La mujer que destapó el ‘caso Gürtel’ pero echó a perder su vida
Un libro novela la historia de Ana Garrido, la humilde concejal de Boadilla del Monte que puso la primera denuncia contra la trama que hizo caer un Gobierno de España

Javier Bardón, autor de ‘Ana contra Gürtel’, y Ana Garrido, protagonista del libro. / LP/DLP
Daniel G. Sastre
Algo olía a podrido en varios ayuntamientos del oeste de Madrid en la primera década del siglo. Algunos concejales y alcaldes vivían claramente por encima de sus posibilidades: compraban apartamentos en Miami, iban a jugar a golf en helicóptero, paseaban coches y trajes de lujo... Pero, parafraseando el dicho vasco, para que algo exista hay que ponerle nombre. Y en este caso, lo que subyacía era una trama de corrupción tan grande que hizo caer al Gobierno de España, y el nombre que se le acabó poniendo al caso fue Gürtel —correa en alemán—, en honor a su principal protagonista, el empresario Francisco Correa.
Pero, ¿quién levantó primero el dedo para señalar aquellas tropelías? Fue Ana Garrido, modesta funcionaria del Ayuntamiento de Boadilla del Monte, que empezó a ver cómo se le pedían informes a favor de determinadas empresas o firmar documentos ilegales. Y que, por negarse, acabó degradada y de baja por depresión. Utilizó ese tiempo para elaborar un dosier que se convirtió en una herramienta fundamental para condenar a los empresarios que habían montado una red clientelar vinculada sobre todo al PP y a varios ayuntamientos gobernados por el partido, así como a los cargos electos que se lucraron mediante adjudicaciones fraudulentas a las compañías de la trama. Las ramificaciones llegaron a la Comunidad Valenciana y Galicia.
«Se sentían intocables», dice Garrido. «Siempre habían funcionado así, y no se planteaban que eso les pudiera perjudicar. A mí un alcalde me dijo: ‘Si yo no fuera alcalde, me gustaría ser director de un campo de golf’. Yo pensé que un alcalde debería tener vocación de servicio, pero a él lo que le encantaba era que le abrieran la puerta del coche, ir a un palco VIP, no tener que esperar para comer en un restaurante», añade, para radiografiar a esos personajes que durante unos años fueron tan habituales en la política municipal española.
Acoso laboral
A Ana Garrido puede vérsela como una heroína de la democracia, pero ella tuerce el gesto si se le dice que, en su lucha desigual, ha ganado a los corruptos. «Todo esto me ha arruinado la vida», asegura en Barcelona, donde presentó el libro Ana contra Gürtel (editorial Alrevés), que cuenta su historia.
El acoso laboral al que la sometió el alcalde sobre cuyas prácticas puso el foco, Arturo González Panero —conocido como El Albondiguilla y condenado a más de 36 años de cárcel—, no terminó cuando se vio obligado a dejar el cargo. De hecho, denuncia que uno de sus sucesores, Antonio González Terol, siguió haciéndole mobbing, y el Ayuntamiento de Boadilla fue condenado y tuvo que indemnizar a Garrido.
La primera denunciante del caso Gürtel tuvo que aguantar, desde 2009, cuando puso en conocimiento de la justicia los hechos, muchos años de ninguneo y desprecios públicos. No fue hasta 2021 cuando la Audiencia Nacional dictó sentencia firme en la pieza de Boadilla, entre otros contra González Panero. «A base de recurrir y recurrir, se van alargando todos los procesos y es un desgaste económico, emocional y psicológico, al margen de la campaña para desacreditarte por medios financiados por el ayuntamiento», explica.
Después de todo eso, Garrido vive ahora en Conil (Cádiz), en una zona rural humilde en la que, sin embargo, le cuesta pagar el alquiler. Ha dedicado su vida posterior, entre otras cosas, a implicarse en la defensa de los denunciantes de corrupción.
A través de una empresa llamada Proética, y apoyada en una nueva normativa europea que, según ella, tiene «muchas carencias», tomó contacto con asociaciones anticorrupción para ayudar a proteger a denunciantes como ella. «Pero ahora tengo que cambiar de profesión por prescripción médica, que a ver cómo se hace eso con 59 años», dice.
¿Volvería a denunciar, visto lo visto? «Sí, porque yo soy como soy, pero cambiaría muchas cosas. A mí no me parece normal estar pasándolas putas por hacer lo que hay que hacer».
Quien firma el libro sobre Garrido es Javier Bardón, psicólogo y «otras 20 cosas», como se define él mismo. Ha decidido novelar la historia, en parte para hacerla más amena y en parte por evitarse problemas legales. Porque, le interrumpe Garrido, en su pueblo, después de todo, «sigue gobernando la misma gente».
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