Yo, mi, me conmigo (y mi mochila)

La experiencia de viajar en solitario agudiza el crecimiento personal y va al alza: la practica uno de cada cuatro viajeros, mayoritariamente mujeres

El turista singular.

El turista singular.

J. M. Martín

Verano de 1969. Los Alcántara llegaban a Benidorm. La popular familia de ficción de la emblemática serie de televisión Cuéntame cómo pasó arribaba a la localidad alicantina para cumplir el sueño de ver el mar por primera vez. Era el prototipo de veraneo de las familias españolas de clase media durante los años setenta. Conducían con el coche repleto (abuela incluida) hasta llegar a su destino costero. En la playa, la abuela se quedaba en la orilla remojando los pies, mientras el resto de la tropa se daba un chapuzón. Ellas estrenaban traje de baño y ellos se deslumbraban observando a las turistas suecas que realzaban sus figuras con bikinis.

Medio siglo después, los modelos de viaje han cambiado sustancialmente. Si bien muchas familias siguen optando por la fórmula de los Alcántara, el nacimiento de las compañías aéreas de bajo coste ha hecho proliferar las escapadas al extranjero. Viajar se ha democratizado y está al alcance de cualquiera.

También la sociedad española ha experimentado un lifting. Al empoderamiento femenino se suma el aumento de los singles o familias monoparentales. Consecuencia de ello es una creciente tendencia al turismo en solitario. Esta práctica aumenta cada año. Son miles los que se despojan de miedos, se cuelgan la mochila y viajan sin compañía.

Según el portal statista.com, en 2022, uno de cada cuatro viajeros decidió viajar sin compañía. Las mujeres representan la mayoría (70% de las reservas individuales), independientemente de si tienen pareja o no. En el caso de los hombres, es más habitual que viajen solos cuando están solteros.

En cuanto a los destinos, Islandia, Malta, Portugal, Croacia o España se postulan como los más adecuados para los viajantes singles, según usuarios y expertos del sector.

Según datos de la plataforma Windu, en todas las reservas individuales registradas en Europa, España es el segundo país que exporta más turistas singles, detrás de Alemania, que con el 53% es el país con más viajeros en solitario.

¿Aburrido?, ¿arriesgado?, ¿peligroso? Muchos lo ven así y no se atreven. Sin embargo, además de estar de moda, viajar solo puede resultar una experiencia única, enriquecedora, incluso adictiva. Basta con pesar en una balanza las ventajas y desventajas, y liarse la manta a la cabeza.

Claves para viajeros en solitario:

1. La mejor forma de conocerse a uno mismo

Los psicólogos afirman que muchas personas no saben estar solas. El aburrimiento y la ansiedad les pueden llegar a apoderar cuando no tienen compañía. Y es que viajar solo es también un intenso viaje introspectivo que sirve para conocerse mejor, llegando a ser todo un reto y una experiencia terapéutica para aquellos a los que la soledad les da cierto respeto.

2. La mejor forma de conocer un sitio

Viajar en grupo puede suponer muchas veces que los viajeros no se pongan de acuerdo en sus intereses. Mientras unos querrían, por ejemplo, madrugar para ver iglesias renacentistas en una ciudad italiana, sus compañeros preferirían levantarse más tarde y visitar el estadio de fútbol del equipo de esa ciudad. Viajar en solitario regala la posibilidad de no depender de nadie, optimizar el tiempo y centrarse solo en lo que se desea hacer.

3. La mejor forma de conocer gente

Paradójicamente, cuando viajamos acompañados socializamos menos que yendo solos. La tendencia es relacionarnos con nuestro compañero o compañeros de viaje y no abrir miras. El viajero single tiende a abrirse más y hablar con el resto de viajeros o lugareños que va encontrando por el camino. Muchos de ellos también viajan solos, formándose a veces grupos de varios desconocidos que viajan sin acompañante.

Muchos escogen viajar en solitario pero dentro de un viaje organizado, para poder así conocer gente. huakai.es, weroad.es, uniitetravel.com, gruppit.com y almamochilera.com son algunas de las plataformas que se especializan en ofertar grupos de viajes para usuarios que deseen viajar solos o acompañados.

También existen apps, como Meetup y Geokeda (disponibles para IOS y Android) en las que se ofertan actividades de todo tipo (desde excursiones al aire libre hasta quedadas nocturnas para bailar o tomar una copa). Esta fórmula es ideal para el viajero en solitario que quiera conocer gente y unirse a una actividad en la localidad que esté visitando.

