El Grupo Lopesan negocia su entrada con posición de fuerza en Anfi Tauro. La mitad de las acciones está en manos de los herederos del fallecido empresario noruego Björn Lyng. El restante 50 % lo controla el Grupo Santana Cazorla, que además tiene la última palabra en cada decisión que se tome en la empresa. Sin embargo, Lopesan compró hace un año la deuda de 14 millones que Anfi Tauro mantenía con la familia Cárdenes, propietaria original de los terrenos del moganero barranco de Tauro. De tal manera que es con Lopesan con quien los Lyng y Santana Cazorla tienen ahora deudas pendientes.

Simultáneamente, el Grupo Lopesan negocia con los noruegos la adquisición de la mayor parte de su paquete accionarial. Es decir, no habrá problema entre los Lyng y Lopesan para saldar la cuenta deudora.

Eustasio López -Grupo Lopesan- y Santiago Santana Cazorla -Grupo Santana Cazorla-, dos de los principales empresarios de Canarias, frente a frente. Si la operación de compra por parte del primero no puede conducirle más que a controlar el 50 % de las acciones y a igualdad de títulos decide Santana Cazorla, ¿qué sentido tiene?

La acción de oro es de Santiago, pero en la última mano reparte Eustasio. La clave está en la compra de la deuda de 14 millones -9 millones según otras fuentes- que Anfi mantenía con los Cárdenes. Esa cantidad derivó en un crédito vencido y exigible del que ahora es titular el Grupo Lopesan y al que deberían haber hecho frente Grupo Anfi Tauro SA y, solidariamente, Anfi del Mar SL y los herederos de Björn Lyng, entre otros.

En resumidas cuentas, si Lopesan se hace con el 50 % de las acciones -o suma esa cantidad junto a los Lyng- será propietario y acreedor de la empresa al mismo tiempo, lo que, según fuentes empresariales consultadas, le serviría para reducir los efectos de la acción de oro que mantiene Santana Cazorla.

El crédito se está ejecutando en los tribunales. En concreto, un Juzgado de Las Palmas de Gran Canaria ya ha embargado la parcela T-22 del Plan Parcial Anfi Tauro -a la espera de tasación- y los derechos de aprovechamiento del hotel Anfi Emerald Club, un cinco estrellas con 700 camas que es de los pocos establecimientos construidos en la zona. Incluso se ha embargado también la venta de los derechos de aprovechamiento por turno -time sharing- del Emerald a la espera de fecha para ser subastados. En el Registro de la Propiedad de Mogán figuran anotados dichos embargos.

Si las ventas llegan finalmente a la situación de embargo, las dificultades de tesorería del Grupo Anfi para hacer frente al crédito se complicarían aún más. Ya el año pasado la empresa logró la refinanciación del crédito conseguido en 2006. Un soplo de aire que retrasó en cinco años -de 2014 a 2019- el vencimiento del préstamo.

El principio de acuerdo entre Lopesan y los herederos de Lyng ya existe. El objetivo es controlar, conjuntamente, de forma mayoritaria el Grupo Anfi. El entendimiento entre ambas partes no parece contar con demasiados obstáculos. De hecho, el difunto Björn Lyng ya tanteó a Eustasio López cuando el gigante de la turoperación TUI mostró su intención de abandonar la empresa en 2004. Finalmente fue el Grupo Santana Cazorla el que se hizo con el trozo del pastel por una cantidad que entonces se situó en torno a 150 millones de euros.

El mutismo en los dos grupos empresariales canarios es absoluto. Ninguno de los dos quiere mover ficha en público. En Lopesan aluden a una supuesta cláusula de confidencialidad a la que están obligados junto a los Lyng. Retrasan las declaraciones a la finalización del análisis del principio de acuerdo. Es decir, saber si este es viable económica, jurídica y financieramente.

Alejamiento de los Lyng

En las ganas de desinvertir de los Lyng no van a encontrar un problema. Tras el fallecimiento del patriarca, en el otoño de 2006, ningún miembro de la familia tiene su residencia en Gran Canaria. "En la lejanía no puede manejarse un negocio de esta envergadura", aseguró una fuente empresarial consultada.

En el país escandinavo los Lyng se han volcado en la producción industrial. El desaparecido Björn estaba comprometido con la Isla y con su proyecto para Anfi Tauro. Era una ambición personal, mientras que sus hijos han heredado un proyecto que no arranca y que hasta la fecha no les renta más que deudas. "Muchos inversores se han interesado, pero se marchan por las trabas", afirma la misma fuente.