Fitch no cree que Canarias esté haciendo todo el esfuerzo necesario para equilibrar sus cuentas públicas, pese a que durante el primer semestre de este año el Ejecutivo regional haya reducido su déficit hasta el 0,71% del PIB, que la deuda, de las más bajas del Estado, no supere los 3.200 millones (7,9% frente al 11% del resto de comunidades), o que los ingresos fiscales públicos hayan crecido un 15% de enero a julio pasados. Nada de esto ha servido. La agencia rebajó ayer un peldaño la calidad de la deuda autonómica, desde "muy elevada" (su calidad) a "elevada" a secas, y la mantiene en perspectiva negativa, es decir, con el peligro de ser rebajada de nuevo. El presidente Paulino Rivero ha pasado del Notable al Bien y es amenazado con llevarlo al Suficiente. Otras autonomías (Valencia y Murcia) lo tienen peor y Fitch las castiga con un rating dos peldaños inferiores.

La rebaja de la calificadora de la deuda pública canaria sorprendió ayer en las Islas. Expertos, consultores y banqueros aludían a ese buen cuadro como palanca para sostener un rating cuando menos igual al de hace seis meses. La impresión general es que la asignatura canaria se le atraganta a Fitch: o la ve muy lejana o muy exótica.

Desde Renta 4 o desde el despacho de asesores tributarios Luján se sospecha que el deterioro global de las cuentas autonómicas en España -con Bruselas alertando de los desequilibrios crecientes- y la situación aún más apurada en el resto de autonomías calificadas ayer junto a Canarias (Andalucía, Cataluña, Murcia y Valencia) perjudicó el rating del Archipiélago.

El efecto inmediato de esta rebaja es cero, aunque a medio plazo el encarecimiento de la deuda isleña suba una o dos décimas. El Tesoro canario está ahora mismo metido en una emisión de deuda controlada para las próximas semanas: alrededor de 200 millones de euros con cargo a la Reserva de Inversiones (RIC) que ya sabe por los bancos colocadores que será cubierta en su totalidad pese a un muy moderado rendimiento del 2% para los tiempos que corren en el país, con la prima de riesgo ayer a 346 puntos y un interés a largo plazo del bono soberano en el 5,34%.

A falta de actividad económica e inversiones seguras, los pocos empresarios con RIC correrán a cubrir esa emisión cuyo bajo interés queda compensado por los beneficios fiscales. De tal forma que ahora mismo, en época de sequía, ni una sola autonomía española tiene tantas facilidades de financiación externa y además barata (préstamos al 2% a cinco años), aunque sean préstamos cautivos (vía RIC). Por ejemplo, las últimas emisiones de deuda catalana y valenciana, de finales del año pasado, se cerraron con rendimientos próximos al 7%, una tasa prohibitiva para una economía pública y que en Bruselas pone los pelos de punta.

El Gobierno regional tiene previsto este año emisiones de deuda por valor de 600 millones (deuda nueva), de los que al menos una tercera parte la habrá cubierto con la RIC. Sin embargo, si logra mantener controlado el déficit público y si los ingresos fiscales suben muy por encima de su previsión inicial es posible que sus necesidades de financiación externa sean mucho menores.

¿Qué ocurrirá en el plazo de seis meses, cuando Fitch entregue de nuevo sus notas? Los expertos consultados lo tienen claro: si Canarias mantiene su política de reequilibrar el gasto público, aunque con una medida extraordinaria y excepcional de cerrar el Presupuesto antes de tiempo, como ocurrió en noviembre de 2010, es posible que la agencia de calificación le devuelva una A al Archipiélago. También debe ocurrir que la recaudación de impuestos -como consecuencia de una mayor actividad turística- siga subiendo en los términos que durante los primeros siete meses del año. Y también que Canarias siga reduciendo su deuda; de hecho es la única autonomía que lo hace en estos momentos.

Pero también puede ocurrir que si el resto de comunidades no ajustan su gasto (y hay dudas de que eso se produzca), Fitch no capte los mensajes que arroja el cuadro canario entre el descalabro de autonomías en las que siguen apareciendo facturas sin pagar por debajo de las alfombras o que no han sustanciado aún sus anunciados recortes del 20% para sus presupuestos del año próximo. En este caso, como ayer, pagarán justos por pecadores.