las restricciones temáticas y metodológicas marcadas por el academicismo de las asociaciones fotográficas para adentrarse en la experimentación y la expansión del campo fotográfico. En su obra se combinaban la visión etnográfica del paisaje y sus gentes, su dominio del lenguaje publicitario, la cultura pop y el conocimiento de las tendencias estéticas internacionales que resonaban en los círculos artísticos y culturales de los que formaba parte junto a César Manrique, Luisa Hernández, Elvireta Escobio, Manolo Millares, Pepe Dámaso, Martín Chirino, etc. Muchos de esos espacios eran compartidos con Manuel de la Peña, como las tertulias en la Tienda Módulo propiedad de Ana Caballero donde De la Peña colaboraba y comercializaba el mobiliario que diseñaba para su arquitectura.

Fachico y De la Peña confluían por su carácter experimental, un sentido lúdico de la modernidad, así como en la necesidad de recuperar la capacidad social del arte, del arte para la vida, donde estética y arquitectura moderna se convertían en vehículos para repensar y mejorar nuestras formas de vida. Ambos expresaban un abierto interés por el diseño y por la cultura pop. Pero sobre todo coincidían en la comprensión de la arquitectura y su relación con el contexto, el genius loci (el espíritu del lugar), las poéticas de la luz y del espacio: el uso de líneas puras y sencillas, estructuras y puntos de fuga, reflejos, contrastes y sombras, que aparecen en diálogo y que se expanden en la naturaleza, integrando arte y diseño desde la arquitectura.

Poblado de 200 viviendas en Fañabé, Adeje, Tenerife, 1958. | FACHICO ROJAS. ARCHIVO ROJAS-HERNÁNDEZ

Maspalomas Costa Canaria

En 1961, El Concurso internacional de ideas Maspalomas Costa Canaria, organizado por Manuel de la Peña y promovido por Alejandro del Castillo y del Castillo para urbanizar la zona sur, marcó el inicio de la transformación del espacio natural y del modelo económico en Canarias.

Este episodio fue un hito en la historia de la arquitectura en España y un paradigma como proceso de inversión privada orientado a desarrollar un modelo estético concreto, con la intención de usar la arquitectura moderna como plataforma de expansión sostenible, eje vertebrador, objeto de inversión y consumo. Todo ello se apoyaba en los nuevos medios de difusión turística y las estrategias publicitarias que se complementaron con la publicación de la revista Maspalomas Costa Canaria, desde donde se impulsó todo el planeamiento urbanístico de la zona sur.

Se trataba no solo de construir hoteles sino de dotar a la zona de los recursos y servicios necesarios para convertirla en una ciudad turística competitiva. Con una amplia visión de futuro, se planteaban aspiraciones de diseño coordinado, urbanización y ocupación sostenible del espacio. Paradójicamente, el proceso de urbanización del Plan Maspalomas Costa Canaria caminó por caminos opuestos a aquellos planteamientos iniciales.

La convocatoria se celebró con la aprobación del Consejo Superior de Arquitectos de España. Las bases fueron redactadas conforme al Reglamento de Concursos Internacionales de la Unión Internacional de Arquitectos y referenciadas en revistas internacionales de arquitectura. Ello atrajo una participación inédita de 140 equipos de 19 países. El reportaje para ilustrar la publicación de las bases del concurso fue el primer encargo profesional de Fachico para De la Peña. El fotógrafo rescató no solo el contexto, la naturaleza y el paisaje de la zona, sino también su carácter, marcando la iconografía visual que ha caracterizado a este espacio hasta la actualidad.

Posteriormente, Fachico capturó con su cámara las primeras construcciones y el desarrollo de la zona con Los Caracoles, La Rotonda, Nueva Suecia y un largo etcétera donde fotógrafo y arquitecto complementaron su mirada, subrayando las líneas de la arquitectura en diálogo con el paisaje. Con todo ello, Peña se había convertido en el profesional más prolífico del periodo y Fachico se reveló como el principal crítico e intérprete visual de la arquitectura del periodo.

Perro y sombrero, Lanzarote, imagen del archivo Rojas-Hernández.

Perro y sombrero, Lanzarote, imagen del archivo Rojas-Hernández. FACHICO ROJAS. ARCHIVO ROJAS-HERNÁNDEZ

Un estudio-laboratorio para el arte total

El estudio de Manuel de la Peña materializaba la concepción de la arquitectura como arte total donde se integraban las artes y el diseño, con la idea de la modernidad como vehículo de transformación. El arquitecto había formado un equipo especializado que destacó por su juventud y su capacidad innovadora basada en la investigación participativa que se alineaba con el espíritu de las nuevas generaciones de profesionales que afrontaron la arquitectura con el ansia común de redescubrir la modernidad. Aquel equipo fue capaz de llevar las ideas a la práctica gracias a la capacidad de gestionar cada proyecto buscando formulas de economía total. Con la adaptación de las técnicas más innovadoras a los materiales y contexto de Canarias. Desde esta perspectiva, el estudio se establecía como un laboratorio en el que se trazaron los proyectos desde una visión poliédrica basada en un proceso constructivo examinado minuciosamente.

Como colaborador del estudio, Fachico no sólo recopiló una magnífica documentación de la mayoría de los proyectos que fueron construidos sino que también rescató el carácter y el impacto de aquellos edificios en su contexto inicial. En su archivo se cuentan numerosos ejemplos, desde El Hotel Las palmeras que se había convertido en símbolo de la modernidad alterando la fisonomía de la capital bajo los auspicios del turismo frente a la decoración de balcones y fachadas regionalistas, hasta imágenes tan evocativas como la visión del restaurante el Mesón de la Montaña en Arucas. Estas fotografías se convirtieron en las protagonistas de muchas de campañas publicitarias a la vez que eran publicadas en revistas de arquitectura nacionales e internacionales como L’Architecture d’Aujourd’hui. Hoy nos quedan como iconos para la memoria.

Manuel de la Peña. | FACHICO ROJAS. ARCHIVO FOTOGRÁFICO ROJAS-HERNÁNDEZ M. AYALA

(L) | FACHICO ROJAS. ARCHIVO FOTOGRÁFICO ROJAS-HERNÁNDEZ M. AYALA

Fachico y De la Peña: convergencias modernas

El fotógrafo y el arquitecto formaron un tándem de museo

En el año en el que se conmemora el centenario del nacimiento del madrileño Manuel de la Peña, exponente de la arquitectura moderna en Canarias y autor de las primeras construcciones turísticas del sur de Gran Canaria, se presenta hasta el 23 de junio en la Galería de Arte Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, en el Rectorado de la ULPGC, la exposición Fachico y De la Peña: convergencias modernas, una muestra que no sólo repasa la obra del arquitecto sino que recoge su relación con el fotógrafo canario Francisco Rojas Fachico, con quien formó un tándem cuyo resultado, hoy por hoy, se antoja como el mejor escaparate desde donde otear el incipiente desarrollo turístico de Canarias en los años 60 del siglo XX y, además, conocer la imagen que de éste se ofrecía en el exterior.

La exposición, comisariada por Axioma, Laboratorio de mediación artística, acerca a dos figuras fundamentales de la Historia del Arte y la Arquitectura en Canarias planteando un recorrido por algunos episodios y edificios que transformaron el paisaje natural y social de Gran Canaria en particular, y de Canarias en general, que aún se vinculan a nuestro presente: la llegada del turismo de masas, el reencuentro con la arquitectura moderna y su carácter integrador como obra de arte total o el maridaje entre arquitectura, turismo y publicidad. La muestra se puede visitar hasta el jueves (festivos cerrado) de 11:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas.

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