"Para mí fue un padre, un hermano, un amigo y mi maestro. Todo lo que soy en la actualidad se lo debo a él". Miguel Ángel Ramírez, presidente de la UD Las Palmas, era ayer una persona completamente abatida. Por más que el día de Reyes se levantó de la cama con la triste noticia de que Ángel Luis Tadeo se debatía entre la vida y la muerte, aún no termina de creerse que ya no volverá a ver más su eterna sonrisa.

Tadeo y Ramírez compartieron mucho durante muchos años. Secretos, confidencias, negocios, sentimientos... Eran uña y carne y, hasta hace apenas unas semanas, Ángel Luis no se olvidaba de pedirles a los periodistas que ayudaran a Ramírez en su labor de sacar adelante a la UD Las Palmas, una de las pasiones compartidas por ambos.

Se conocieron en la década de los noventa, cuando Ángel Luis Tadeo compró el hotel Sansofé. Un amigo común se los presentó y Ramírez aspiraba a hacerse con la seguridad del establecimiento de Las Canteras con una empresa, Seguridad Integral Canaria, que en aquella época daba sus primeros pasos. "Fue un encuentro campechano, con las cosas claras y siempre preocupado por cuánto le iba a costar el servicio. Como empresario era un ganador nato", recuerda el presidente del Grupo Ralons, que ayer dejó el partido de la UD en Soria para venir a Gran Canaria y estar al lado de la familia de Tadeo.

El Miguel Ángel Ramírez más emocionado que se recuerda acierta a decir que "Ángel Luis era lo máximo. Un amigo, el compañero de viaje que todo el mundo querría tener a su lado". Rememora también la época en que los hijos del empresario estudiaban fuera y su mujer estaba con ellos: "Durante un año y medio, desde que nos levantábamos hasta que nos acostábamos, estuvimos todo el tiempo juntos. Me llevaba a sus reuniones, me presentaba a la gente... a cualquiera que comienza en los negocios le gustaría contar con él. Le debo todo lo que soy".