La crisis ha tenido un coste muy concreto en la financiación de las empresas y las familias canarias. Bancos y cajas han retirado en los últimos dos años y medio 3.296 millones de euros en financiación al sector privado, según datos del Banco de España. La cifra es espectacular (3.522 millones) si se toma como referencia sólo el periodo comprendido entre marzo de 2010 y marzo de 2011. La inversión crediticia de las entidades financieras llegó a su máximo histórico al cierre de 2008 con 58.748 millones de euros; a marzo de este año se redujo a 55.488 millones. La contracción del crédito en las Islas será aún más acusada en 2011.

Conclusión: el crédito no ha crecido ni se mantiene plano, sino que se ha reducido y la inmensa mayoría de los préstamos que en este momento conceden las entidades lo son para consumo a dos o tres años (vacaciones, compra de vehículos o pequeñas reformas en casa). También para refinanciación de deuda, incluyendo la hipotecaria, a costes mayores pero a plazos más cómodos.

El presidente de la patronal CCE, Sebastián Grisaleña, ha sido uno de los dirigentes empresariales más combativos en los últimos tiempos contra la "racanería" que imputa a la banca. Grisaleña ha pedido la intervención del Gobierno y las instituciones públicas para que "el grifo se abra". No ha sido la única voz en quejarse, también lo han hecho las organizaciones empresariales nacionales.

Pero la banca no tiene dinero, o tiene mucho menos, para costear la actividad económica privada, y el que tiene se está yendo a cubrir las necesidades financieras del Estado, con altos rendimientos aunque con un riesgo país elevado.

Los bancos están ahora mismo inmersos en su propio proceso de reestructuración interna, deben hacer frente el año próximo a vencimientos de deuda en torno a los 130.000 millones de euros y aún no sabe cómo digerir los 300.000 millones invertidos en ladrillo, 140.000 de ellos potencialmente tóxicos, próximos al impago o ya adjudicados por las entidades. "Es lógico que antes de financiar alegremente como hace unos años queramos poner en orden las cuentas de nuestra casa. Esto es así para todo el mundo, también para las empresas y para las familias", señala un alto ejecutivo bancario en las Islas.

La situación no amainará en el mejor de los casos antes de finales de 2012, una vez que los gobiernos (central y autonómicos y sus entes locales) muestren los resultados del ajuste duro y ofrezcan a los mercados el fruto del esfuerzo con el cumplimiento de los objetivos de déficit y deuda del programa de estabilidad, de tal forma que el sector público acuda cada vez menos a los mercados para financiarse y sobre todo que no encarezca el crédito por el riesgo de sus cuentas y permita que ese dinero vaya al sector privado.

El crédito está cerrado en el Archipiélago prácticamente para el conjunto de pymes, en torno al 90% del tejido empresarial. "Por muy perfil de pagador que tenga una empresa pequeña o mediana y por muy razonable, fundado y rentable que sea su proyecto de expansión, en el mejor de los casos le darán la mitad de la mitad de la mitad de lo que pide", señala un dirigente empresarial. Además, las garantías de devolución que se exigen son mucho más prolijas. El resultado es que la inversión privada no se anima, sino que cae rendida ante el papeleo y las garantías.

En Canarias, la banca destina ahora mismo a préstamos lo que amortiza anualmente en créditos ya pagados, un 10% anual de su inversión es la cifra que se maneja en términos de gestión bancaria. Esto descontado los 3.296 millones de euros que ha retirado del circuito privado en los dos últimos años y medio.

De tal forma que además de reducir los créditos, los nuevos que se conceden salen de este margen de maniobra. Ni un duro más. Un directivo de banca admite que el crédito está "apalancado" y que difícilmente se superará esta situación hasta pasado al menos un año y medio, una vez que la economía (sector público y privado) reajuste sus cuentas apremiada por la crisis. Eso en el mejor de los casos.

El descenso de la inversión crediticia en las Islas -parejo en las dos provincias canarias- empezó a notarse hace dos años, aunque ya en 2008 las señales de recesión pasaron a alarmas. En 2009 la banca prestó a empresas y familias canarias 58.033 millones de euros y al año siguiente (2010) esa cifra bajó a 56.394 millones. En marzo pasado ya había caído a 55.488 millones. De hecho, 2011 será el peor año en la financiación privada en las Islas porque entre marzo pasado y el mismo mes del anterior los préstamos cayeron en 3.522 millones, es decir, que la contracción del crédito se ha producido sobre todo entre finales de 2010 y lo que va de este ejercicio hasta marzo.

La banca se retrae también ante el peligro de incrementar sus riesgos ante insolvencias y apenas se atienden algunas promociones inmobiliaria con todas las garantías de devolución.

Se atiende también -aunque exigiendo más garantías- a los grandes grupos empresariales canarios que presentan un perfil de pagadores y tienen activos de gran solidez con los que responder al préstamo. Un empresario turístico confiesa que no ha tenido problema alguno para financiar en los últimos meses la expansión de una de sus sociedades, aunque ha debido pagar mayores tipos de interés (euríbor más un 2,5%) cuando en 2007 sólo pagaba medio punto sobre el índice de referencia europeo.