La Provincia - Diario de Las Palmas

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Susana Estrada Actriz, cantante y empresaria

Susana Estrada: «España está llena de Rubiales; se han hecho y visto cosas peores»

«No es un comportamiento adecuado para el cargo. Pero de ahí a convertir un beso en una agresión sexual... ¿De qué estamos hablando?», afirma

Susana Estrada Adrián Muser

Si hay alguien que ha hecho con su cuerpo lo que quiso y cuando quiso esa es Susana Estrada (Gijón, 1949). Icono de la Transición y reina del destape (término que no le gusta), a esta actriz, cantante y empresaria que empezó muy joven como bibliotecaria amateur en el Ateneo Obrero de Gijón se le debe en 1976 el primer desnudo integral de España: al igual que sucede en Gilda, ella se quitó poco a poco la ropa, pero en su caso solo se dejó puesto un guante. Fue en un escenario en Madrid en 1976 durante el espectáculo Historia del streap-tease. Esto le valdría el premio «Acontecimiento popular» del año del diario Pueblo y lo volvió a hacer: su pecho al descubierto al recoger en 1978 el galardón junto a Enrique Tierno Galván (el auditorio era mucho más amplio y, además de miembros del gobierno conservador de Adolfo Suárez, éste incluido, había dirigentes mundiales, escritores, cómicos, aristócratas…) dejó a más de uno con la boca abierta, con una sonrisa de oreja a oreja a los presentes y, por supuesto, dio la vuelta al mundo.

«Tengo guardadas las portadas de entonces de algunos diarios, titulaban La democracia ha llegado a España’», explica divertida y, cómo no, orgullosa Susana Estrada desde su casa en Benidorm. Allí la localiza el periódico para preguntarle por el reciente y sonado concierto de una reivindicativa Eva Amaral con sus pechos al descubierto. Pero la actualidad vuela y cuando Estrada se pone al teléfono para reflexionar sobre esto de Amaral «como que ya ha quedado para envolver el pescado, ahora lo que toca es lo de Rubiales, ¿no?», puntualiza ella. Toda la razón.

Pues dígame: ¿qué piensa de todo lo ocurrido en torno al acto de Luis Rubiales hace ya dos semanas?

Vamos a ver. Yo al hecho en sí no le doy mucha importancia. Fue un pico con el cual la deportista parecía sonreírse al principio, haciendo bromas en el bus y sin darle importancia. Ese comportamiento no es propio de un presidente de una federación de fútbol. Cierto. No pinta nada ahí un beso, como tampoco pintan los que hemos visto en otras ocasiones entre el mismo Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, y otros políticos o miembros del gobierno. No son comportamientos adecuados para el cargo. Pero de ahí a convertir un beso en una agresión sexual... ¿De qué estamos hablando? Fue un gesto desafortunado y punto, un comportamiento inadecuado como tienen tantos otros. España está llena de Rubiales. Se han hecho y visto cosas peores de este tipo. El beso fue un pico entre dos adultos. Y la deportista dijo luego que no le daba importancia, pero tampoco le había gustado.

Ahí no se quedó la historia.

Todo lo que ha venido después es desproporcionado, se ha salido de madre por un puñetero pico. Yo no conozco a ese señor, a Rubiales, pero desde luego no voy a participar en un linchamiento público como el que le están haciendo. Pienso que ha venido muy bien al gobierno, al señor Pedro Sánchez, otro macho alfa, y a (Yolanda) Díaz para tapar algo más grave como es la negociación con Junts y Bildu. Así lo creo. No se puede hacer de un beso, un pico, un problema de estado como han hecho. Creo que hay mucha gente con el corazón negro y la mente sucia. Hay intereses económicos y políticos detrás de esto, maniobras de distracción. Las feministas acérrimas aprovechan esta movida para machacar a los hombres. Es que va a llegar un momento que si te quieren besar la mano será una agresión sexual. Eso es pasarse 27 pueblos.

Lo que se ha tapado es el triunfo de la selección femenina de fútbol, de unas mujeres que han hecho historia.

Efectivamente. Hablamos de Rubiales y no de que son campeonas del mundo. Lo que tendríamos que estar haciendo es felicitando a estas mujeres que han tenido que luchar mucho para estar ahí, en la cumbre. Esto se ha visto empañado por todo lo que hemos montado, les hemos quitado el protagonismo. Yo creo que deberíamos haber celebrado su éxito. Es grande que se hayan convertido en campeonas del mundo contra todo pronóstico. Tenemos a más mujeres que han hecho historia y que han conquistado un territorio de hombres. Hace un puñado de años en España veían a las mujeres jugar al fútbol y las mandaban a casa a fregar. Pues el logro lo hemos enturbiado. Queda claro que lo último que importa en todo esto son las mujeres y los derechos, de lo que nadie se ocupa. Yo estoy volcada con ellas. Deberíamos haber celebrado el triunfo y luego pedir la cabeza del bautista.

