¿Una UE sin humo a partir de 2040?

Profesionales sanitarios, gestores de salud pública y activistas se felicitan de las nuevas recomendaciones de la UE contra el tabaco en exteriores y los vapeadores, pero piden compromiso político para ganar definitivamente la batalla

¿Una UE sin humo a partir de 2040?

¿Una UE sin humo a partir de 2040? / LP/DLP

Daniel G. Sastre

Los activistas contra el humo están de enhorabuena. Dos noticias de finales de de 2024 confirmaron que están cada vez más cerca de lograr sus objetivos: por un lado, la última encuesta oficial Edades constató que el consumo de tabaco está en España en su nivel más bajo en 30 años; por otro, los ministros de Sanidad de la Unión Europea aprobaron por unanimidad unas recomendaciones a los miembros que van en la línea de conseguir que menos de un 5% de la población consuma tabaco en 2040. Los expertos coinciden en que es un objetivo realista, aunque su ejecución dependerá en última instancia del empeño que ponga cada país en trasladar esas directrices a sus reglamentos nacionales y su esfuerzo por cumplirlas.

Las recomendaciones aprobadas en Bruselas van sobre todo en dos líneas: acotar cada vez más el consumo de tabaco también en exteriores, y equiparar progresivamente las restricciones de cigarrillos tradicionales y dispositivos electrónicos. Con respecto a las áreas que piden que se liberen de humos en ese horizonte de 16 años están las terrazas de bares y restaurantes, los parques, las piscinas, las paradas de transporte público, los eventos públicos y otros lugares al aire libre. Y, sobre las alternativas al consumo tradicional de tabaco, equiparan en muchos casos los aerosoles que emiten con los cigarrillos de toda la vida.

El Gobierno ve en estas medidas un respaldo a las políticas que ha reforzado, desde su llegada al área de Sanidad, la ministra Mónica García. Tras felicitarse por unas recomendaciones con las que el Ejecutivo está «completamente alineado», la ministra afirmó desde Bruselas: «Conseguir la primera generación libre de humo en 2040 es una tarea en la que España no solo está comprometida, sino que ya está trabajando a fondo en medidas ambiciosas y punteras para poner a nuestro país en la vanguardia de la lucha contra el tabaquismo».

Los colectivos que se alegran de estos anuncios son tanto profesionales sanitarios como responsables de salud pública u organizaciones civiles que se oponen al tabaquismo. Y representantes de esos tres ámbitos piden que se vaya aún más lejos. Por ejemplo: que, más que una «generación libre de humos», se hable de una «generación libre de tabaco», lo cual significaría que, a partir de un determinado año de nacimiento, empezaría a haber personas que nunca en su vida podrían comprar legalmente esos productos.

De momento, profesionales que han visto en primera línea los estragos del tabaco, como el jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Vall d’Hebron, Josep Tabernero, se felicitan por la voluntad de «acotar la posibilidad de fumar en espacios abiertos». También afirma que pensar en que estas recomendaciones pueden cumplirse «es realista, pero dependerá del empeño que tengan las autoridades». El doctor Tabernero, que recuerda que «el tabaco causa entre el 30% y el 35% de los todos los cánceres», pide también que se pongan trabas a la adquisición de estos productos, sobre todo por la vía del aumento de impuestos.

«Me da mucha vergüenza», dice Esteve Fernández, director del Centro colaborador de la OMS por el control del tabaco, cuando se le pregunta por las colas de franceses que cruzan la frontera para comprar tabaco. «El precio del tabaco aquí es la mitad que en Francia, y tendría que subir, porque es la principal medida que lleva a los fumadores a dejarlo. Y además estamos debilitando una política muy seria y bien hecha del país vecino. Si aquí de media un paquete vale cinco euros, allí son 10, y en otros países como Irlanda ya son 12», subraya Fernández, uno de los principales expertos españoles en la materia.

Multas

En el horizonte político está precisamente la actualización de la Ley del tabaco que, en 2005, revolucionó sectores como la hostelería. En ese sentido, la presidenta de la oenegé Nofumadores, Raquel Fernández-Megina, pide «poner en práctica las recomendaciones de la UE para modificar una norma obsoleta, porque los nuevos dispositivos electrónicos están enganchando a toda una nueva generación». Es un asunto en el que también incide el resto de expertos, porque «hay evidencia científica de que los jóvenes que usan vapeadores tienen entre dos y tres veces más riesgo de acabar siendo fumadores de tabaco tradicional, que son la puerta de entrada», subraya Esteve Fernández.

«Hace 15 años todo el mundo decía que no era realista que no se fumara en los interiores de bares, y se consiguió, y ahora todo el mundo está contento con eso», añade Fernández para sostener que una Europa sin humo en casi ningún espacio exterior en 2040 es un objetivo no solo «ambicioso» sino también «realista». Aunque coincide con Tabernero en que la implicación de las autoridades es imprescindible: «Si la Ley del tabaco actual ha tenido este impacto es por todo el trabajo de preparación que se había hecho, por el debate social. Y después hay que hacer cumplir las leyes. Nos gusta más convencer que poner multas, pero si hoy el 99,5% de los conductores se pone el cinturón de seguridad es porque los cuerpos policiales se dedicaron a controlarlo».

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