¿Está buscando el extravagante Silvio Berlusconi de nuevo el gran escenario para su inminente retirada? ¿O se irá sin hacer ruido? Lo que planea el todavía primer ministro italiano, de 75 años, sólo lo sabe él. Y otra incógnita todavía más grande es qué hará en el futuro.

Pasados 17 años de su llegada a la política, el magnate de los medios de comunicación y multimillonario se muestra cansado. Uno de los grandes sueños de Berlusconi de convertirse en sucesor del presidente Giorgio Napolitano y acabar así su carrera en el palacio romano del Quirinal parece estar cada vez más lejos.

Berlusconi tendría que abandonar dicho plan sin más por la cantidad de titulares sobre sus supuestas fiestas salvajes en varias de sus mansiones. Con Napolitano se sienta además en el Quirinale un hombre que en medio de la crisis ha alcanzado más prestigio que ningún otro político italiano. Los italianos aprecian a su jefe de Estado, aunque estén aburridos de la política.

Entre la población se escuchan opiniones encontradas sobre Berlusconi. Algunos desconfían todavía de su último anuncio de dimisión. "Mis amigos dicen que encontrará alguna vía para salir de este dilema", afirma una médica en Roma. Los italianos ya han tenido más de una experiencia similar con Berlusconi.

Quien más atrae estos días la atención de los lectores de la prensa gratuita en el metro es el experto economista que podría mudarse al palacio de Chigi, la sede de gobierno, después de los largos años de Berlusconi en el poder: Mario Monti. Un desconocido para buena parte de los italianos.

Muchos se preguntan también por el futuro del todavía jefe de gobierno. Más de uno puede imaginarse que volverá a ser presidente de su club de fútbol, el AC Milán, una función que tuvo que abandonar por el conflicto de intereses con sus cargos políticos. Aunque para Berlusconi no sería un trabajo a tiempo completo.

Es posible que Berlusconi se ocupe de nuevo más intensamente de su grupo de medios de comunicación, en medio de las turbulencias de los mercados. Además, también los procesos judiciales abiertos contra él podrían llevarle más tiempo del que les ha dedicado hasta ahora, pues tras la dimisión el Parlamento ya no aprobará nuevas leyes a medida para protegerlo ante los tribunales. Los procesos por corrupción y sexo con prostitutas menores de edad siguen adelante.

A Berlusconi, un intrusista de la política con numerosos intereses, le gustaba en el pasado decir que se subiría a un barco para dar la vuelta al mundo. Cuando la oposición de izquierdas le instaba por ejemplo a "marcharse a casa", él contestaba: "¿A cuál de mis mansiones se refiere?".

Pero Berlusconi sigue todavía en la política, e intenta salvar de la destrucción a su partido, confeccionado a la medida para él. Así, por ejemplo, prometió servir a su Pueblo de la Libertad (PdL), en el caso de que se celebren elecciones anticipadas.

Berlusconi podría seguir también la recomendación que le hace un anuncio publicitario de una compañía de vuelos baratos: "Querido Silvio, esta es otra oportunidad para escaparse". ¿Con las guapas azafatas incluidas?.