Se habla mucho de la libertad sexual de las mujeres. Por ir al grano, y sin ánimo de que suene a grosería, ¿tiran más dos tetas que dos carretas?

Siempre, siempre han tirado más dos tetas que dos carretas, la verdad. Esto sigue siendo así y lo seguirá siendo por los siglos de los siglos. Las mujeres tenemos fuerza y debemos saber utilizarla bien.

La cantante Eva Amaral decidió este verano cantar con el pecho descubierto en un festival para reivindicar la libertad de las mujeres, la dignidad de su desnudez...

Yo creo que eso ya está obsoleto y ya no tiene sentido. Con eso no se hace nada nuevo, ni se reivindica nada. En el siglo pasado se reivindicó todo lo que había que reivindicar en este sentido. A ver cómo lo digo para que sea correcto y no ofender a nadie, algo muy difícil hoy en día, por cierto. Parece ser que las libertades las ha conquistado la gente joven de ahora, las de Podemos... Pero resulta que llevamos viviendo una democracia desde que se murió el señor Francisco Franco. Van a ser 48 años ahora en noviembre. En el 76, el 77, el 78, ya tuvimos el «boom del desnudo». Que vengan hablando ahora de las libertades de la mujer y del empoderamiento… Ya esta empoderada desde hace 48 años.

¿Cree que hay libertad sexual en España?

Claro que la hay. A ver, en la época de Franco ya conseguimos varias cosas las mujeres. Una cuando llegó la píldora. El anticonceptivo hizo a la mujer dueña de su cuerpo: tengo un encuentro sexual y no tengo miedo a salir de ahí con una barriga, puedo tener sexo sin consecuencias no deseadas cuando quiera. Esa fue la primera revolución que tuvimos, no solamente en España, sino a nivel mundial, todas las mujeres.

Dirá lo que quiera, pero enseñar las tetas se ha convertido de un tiempo a esta parte en una forma de reivindicación: Amaral, Femen...

Pues ahora mismo no significa nada ni reivindica nada. Te vas a la playa y todo el Mediterráneo está lleno de mujeres, de todas las edades, con el pecho al aire, incluso más. A las mujeres de antes para verles el culo había que apartarles las bragas. A las mujeres de ahora para verles las bragas, hay que apartarles el culo.

¿Se refiere al tanga?

Efectivamente, está lleno de ellos. Entonces, a ver, ¿qué hay que reivindicar así? Hoy en día, poco o nada. En el régimen franquista las mujeres no tenían acceso a ciertos trabajos porque tampoco tenían la preparación para ellos, porque no se nos daba. En una casa estudiaban los varones la carrera, no las hembras. A las mujeres se les enseñaban otras cosas, a bordar, coser, limpiar… Pero eso ya cambió hace muchos años. Todo se ha superado.

¿Se ha vuelto la sociedad española, quizás, más ñoña? ¿Nos escandalizamos ahora más fácilmente que en la Transición, por ejemplo?

Yo diría que nos hemos vuelto más gilipollas. La gente joven, por ejemplo, hoy se cree todo lo que sale en las redes, para ellos es dogma de fe. Pues no, todo lo contrario. No se ocupan de investigar, aprender y ver si es cierto todo lo que les están contando. Han pasado 48 años desde que ha muerto Franco, pero usted estará de acuerdo conmigo que nunca hemos oído hablar tanto de él como ahora. Y los que lo vivimos tenemos la responsabilidad de hablar, de decir a esos jóvenes que antes las cosas eran de una manera, peor por supuesto, pero ahora son de otra. Hay que contar la verdad sin manipular, pero la gente no se ocupa de saber si lo que le cuentan es o no verdad.

¿Qué se manipula o no se cuenta correcto de la España franquista y de la de la Transición que usted vivió?

Me choca cuando hablan de esa España oscura, en blanco y negro. Yo la viví, yo no estaba en coma profundo, pero no recuerdo esa España, no me enteré. Sí me acuerdo de una España alegre, divertida, con respeto y con educación. Eso lo hemos perdido.

¿Qué recuerdos tiene de la famosa foto con Tierno Galván?

Buenísimos.

Oiga, ¿fue sin querer lo de descorrerse la chaqueta y enseñar el pecho?

