El empresario Javier Puga es la mano derecha de los hermanos José Abraham y Andrés Domínguez, los inversores canarios que han cerrado un preacuerdo para recuperar el control de Dinosol, titular de las marcas Hiperdino e Hiperdino Express, a través de la sociedad AJA Inversiones. El consejero delegado del Grupo Hermanos Domínguez admite que en la distancia los tres han visto con "pena" los avatares de este negocio de la alimentación en los últimos años y su reto es reflotarlo.

Dinosol no sería nada sin los hermanos Domínguez, que curiosamente vuelven a liderar la compañía. Un círculo que se cierra.

Sí, es magnífico. En cierta medida ha habido un poco de suerte en todo esto. Si nos ponemos en la tesitura de una mente empresarial familiar posiblemente ellos en su día nunca hubieran hecho la expansión que hizo Hiperdino. De 1996 a 2001 pasamos de tres establecimientos a 121 porque detrás estaba el fondo de inversiones Vista Capital, con una capacidad financiera muy superior a la que pueda tener una familia, entonces no les daba miedo meterse en esa espiral de crecimiento. Los hermanos Domínguez vendieron y luego el fondo desarrolló el crecimiento tan vertiginoso. Cuando ya era muy grande era imposible que ellos pudieran comprar la compañía. Vista Capital vendió después a la multinacional Ahold. Debido a defectos de gestión y problemas financieros cada vez la empresa fue a menos y eso ha hecho que hoy se pueda adquirir por un valor muchísimo más pequeño. El precio de la compra de la empresa a los 24 bancos, sus dueños actuales, está condicionado a una serie de resultados. En principio, la sociedad AJA, integrada por los hermanos Domínguez y yo, debe aportar 50 millones de euros para los planes de viabilidad. Tenemos 30 millones y nos faltan 20.

¿Cómo se gestó la compra?

Llevábamos mucho tiempo pensando en adquirirla, pero el precio, en el peor de los casos, estaría en 150 millones de euros y no podíamos acceder a él. Por otro lado, tengo que decir en defensa de los 24 bancos que ellos quieren darle una salida, pero también que el que asuma la gestión le dé una salida definitiva. Cuando Dinosol vendió en marzo a la lituana Agile Finance el negocio de Península y los Cash&Carry en Península y las Islas, hablamos un día con Javier Pérez de Leza [consejero delegado de Hiperdino] y nos planteó si nos animábamos a comprar. Le pedimos información básica. Estuvimos tres semanas elaborando un plan de negocio, los números salían razonablemente bien y nos permitían pagar un precio de una forma determinada. Hemos avanzado en las negociaciones y el preacuerdo lo firmamos el miércoles pasado. Gracias a la crisis podemos acceder, si terminamos consiguiendo la financiación, a un proyecto que para nosotros era inalcanzable por su importe.

¿Cuáles son los aspectos concretos del acuerdo?

La deuda inicial de Dinosol era de 450 millones de euros, pero en enero de 2011 los bancos condonaron la mayoría y con este acuerdo se condonan los 150 millones que quedaban. Los bancos nos dan flexibilidad, al aceptar recibir una cuantía ahora y el resto durante un tiempo. Dependiendo de los resultados es el pago, mientras mejor nos vaya más les tendremos que pagar y cuanto peor nos vaya menos les pagaremos. Hay un fondo de inversión de capital riesgo que nos ayuda, al poner diez millones y prestarnos 20 millones de euros. Este fondo posee el 49,9 % y tiene el compromiso de vendernos ese porcentaje en 2017.

¿Confían en que los bancos abran el grifo para conseguir los 20 millones que les faltan?

O empezamos a ser un poco positivos o escondemos la cabeza como los avestruces. También estamos intentando a través de distintos organismos de la administración que colaboren o nos ayuden a ver de qué forma podemos conseguir esa última pata de la financiación de 20 millones que nos faltan.

¿Qué papel ha jugado el Ejecutivo canario en la negociación?

No ha intervenido en la operación. La ha visto con muy buenos ojos. El Gobierno sabe la importancia del empleo de Dinosol y para que la industria agroalimentaria pueda seguir sobreviviendo. A nosotros nos interesa potenciar la industria local. La próxima semana nos reuniremos con el presidente, Paulino Rivero, para explicarle la operación. Los hermanos Domínguez y yo estamos de acuerdo en que a corto plazo no se puede pensar en ganar dinero en el sector de la alimentación, sino que hay que ofrecer el mejor precio posible para que las familias puedan acceder a la comida. Todavía podemos seguir compitiendo aunque al lado tenemos monstruos. Al estar tan ahogada financieramente Hiperdino no ha dado una oferta mejor.

¿En qué consiste la fórmula de supermercado de proximidad?

Vamos a crear la línea Superdino, supermercados más pequeños, ubicados en los barrios y que facilitarán las compras diarias de los hogares del Archipiélago. Esta idea forma parte del plan de reforma de los establecimientos y se llevará a cabo a largo plazo.