El Ejecutivo está en "estrecho contacto" con las negociaciones para resolver la disputa, en la que media el llamado Servicio de Arbitrio y Conciliación (Acas, en sus siglas inglesas), informaron fuentes gubernamentales a la cadena pública británica BBC.

Desde Acas, una portavoz precisó que ese organismo mantendrá durante el fin de semana contactos con representantes de los empleadores y los sindicatos "para ver si podemos avanzar".

Líderes sindicales y representantes de las empresas afectadas tienen previsto reunirse la próxima semana en Londres para resolver el contencioso.

Más de un millar de trabajadores secundaron este viernes las protestas y los paros en varios puntos del país para manifestar su malestar ante la decisión de la petrolera francesa Total de contratar a trabajadores extranjeros para una de sus refinerías.

Las movilizaciones empezaron tras anunciar Total el pasado miércoles que la empresa italiana IREM se adjudicaba el contrato para construir una nueva unidad de procesado en la refinería de Lindsey en North Lincolnshire (norte de Inglaterra).

A día de hoy, un centenar de empleados italianos y portugueses se encuentran trabajando en la planta, pero se espera que el próximo mes lleguen 300 obreros más, algo que los trabajadores británicos consideran "escandaloso".

Total, empero, ha asegurado que sus operaciones de refinado no se verán afectadas por el paro y que el contrato suscrito con la empresa italiana no conllevará el despido de ninguno de sus empleados de Lindsey.

El paro de esa la refinería, donde más de 600 trabajadores continúan con las protestas, ha provocado huelgas de apoyo en todo el país.

Unos 700 obreros de la refinería de Grangemouth, en Falkirk (Escocia), y 400 empleados de la de Wilton, en el norte de Inglaterra, se han unido a las reivindicaciones de sus colegas de Lindsey.

También desde el sur de Gales los trabajadores de la central de Aberthaw han salido a la calle en una muestra de solidaridad con sus compañeros.

Asimismo, la empresa British Nuclear Fuels (BNFL), propietaria de la central nuclear de Sellafield (norte de Inglaterra), confirmó que 900 contratistas debatirán este lunes la posibilidad de ir a la huelga.

Los manifestantes portan pancartas en las que piden al primer ministro, Gordon Brown, que garantice, tal y como prometió el año pasado, "un empleo británico a cada trabajador británico".

Sin embargo, el secretario de Estado de Empleo, Pat McFadden, subrayó que la promesa de Brown, hecha durante el congreso anual del gubernamental Partido Laborista el pasado septiembre, no significa que se vaya a animar a las compañías británicas a violar las leyes europeas sobre la libertad de movimiento de trabajadores.

Los sindicatos, por su parte, insisten en que no se trata de una protesta contra los trabajadores extranjeros, sino "contra las compañías extranjeras que discriminan a los trabajadores británicos".