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Luis Sahera, actor de 'Animal': «El problema no es que estés encasillado, sino no trabajar»

Luis Sahera

Luis Sahera / PI

Marisa de Dios

Su personaje, Antón, es un veterinario vocacional, pero un desastre en su vida personal.

Sí, es un hombre enamorado de su profesión, de la ganadería y de la vida al aire libre. Es un tipo rural, salvaje, que de repente acaba en Kawanda, una tienda de mascotas que gestiona su sobrina, y para él es como aterrizar en otro planeta. No lo lleva nada bien y se enfrenta a situaciones cómicas con sus compañeros. Además, acaba metido en una trama ilegal…

Es un tipo de aspecto rudo, pero en el fondo es un buenazo.

Sí, es un hombre superado por las circunstancias, un tipo estresado, cuyo mundo se desmorona y está cambiando: de la pequeña ganadería se pasa a las macrogranjas, y él empieza a perder trabajo, no entiende esa cultura de ahora de tener un animal y cuidarlo como si fuera el faraón de Egipto. Eso le genera ansiedad y situaciones cómicas. La serie juega con esa diferencia entre la visión rural y la urbana de los animales.

¿Le resulta cercano ese perfil de hombre de campo?

Sí, claro. De niño iba mucho a una aldea de Galicia con mis padres, La Peruca, donde vivía unos veraneos eternos, y a la Isla de Arosa. He vivido esos carros de madera tirados por vacas... En Galicia es difícil no tener vinculación con el mundo rural. Y me gusta caminar por el monte. Soy un poco montaraz.

¿Le gustan los animales?

Con esta profesión que tengo, sinceramente no puedo tener animales. Me gustan, claro, pero nunca he tenido. Sí tengo compañeros y compañeras que tienen perros, y mi relación con ellos es cordial, sin más.

¿Ha aprendido algo sobre animales gracias a la serie?

No, qué va. Esto es una ficción cómica, y los animales tampoco lo pasan demasiado bien en un rodaje. Hay profesionales que los cuidan y están pendientes de ellos, mientras nosotros estamos a lo que estamos, porque en la televisión ahora todo va muy rápido. Me acuerdo de una cobaya embarazada que aparecía en la serie a la que no le gustaba que la llevaran de aquí para allá y que mordía bastante. Grababas un poco alerta para que no se te echara a la boca. Hubo que cambiarla porque no se dejaba manejar.

Luce su acento gallego. ¿Alguna vez ha sido un impedimento en su carrera?

Sí, antes solo funcionaba el acento neutro, el de Madrid o Castilla, y los demás eran estereotipos: el andaluz simpático... En aquella época perdí trabajos por mi acento. Ahora eso ha cambiado: los directores jóvenes, la nueva hornada, valoran la riqueza de acentos que hay en España y todos podemos trabajar con naturalidad sin ningún problema.

¿Por qué cree que casi siempre le ofrecen papeles de tipo chungo?

Mucha gente me dice que es por mi voz o por este careto que tengo. En España se encasilla bastante: si funcionas en un registro, los directores no arriesgan. Eso pasa menos en otros países. Entiendo que los productores o los directores vayan a lo seguro y si Zahera les funciona como malo, pues bienvenido sea, porque al final lo importante es trabajar. El problema no es que estés encasillado, sino no trabajar. Claro que a todos nos gustaría probar otros registros: los malos quieren hacer de buenos, los guapos de feos… Yo lo acepto, aunque también habría que aprender a decir que no.

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