El precio de los alimentos frescos en Canarias se triplica desde que salen del campo hasta que llegan a la cesta de la compra de los consumidores. Los agricultores aseguran que el margen de negocio es "escandaloso" y "sangrante", y que existen productos como el repollo donde el beneficio limpio que obtiene el vendedor final alcanza el 838 %. Lo mismo sucede con la berenjena y las acelgas, con una ganancia para el intermediario del 588 y del 313 % respectivamente.

"El agricultor está ya al límite, pero vemos que los márgenes comerciales de intermediación apenas bajan". El secretario insular de la Coordinador de Agricultores y Ganaderos (COAG) en Tenerife, Miguel López, asegura que los hogares canarios están sufriendo el exceso de voracidad recaudatoria de los empresarios. En estos momentos, el coste de los productos frescos para hacer un potaje se triplica desde que un agricultor pone precio a sus verduras hasta que caen en manos del cliente final. Un estudio de la organización constata que en el último mes este margen se incrementó en una décima. Esta situación es extensible también a los productos ganaderos, donde la cantidad se duplica en este camino desde la tierra al hogar.

El repollo es el producto agrícola donde más se acentúa esta diferencia. Su precio se multiplica hasta por 9,38 veces desde el origen hasta que se coloca en las estanterías de los comercios. El agricultor recibe 13 céntimos de euro el kilo, pero el vendedor final tiene colocado un cartel de venta al público de 1,22 euros, por término medio. Esto supone que los mediadores obtienen un margen de beneficio sin contar el pago al productor del 838 %.

Pero no es el único caso, ya que la diferencia con la berenjena es 6,88 veces superior. El agricultor vende la mercancía al precio de 51 céntimos y el consumidor saca de su bolsillo 3,51 euros el kilo. En el caso de la acelga, el coste se cuatriplica. Su precio en origen es de 63 céntimos y en las fruterías se encuentra a 2,58 euros, dejando un margen limpio del 313 %.

Pero no sólo sucede con los productos del campo, sino también en la ganadería. La persona que compra carne de cerdo paga cuatro veces más que la cantidad recibida por el ganadero. En origen cuesta 1,98 euros el kilo de carne y en el punto de venta final se compra a 4,09 euros.

Los representantes de la COAG en Canarias, Rafael Hernández y Miguel López, coincide en que el beneficio empresarial es "sangrante y escandaloso". Los agricultores reconocen que hay productos como la col que se está quedando en la huerta en islas como Gran Canaria porque no resulta rentable ponerlo en el mercado. Incluso, lamentan la importación masiva de terceros países con la papa, después del mal año que sufrieron en 2009.

Miguel López confía en que la entrada de nuevas cadenas de alimentación "fuerce" una bajada generalizada de los márgenes de beneficios, ya que están notando una significativa disminución de la demanda.