Hasta el último momento el consejo de administración de La Caja de Canarias intentó minimizar el impacto en sus cuentas de la vertiginosa caída del Banco Financiero y de Ahorros (BFA), matriz de Bankia. El ajuste de activos realizado por el BFA no se reflejó en toda su dimensión en las cuentas aprobadas por el órgano de gobierno de la entidad isleña el pasado 30 de marzo. La valoración de la participación en la matriz de Bankia se infló en 115 millones de euros.

A cierre del ejercicio pasado, el BFA presentó unos fondos propios de 1.075 millones de euros. La participación de La Caja en la entidad en que se integró junto a las otras seis cajas españolas -Caja Madrid, Bancaja, Caixa Laietana, Caja Segovia, Caja Ávila y Caja Rioja- era del 2,45%. En valores absolutos y según las cuentas del propio BFA la entidad isleña contaba con 26 millones de euros por su participación en la matriz de Bankia.

Sin embargo, la reunión del consejo de administración de finales de marzo valoró esa pertenencia al grupo que todavía lideraba Rodrigo Rato en 141 millones. De ese modo, los rectores de La Caja podían presentar unos fondos propios de 165 millones de euros, en lugar de los 50 millones que tendrían que haberse anotado.

Incluso eligiendo el camino del maquillaje, la pérdida de patrimonio de la institución era ya lo suficientemente ostensible como para encender todas las alarmas. La entidad que preside Juan Manuel Suárez del Toro presentaba unos fondos propios de 234,4 millones de euros en 2010, tras integrarse en el BFA. Es decir, habría perdido ya en diciembre el 29,6% de su aportación. En el caso de haberse conducido con mayor ortodoxia, el balance habría dado cuenta de la evaporación del 78,7% del patrimonio puesto a disposición del proyecto.

El ajuste del BFA

El brutal ajuste realizado por el BFA durante el segundo semestre del pasado año encuentra su explicación en la finalización del plazo que la ley otorga para que las entidades fusionadas pongan en orden sus cuentas. De ese modo, declaró unos fondos propios de 8.632 millones de euros en el mes de junio de 2011, justo antes de la salida a Bolsa de Bankia. Solo seis meses después esa cantidad se había reducido hasta los 1.075 millones.

Según fuentes consultadas, ese descenso relativo del 87,6% solo puede explicarse por una sobrevaloración de los activos que aportaron las siete cajas en el momento de constituirse el banco. Las mismas fuentes apuntan que los números se mantuvieron en esos términos hasta el momento en que ya no incomodaban a la oferta pública de venta de acciones puesta en marcha por Bankia en el inicio del pasado verano.

Uno de los extremos que intenta confirmar el proceso penal admitido a trámite en la Audiencia Nacional es si existió una manipulación de la realidad contable de Bankia con el fin de dar apariencia de estabilidad al proyecto y poder captar así el mayor número posible de accionistas.