- ¿Cómo le afecta la suspensión del acuerdo pesquero?

- Es una catástrofe para todos, un desastre. Hay nueve personas trabajando conmigo y el armador tenía la licencia pagada hasta febrero, unos 3.000 euros. Esto ha sido de sopetón. Nosotros teníamos ya sardinas a bordo porque íbamos a hacer un viaje ligero y hemos tenido que echarlas para tierra. Otro barco que es de la misma compañía lleva cinco días de pesca, no tiene ni para cubrir los gastos y tiene que venir para puerto. Las pérdidas son muy importantes, de 25.000 a 27.000 euros.

- ¿Cuántos años lleva dedicado al sector?

- Tengo 60 años y llevo desde los 13 de pescador. ¿Adónde voy ahora?, ¿qué hago? En mi casa somos cinco, mis dos hijas que están en el paro, mi nieta, mi mujer y yo. El único sueldo que entraba era el mío. Unas 50 personas se quedarán sin trabajo en Gran Canaria.