Mirando al pasado. ¿Cómo se logra pasar de facturar 80 millones a 1.850 en siete años?

Trabajando muchísimo e innovando, que es uno de nuestros fuertes. Hay que dedicar muchísimas horas a cuidar a la gente que nos rodea y es lo que estamos haciendo ahora.

¿Por ahora se refiere a este tiempo en el que ya nada funciona como lo hacía antes?

Hay un dicho que dice que trabajamos el doble para ganar la mitad que antes. Hace unos años teníamos dos frentes en los que se podía ganar dinero: el negocio en sí y las inversiones inmobiliarias, sobre todo provocadas por nuestra RIC, que de alguna manera nos llevaba a reinvertir los beneficios comprando más de los que posiblemente debiéramos. En esto de la RIC yo siempre he sido defensor, con Sergio Alonso [presidente del Grupo Domingo Alonso SA], del sistema que tienen Ceuta y Melilla. Allí la desgravación es del 50 % para todo el mundo, personas físicas y jurídicas.

Déjeme volver al inicio para expresar mis dudas. ¿Vale solo con trabajar para salir adelante?

La suerte es esencial también. Cuando iba a África, el valor añadido que teníamos es que los demás no hablaban el idioma y yo sí. Lo aprendí a hablar con ellos. Me costó mucho, pero una vez que hablas el idioma, el mauritano que venía prefería hablar siempre conmigo. Teníamos confianza, trato, visitas. Es una parte esencial del trabajo: conocer sus necesidades, lo que ellos quieren, y después innovar y viajar mucho. La gente me pregunta por qué viajo tanto.

Imagino que porque en esto de los negocios hay que estar cerca del cliente, como apunta.

Pero no es solo eso. Como decía el Rey el otro día, desde fuera España está bien, pero cuando estamos en España te dan ganas de llorar. La definición que hizo Su Majestad fue fantástica, perfecta. Nosotros salimos fuera y nos llenamos de aire nuevo y renovado.

¿Qué ha cambiado para que eso sea así?

España ha sido y será buena, pero sobran trabas. También hemos perdido dinero porque hemos confiado demasiado en los gestores bancarios que teníamos. Nos hemos aventurado a coger productos y hacer operaciones para las cuales a lo mejor no estábamos preparados. No sabíamos las consecuencias fatales que podían tener si se producía una bajada de los tipos de interés, como tampoco podíamos prever que el valor de una acción bajaría un 60 %.

Ahora toca volver a empezar. ¿Estamos bien posicionados para hacerlo?

El potencial lo tenemos. Nos llegan cada año 12 millones de turistas, pero volvemos a encontrarnos con las trabas para invertir.

¿Por ejemplo?

Nunca se tuvo que aprobar la ley de la moratoria. ¿Cómo le puedes decir a alguien lo que debe hacer o lo que no? Los políticos están para legislar, para ayudar a la sociedad, porque ellos a los cuatro años o a los ocho se van. Los empresarios estamos para generar riqueza con la normativa vigente y entiendo que esa normativa debe abrir vías y no cerrarlas.

¿Podemos tener esperanza?

El otro día el alcalde Cardona nos dijo que en el turismo de cruceros vamos a pasar de 400.000 a un millón de personas. Eso quiere decir que la entrada a la ciudad desde el muelle, con el parque Santa Catalina y la playa de Las Canteras, tiene que ser una maravilla. Si recibimos 12 millones de turistas en las Islas y tenemos uno de los mejores climas del mundo, ¿hay lugar para la esperanza? Pero claro, hay que dejar hacer los empresarios e, insisto, dentro de la legalidad vigente y sin inventar nuevas trabas. Esto es como las multas de tráfico: sabemos la velocidad a la que tenemos que ir y cuando la sobrepasamos nos ponen una multa.

¿Le preocupa que los talentos emigren a otros lugares?

Mucho. Estamos empezando a pensar que nuestros hijos se tienen que ir a trabajar fuera de aquí.

¿Y cómo lo frenamos?

Con la iniciativa de los empresarios y la inexistencia de dificultades por parte de los políticos. Yo voy a Hong Kong dos veces al año y vuelo con Emirates, que está llena a todas horas del día. Se dice que no hay negocio en España, pero Emirates facturó 62 millones de euros en su primer año en nuestro país. Y eso que no había negocio. ¿Por qué no lo hemos hecho nosotros? Tenemos unos aeropuertos magníficos y 4.500 pilotos parados que se están llevando las aerolíneas extranjeras. Pongo otro ejemplo. ¿Qué médicos van a sustituir a los mejores nuestros que aburridos se tienen que marchar? Hace falta que no nos coarten en nuestra intención de poner en pie los proyectos.

¿Solo pide a la clase política que no ponga trabas?

No solo eso. Hay otra cuestión de la máxima relevancia y es que tienen que estar unidos, buscar el consenso, porque la situación lo requiere. Tienen que aplicar el sentido común. No puede ser que una Administración tenga un presupuesto de mil millones, gaste 700 en salarios. Y con el resto, compramos 500 pero solo pagamos 300. Definitivamente no puede ser.

