Mientras el sector privado y los gobiernos buscan una estrategia de salida para esta crisis, las medidas proteccionistas empiezan a multiplicarse, con la más reciente dentro del paquete de estímulo económico en Estados Unidos.

Según una disposición incluida en esa legislación, se exigiría el uso exclusivo de acero y hierro estadounidense en proyectos de infraestructura, y aunque esa medida debe ser revisada por el Senado en los próximos días, ya es vista como un adelanto de lo que se viene.

"El proteccionismo es una enfermedad y además contagiosa. El único antídoto es un acuerdo en la Ronda de Doha. De lo contrario, tendremos un largo y oscuro periodo de proteccionismo", advirtió el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Amorim.

Brasil es uno de los países emergentes -junto a China e India- que ha estado más involucrada en los últimos años en buscar un acuerdo en las negociaciones de la Ronda de Doha.

Amorim recalcó que el alza de los aranceles a las importaciones no es la peor amenaza que se cierne sobre el comercio internacional, pues recordó que hay otros mecanismos de los que los países ricos se pueden servir para proteger sus mercados "y que no están al alcance de los países pobres", como es el caso de los subsidios.

Por la Unión Europea, habitualmente defensor de intereses opuestos a los que tienen los países en desarrollo, la comisaria de Comercio, Catherine Ashton, consideró que los responsables políticos "quizás no estamos comunicando bien a la gente que el comercio es parte importante de la solución y no el problema".

Buena parte de los países asiáticos dependientes del sector exportador, con China a la cabeza, ya sufre las consecuencias del fuerte descenso de la demanda en sus principales mercados, principalmente EEUU.

Como representante de uno de los países afectados, el ministro de Comercio surcoreano, Kim Jong-Hoon, recordó que el proteccionismo es "como un círculo vicioso, si un país toma medidas de ese tipo sus socios comerciales harán lo mismo".

El último día de debates en Davos estuvo fuertemente dominado por este tema, tras una reunión que celebraron ministros de una veintena de países para tratar sobre las posibilidades de sacar adelante la Ronda de Doha y dar así una fuerte señal de confianza a la economía global.

Según el director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, la crisis crea obstáculos, pero a la vez abre una oportunidad para concluir de una buena vez siete años de negociaciones en favor de una mayor liberalización del comercio.

"Es más difícil porque algunos gobiernos no han explicado a sus ciudadanías lo que han negociado, pero (un acuerdo) también es visto por todos como necesario para reducir el margen de maniobra que tienen los gobiernos para adoptar políticas proteccionistas", explicó.

La ministra de Comercio de Indonesia, Mari Pangestu, abogó por reanudar las negociaciones de Doha porque "lo que hay sobre la mesa de negociaciones en los capítulos agrícola e industrial traería muchos beneficios a los países en desarrollo".

Sin embargo, los dos países a los que se acusó de bloquear un acuerdo el pasado julio -India y EEUU- no tuvieron representantes en el debate, a pesar de que se había anunciado la participación del ministro indio de Comercio, Kamal Nath.

El otro tipo de protección que se teme incumbe al sector financiero, en la medida que la decisión de varios gobiernos de capitalizar sus bancos implicaría la condición de favorecer los préstamos a las compañías nacionales, agravando así la "sequía" de créditos en dirección de los países en desarrollo.

En ese sentido, la ministra indonesia pidió que el G-20 (grupo de países industrializados y emergentes) cree un fondo global de desarrollo o "fondo de vulnerabilidad" que permita refinanciar a los bancos multilaterales y regionales con fines de desarrollo.