El turista singular

Nuria Álvarez: «Hay que ser flexible ante posibles cambios»

Un intercambio cuando tenía 16 años le abrió el mundo de los viajes en solitario

Nuria Álvarez.

Nuria Álvarez.

Patricia Ginovés

Patricia Ginovés

Nuria Álvarez Benito tiene 37 años y, aunque nació en Madrid, se trasladó a Tenerife con tan solo un año de edad. Su pasión por los viajes en solitario comenzó muy joven ya que cuando estudiaba 4º de ESO viajó a Canadá con un intercambio escolar y allí se hospedó en la casa de una familia local. «Desde allí viajé una semana a esquiar sola, cuando tenía unos 16 años». Precisamente por la edad que tenía, afirma que «no recuerdo que tuviera grandes miedos» en aquel momento y, de hecho, pidió permiso a sus padres: «Ellos siempre me han apoyado en mi pasión por los deportes de montaña», que continúa con los años. De hecho, en la imagen se la puede ver durante la ruta del Tour de Mont Blanc.

Jamás le ha frenado el hecho de ser mujer aunque «sí soy consciente de que tomo más precauciones que los hombres que he conocido y que viajan solos». Explica que lo más complicado «es dar el primer paso» y de hecho ella prefiere viajar con alguna amiga, «pero cuando no cuadra decido ir por mi cuenta». En esos casos siempre se pregunta si se aburrirá sola pero también tiene algún truco para conocer a gente y «al final siempre me he divertido mucho», celebra. Álvarez solo le encuentra ventajas a viajar sola ya que eso permite a uno decidir todos los aspectos de la aventura, sin consensuar con nadie y, además, puede conocer más gente que si se viaja acompañada porque, «por necesidad, se es más abierta».

Tras tantos años como viajera solitaria explica que, si se va a realizar el primer viaje sola, es recomendable elegir un destino seguro y que no haya dificultades de idioma: «Cuando ganes confianza podrás ir a países más complejos». También aconseja alojarse en un hostel o hacer alguna visita guiada porque esa es una buena forma de conocer a gente con la que también se pueden hacer planes porque otra de sus propuestas es buscar actividades interesantes en el destino y, sobre todo, «ser flexible a posibles cambios inesperados». Todo eso lo cuenta a pocos días de emprender su nueva aventura: esta Semana Santa se va a esquiar a los Alpes.

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