4. El inglés, el mejor aliado

¿Qué pasaría si estamos solos en un apeadero de tren de una localidad de un país asiático, nos encontramos a un grupo de mochileros escandinavos y queremos preguntarles si de dirigen al mismo destino que nosotros? Evidentemente es aconsejable saber inglés, al menos defenderse, sobre todo cuando no nos acompaña nadie que pueda hacerlo. Sin embargo, no en todos los países de habla no inglesa los ciudadanos hacen lo mismo. Si bien es fácil comunicarse en inglés en países como Alemania, Holanda y los escandinavos, en otros como los Balcanes o Japón es muy difícil encontrar a gente que lo sepa manejar.

También las nuevas tecnologías pueden dar soporte a aquellos que no sepan inglés o tengan problemas para comunicarse. Aplicaciones como Microsoft translator, Google Translator, Deepl y Itranslate permiten traducir simultáneamente a través de fotos, notas de voz o notas escritas, dependiendo de cada aplicación.

5. Siempre seguro

Viajar de forma responsable y debidamente protegida es aplicable tanto si se viaja acompañado como en solitario, aunque en este último caso la responsabilidad reside en uno mismo, al no tener al lado nadie que nos pueda ayudar. Estar debidamente documentado y cubierto sanitariamente es de primera necesidad. En países miembros de la UE nos basta con la tarjeta sanitaria europea. En el resto, es aconsejable contratar un seguro de viaje, cuyo precio oscila según el importe cubierto y la zona a la que se viaja.

También viajar con datos móviles es una manera de estar protegido, ya que nos permite hacer consultas en internet en todo momento, así como usar cualquiera de las aplicaciones que nos hagan falta (banca online, traductor, mail, etcétera).

En toda la Unión Europea un teléfono español puede utilizar los datos móviles de cada país sin implicar un coste adicional. Para el resto de países, es aconsejable comprar una tarjeta SIM de prepago, de precio relativamente asequible.

6. El peaje de viajar solo

Muchos hoteles carecen de habitaciones individuales, por lo que un huésped que se aloje solo tiene normalmente que abonar casi la totalidad del precio de una habitación doble. En caso de disponer de habitaciones individuales (más pequeñas que las dobles y provistas normalmente de una cama de 90 o 120 centímetros) suelen costar algo menos que una doble, pero siempre supone más importe que si compartimos habitación. Por ejemplo, un alojamiento en el que una habitación doble cuesta 50 euros por noche (cada uno de los huéspedes pagaría 25 euros) ofrecería habitaciones individuales a 35 o 40 euros, lo que supondría unos 10 o 15 euros más por noche que si nos hospedamos acompañados.

También los touroperadores y empresas del sector aplican un peaje a los viajantes singles: el llamado suplemento individual, que no es otro que un importe extra que se añade al precio normal por viajar sin compañía. La causa de este coste adicional es rentabilizar el precio de las habitaciones dobles que tienen para ofrecer.

Pero este suplemento se aplica tanto en viajes organizados como en tours de un día, incluso horas, donde no se pernocta, lo que implica que en este caso se adiciona el suplemento únicamente por un servicio de transporte y visita guiada.

Sin duda, es uno de los grandes inconvenientes de viajar solo. La alternativa es no contratar viajes organizados donde tengamos que pagar un suplemento y recurrir a un tipo de alojamiento más barato, como los hostel, donde además podemos compartir habitación con desconocidos para abaratar considerablemente el presupuesto.

7. Los ‘hostel’, paraíso de los viajeros ‘singles’

Si hay un tipo de hospedaje que va como anillo al dedo a los viajeros solitarios son los llamados hostel. Son un híbrido entre albergue y hostal algo evolucionado. Suelen tener más afluencia de público joven y están decorados de forma funcional, pero resultona, cuidando mucho el diseño. Ofrecen habitaciones privadas dobles o individuales con baño privado o compartido. En este caso, los precios suelen estar a la par de un alojamiento de 2 o 3 estrellas o de un apartamento airbnb.

Pero el tipo de hospedaje típico por excelencia de un hostel es la habitación compartida. Suelen ser habitáculos con literas y taquillas para depositar objetos de valor. Los huéspedes pueden alojarse en habitaciones masculinas, femeninas o mixtas. La capacidad suele oscilar de cuatro ocupantes hasta incluso más de doce. Los precios son realmente bajos (dependiendo de la ciudad pueden oscilar entre los 10 y los 30 euros por noche, y muchos ofrecen servicio de desayuno).

Pernoctar con desconocidos puede sonar a disparate para muchos. Sin embargo, además del precio, compartir habitaciones puede convertirse en una experiencia única y perfecta cuando se viaja solo y se quiere conocer gente. Para muchos, es la esencia de viajar solo.

Para encontrar un hostel podemos acudir a buscadores generales de viajes o recurrir a otros más específicos, como hostelworld.com, hihostels.com y www.hostels247.com, entre otros.

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