Cuando en 1985 el noruego Björn Lyng llegó a Gran Canaria, decidió que este iba a ser el lugar para disfrutar de la jubilación, pero nunca se jubiló. Tras una vida prácticamente entera dedicada a los negocios, principalmente vinculados a la ingeniería industrial, Lyng se subió al carro del turismo y quiso cambiar la cara al negocio.

Dos años después de su llegada ya había comprado unos terrenos junto al litoral y proyectó Anfi del Mar, 852 apartamentos de lujo y más de 2.600 camas a disfrutar a tiempo compartido por los clientes que decidieron sumarse al proyecto.

Su mente era un torbellino para los negocios y conocedor de la teoría de que poner todos los huevos en una misma cesta no es el camino al éxito, enseguida diversificó sus inversiones. Entre otras cuestiones, se dedicó también en las Islas a la desalinización de agua y el tratamiento de plásticos.

Anfi del Mar funcionaba bien y crecía con paso seguro, pero el viejo Lyng no se conformó. Nunca antes había considerado que había tocado techo y en esta ocasión no hizo una excepción. Fue entonces cuando fijó la mira en el barranco de Tauro y soñó con el complejo Anfi Tauro.

Björn, natural de Hurum, pensó en la cantidad de compatriotas y ciudadanos de la fría Europa en general que estarían dispuestos a invertir en pasar algún tiempo al año rodeados de lujo y gozando del mejor clima del mundo.

El Anfi Tauro de su cabeza tenía 7.500 camas, dos campos de golf, un puerto-isla deportivo para 490 atraques, un gran centro comercial abierto al mar y hasta una clínica médica especializada en el tratamiento de las enfermedades crónicas que pudieran padecer los clientes.

No contó el noruego con que llegaría un día en que Canarias mandaría parar para preservar su suelo. Pero ocurrió. La moratoria y todas las leyes que vinieron después se convirtieron en su peor pesadilla. Algo se hizo en ese Anfi Tauro, pero el sueño de Lyng estaba del todo incompleto.

A los 81 años se apagó con un proyecto por realizar y, dicen quienes le conocieron, sin haber tenido jamás "un mal gesto con un empleado".