La VIII Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) concluyó este sábado con la constatación de que la reforma del sistema multilateral de comercio para adaptarlo a las realidades del siglo XXI todavía está lejos.

Tal y como estaba previsto, la cita ministerial de tres días en Ginebra terminó con el compromiso de los países de no dar por muerta la Ronda de Doha, el mecanismo creado hace una década para la modernización del sistema, y el reconocimiento de que no existe una receta común para sacarla de su actual estado de coma.

"Tenemos que avanzar con pasos pequeños", afirmó el director general de la OMC, Pascal Lamy, en la rueda de prensa al término de la Conferencia, en la que hizo una lectura positiva al afirmar que "se han puesto los cimientos para propiciar un diálogo mejor".

Lamy nunca ha rehuido el pesimismo sobre la voluntad de los 153 Estados miembros de remar juntos para dar desatascar Doha, que está en punto muerto por los muy distintos enfoques que tienen los países ricos y los países pobres sobre lo que supone una modernización del sistema multilateral para que sea más eficaz y justo.

Pero hoy expresó un moderado optimismo ante el hecho de que todos los países al menos están de acuerdo en una cosa: "quieren superar el punto muerto en que está Doha y hacer que las cosas avancen".

No obstante, enseguida puso el contrapunto afirmando que "la reunión ha sido importante, pero no suficiente" y que lo que se hace más necesario ahora es "unir nuestras manos de manera que podamos llevar a cabo el duro trabajo que requieren una serie de temas".

Lamy propuso en esta Conferencia crear un panel de expertos formado por los países miembros para evaluar el grado de cumplimiento de las buenas intenciones de avanzar, que debe informar a la organización de sus conclusiones a finales de 2012.

"Se trata de un ejercicio de relajación. El concepto es que necesito ayudar a relajar las tensiones entre los miembros. Es parte de mi trabajo como facilitador, confesor, comadrona, como lo quieran llamar", expuso el director general de la organización.

Lamy considera que aunar fuerzas en el seno de la OMC es especialmente importante en un momento en el que "hay muy pocas razones para el optimismo", dada la fuerte crisis internacional.

Según la declaración final del presidente de la Conferencia, el ministro nigeriano de Finanzas, Olusegun Aganga, los miembros se comprometieron a seguir negociando en los aspectos de la Ronda de Doha en los que hay mayor entendimiento, sin renunciar al principio de que no habrá acuerdo en nada mientras no haya acuerdo en todo.

Este principio, conocido en la jerga de la OMC como el "single undertaking", es la garantía que defienden sobre todo los países pobres y en desarrollo de que no se abandonarán los temas más espinosos, como el agrícola, una vez que se cierren otros.

Lamy señaló que la Conferencia no se había fijado objetivos ambiciosos, porque no se iban a obtener en un momento en el que la crisis económica en todo el mundo ha incrementado las presiones proteccionistas para salvaguardar las economías nacionales.

No obstante, subrayó que la OMC sigue siendo una instancia internacional "relevante", como lo demuestra la incorporación de cuatro nuevos miembros: Rusia, Montenegro, Samoa y Vanuatu.

Esta VIII Conferencia Ministerial fue el escenario para la aprobación oficial de la adhesión de Rusia, la última de las grandes economías del planeta que aún no estaba representada en la OMC.

La otra noticia relevante fue el nuevo Acuerdo de Contratación Pública (ACP) cerrado minutos antes de la Conferencia por la Unión Europea y otros 14 países, entre ellos EEUU y Japón, que en el caso de los 27 representará un incremento en acceso a mercados de 100.000 millones de euros anuales (de 500.000 a 600.000 millones).

El nuevo ACP espera ahora la próxima incorporación de China, que junto a Panamá ya tiene en marcha el proceso para adherirse.