El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ha dejado hoy claro que la institución no actuará como bote salvavidas de la crisis de la Eurozona y que no modificará su cometido más allá de la letra del Tratado.

"Supermario", como le han apodado en Bruselas, ha alertado así a los socios del euro que no se confíen en que el BCE dé un paso al frente en la batalla contra los mercados comprando deuda soberana o calentando la máquina de hacer billetes.

"El Banco Central Europeo (BCE) actúa estrictamente en lo que le atribuye el Tratado. Sería un error salirse del Tratado, sería para empezar ilegal pero además no sería bueno porque erosionaría la credibilidad del Banco, que ahora es la seña de identidad de la eurozona", afirmó Draghi en su primer debate ante la Eurocámara.

El sucesor de Jean-Claude Trichet dejó claro que, como éste, no se olvidaría de su tarea de ser el prestamista en última instancia para la banca solvente y ha creado un enorme depósito de liquidez.

En este sentido, Draghi alertó de que el problema real de la banca no es tanto de liquidez, sino que "no circula por el sistema bancario de crédito".

Por eso el BCE quiere reparar los canales de distribución del crédito, necesario sobre todo para las Pymes, porque las grandes empresas pueden acceder por su propia cuenta a los mercados y dependen menos de los bancos, señaló.

Draghi reconoció que "el incremento del riesgo ha subido", palabras que los mercados, expectantes ante la posible bajada de interés que pueda anunciarse en la reunión del BCE de la semana próxima, han recibido con un aumento del precio del bono alemán y un mínimo de la sesión para la moneda única.

En este contexto deben garantizar la confianza en el futuro con reglas presupuestarias fuertes que serán cumplidas por todos.

"Los países ahora van por buen camino, y aunque vemos que el futuro puede ser prometedor, se deben cumplir las normas", y se debe avanzar en las reformas estructurales necesarias, indicó.

A mediados de mes entra en vigor el nuevo paquete de gobernanza económica que incluye sanciones a los países que incumplen los objetivos de déficit (3 %) y de deuda (60 %) fijados en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y a los que registren graves desequilibrios macroeconómicos, como puede ser un paro muy elevado.

El presidente del BCE también indicó que los cambios de Gobierno que se han producido o se producirán pronto (Italia, Grecia y España) "todavía no han surtido efecto en la fragilidad de los mercados financieros"

Por eso Draghi miró más al futuro y aboga por un "nuevo acuerdo marco fiscal".

A tenor de la cumbre del día 9 de diciembre, en la que se presentarán propuestas para lograr un nuevo pacto fiscal y endurecer el control sobre los presupuestos nacionales, incluso mediante cambios en los tratados, Draghi ha alertado que los próximos días "serán cruciales para ver si avanzamos en este camino".

En su recetario anticrisis, presidido por una nueva regulación conjunta presupuestaria, también ha recomendado velar por que el mecanismo de financiación de la zona euro, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) goce de confianza para que funcione.

El FEEF podrá, a partir de diciembre de manera parcial, y a partir de enero de forma plena, dar líneas de crédito preventivas, intervenir en los mercados primario y secundario y recapitalizar la banca.

Pero la respuesta a la crisis también requiere un esfuerzo individual en cada país en materia presupuestaria y en la aplicación de las reformas estructurales necesarias, dijo.