Bueno, a ver, era un clip sencillo, con lo cual había mucha posibilidad de que ocurriera. Porque yo no usaba sujetador, no usaba ropa interior. Era muy posible que ese enganche se cayera, y se cayó...

¿Se ha arrepentido alguna vez de aquel gesto?

No, no, cómo me voy a arrepentir de semejante cosa, todo lo contrario. Es que aquello no era solo que estuviera Enrique Tierno Galván, sino mucha gente más. Aquello sí que fue una carta a todo, sin saber muy bien cómo iba a salir de allí, si esposada o qué. Con toda esta gente allí. No solo eran de categoría los premiados, sino que los invitados... Había de todo y en aquella época. ¿Cómo me voy a arrepentir de una foto que dio la vuelta al mundo?

¿Alguien le reprochó algo, le trató de apartar, tapar, la insultaron?

Nadie. Nada. Todo el mundo se quedó con una sonrisa de oreja a oreja. Porque ustedes supongo que tendrán la clásica foto mía junto a Tierno. Pero a mí desde el gabinete de prensa de Adolfo Suárez me mandaron luego una colección de fotos del copón de ese día.

¿Cree que se podría repetir algo similar hoy en día?

No sé. Seguro que a la que lo hiciera la pondrían en la picota. Pero es que ahora eso no tendría sentido, porque ya no hay nada que reivindicar así. Entonces aquello fue muy importante para decir: las mujeres estamos aquí, queremos ser libres, somos libres. Creo que lo hemos logrado, eso de no tener que aguantar a un hombre hasta que la muerte me separe de él porque esté mal visto dejarlo si no estoy a gusto, o porque me maltrata o me pone los cuernos. O simplemente se acabó y no hay amor. O no quiero seguir llevando una vida de esclava. Hemos logrado eso, dejarlo porque me da la gana y tengo otras inquietudes como persona, como ser humano. Eso era lo importante y lo que se reivindicaba antes. Tener derecho a una sexualidad propia. Ya la tenemos.

¿En qué anda Susana Estrada hoy en día? ¿Algún proyecto?

No, no tengo nada en mente. Me llaman para hacer cosas y elijo lo que me apetece. Hace poco estuve con Mercedes Milá en su programa. Hago lo que me apetece cuando quiero.

Se lo ha ganado, ¿no? El poder de decidir qué hace.

No es que sea millonaria, ojo, pero sí, me lo puedo permitir y vivo bien. Ojalá fuera como el de Zara (Amancio Ortega), que ese sí que tiene su mérito, un hombre que salió de la nada y mira donde ha llegado.

Bueno, usted tampoco es que lo haya tenido fácil, creo yo.

A mí no me ha regalado nada nadie. Lo que tengo me lo he ganado a pulso. He sido productora de mis propios espectáculos, he arriesgado mi propio dinero para hacerlo como yo quería.

Por cierto, ¿cómo ve el cine de ahora? ¿Ve algo similar con lo que usted hacía, el destape?

Nada. El cine de ahora no funciona. Siempre he odiado eso del cine del destape, pero entiendo que hay que llamarlo así. Antes había un montón de mujeres haciendo cine de todo tipo. Maruja Díaz, Carmen Sevilla, Lola Flores... Todas acabaron en Interviú también, ¿eh? Todas hicieron películas con alguna escena de esas que no se podían ver, eran mujeres bellas... El cine antes daba mucho dinero y se iba a las salas a ver cine español. Ahora no y se subvencionan cosas descabelladas. ¿Qué películas han funcionado? Pues que sepamos las de Santiago Segura, que son el equivalente a la de los cómicos que había antes: Esteso, Pajares, López Vázquez... Eran películas por su sitio que se veían muchísimo y dieron muchísimo dinero.

¿Por qué ha elegido Benidorm para vivir?

Llevaré unos 17 años. Lo elegí casualmente por unos amigos. Me vine un día y me quedé. Pero ahora es insoportable y aguanto mal el calor. Cada día más calor y más gente. Aparte están los guiris, gente que viene a aquí a emborracharse, a drogarse, a montar follón. Andan en pelota picada por la calle, como su madre les trajo al mundo, a plena luz del día...

No me diga ahora que a usted le escandaliza ver eso.

No, no, vamos a ver, ni me escandaliza ni me deja de escandalizar. Pero no me gusta el turismo de borrachera, de montar follón, de drogarse, de gritar, de ir cayendo por la calle, en calzoncillos o sin nada, vomitando. Nada tiene que ver eso con el desnudo, sino con la mala educación. Es desagradable para cualquier persona.

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