Gestionar el astillero panameño se ha convertido en un verdadero conflicto de intereses donde ha habido de todo: nombres que se repiten a ambos lados de la mesa, errores que suspenden el acto o empresas que llegan a última hora. La primera fase de la pugna se resolvió el pasado 6 de marzo para dar a conocer la parte más importante del contrato de gestión, valorado en 19,8 millones de dólares (15,1 millones de euros).

Un error del consorcio MEC Pacific Drydock dio al traste con sus aspiraciones para hacerse con el astillero, ya que ofertaba nada menos que un canon mensual que casi duplicaba al segundo, donde estaba Astican y su socio panameño. Sin embargo, la Autoridad Marítima rechazó la oferta y resultó ganador el segundo en liza, llevándose con ello el 70% de la valoración final del concurso.

Pero las cosas no han quedado ahí y durante estos días se han complicado las cosas en el proceso para adjudicar Astilleros de Balboa. Según recoge la prensa panameña, uno de los directivos más importantes del consorcio que tenía la mejor oferta económica fue miembro de la junta directiva de la Autoridad Marítima de Panamá, es decir, fue juez y ahora parte de la concesión, situación que es ilegal en Panamá ya que el propio pliego de condiciones establece que ningún interesado en la concesión podrá haber tenido relación directa o indirecta con el órgano que dirige los puertos panameños en los últimos cinco años.

Hasta el llamado Movimiento Democracia, Justicia y Libertad ha terciado en el asunto y considera una falta grave las irregularidades detectadas. Todo ello le da ventaja a Astican en la pugna, y aunque todas las cartas juegan a su favor, habrá que esperar a la próxima semana para conocer el resultado final.