Como todos los gastos, también se discuten y recortan las ayudas que palían la lejanía y las especificidades de Canarias. ¿Lo ve con preocupación?

Al estar alejados del territorio peninsular es razonable que tengamos unas ventajas. Ahora bien, lo que no tiene sentido es que subvencionemos la clase business, por ejemplo. Si subvencionamos al 50 % un billete que vale 1.000 euros y hacemos lo mismo con otro que vale 100 ó 200 euros... Se debería armonizar la subvención, igual cantidad para todos, y el que pueda y desee pagar más, que lo haga. Pero no se debe tirar el dinero de todos. Antes lo hacíamos, pero ahora tenemos que evitar el despilfarro.

Entre las inversiones que más discusión generan está la búsqueda de petróleo cerca del Archipiélago. ¿Está a favor o en contra?

El otro día comí con directivos de Repsol. Lo primero que hay hacer es preguntar las ventajas e inconvenientes, no ya en este caso, sino en todos. Conozco mucha gente que está en contra, porque piensan que nos van a estropear las playas. Está claro que hay una mediana y al otro lado van a indagar los marroquíes y el daño que eso puede hacer no lo podemos controlar. Las posibilidades de que encuentren crudo son del 20 %. Si sale, nos vamos a ahorrar el 10 % de la facturación energética anual, con lo que se va a ingresar dinero al Estado. Si hay petróleo, no es solo que venga el petróleo, vendrán las plataformas, los petroleros a repararse... Eso es gente llenando nuestros hoteles, nuestros restaurantes. Todo lo que sea importación de riqueza es una idea magnífica. ¿Por qué criticamos la idea de entrada? Queremos ser ricos, pero la única fórmula para serlo es recaudar. ¿Y cómo recaudas si las ventas bajan? Pues con el petróleo y muchísimas más inversiones que puedan venir. Cualquier multinacional que venga aquí, bienvenida sea. Tenemos que convertirnos en el centro de las inversiones como, por ejemplo, las mineras en África.

¿Y qué hacemos con el riesgo?

¿Es que no es peligrosa una gasolinera en una ciudad? Aparentemente sí, pero en la práctica no hemos tenido ningún accidente. Creo que ponemos peros a todo. Con Repsol creamos 4.000 ó 5.000 empleos. Solo en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria tenemos 55.000 parados. Eso es un disparate. Petróleo, sí. Todo lo que sean inversiones, sí. Todos los proyectos que los empresarios tenemos en cartera, por supuesto que sí.

¿Ha pensado alguna vez en emigrar a otro lugar donde le sea más fácil hacer negocios?

Mi lugar está aquí y siento un enorme agradecimiento hacia la sociedad canaria. Me lo ha dado todo. Pero eso no es óbice para que cuando viajas te des cuenta de cómo prosperan en otros lugares. Aquí, insisto, todo son peros. Con la juventud se soportan, pero a medida que van pasando los años, todo se va haciendo una enorme pelota. En Dubái se vive fenomenal y no te molestan. Pagas un fijo y te dejan vivir. Queremos poder crecer en Canarias, por nosotros y por nuestras familias. Volviendo a la pregunta, yo el año pasado tenía ganas de crecer, este año ya no tengo muchas ganas. Me conformo con mantenerme y considero que es una pena.

Retomando esa idea de la unión entre los grandes partidos. ¿Lo cree realmente posible?

Es que están obligados a aplicar el sentido común, como hacemos nosotros. En las reuniones que tenemos como amigos, los políticos tienen las ideas muy claras, pero necesitamos que las terminen de expresar de una vez en unión. No tiene sentido que el Gobierno de Canarias esté enfrentado al Gobierno central por dimes y diretes.

Antes apuntó hacia el exceso de gasto en la Administración. ¿Qué opina de la propia estructura de lo público?

¿Qué sentido tiene haber creado tantos ayuntamientos aquí? ¿O tantas comunidades si después no hay dinero para mantenerlas? Hay que usar el sentido común. Yo estoy vendiendo ahora menos de lo que vendía en el año 2000 y el tipo de negocio es diferente. Me gustaría estar vendiendo lo que vendía en el 89, pero no es posible. Pasamos de todo ese dinero a cero y después volvimos a crear otra empresa. Es la pura adaptación, que debe darse en todos los ámbitos, también en el público.

¿Hay espacio para el error en las decisiones de los políticos?

Por supuesto. Todos somos humanos y nos podemos equivocar. Se piden disculpas e intentamos no repetir el error. Es lo que hacemos todos y la política no debería ser muy diferente si quiere ganar en veracidad y en productividad.

¿Será Canarias algún día ese nodo de conexiones para África y América?

Parece ahora que Binter está por la labor abriendo conexiones con varios países africanos. Recuerdo que cuando la mayor parte de nuestro negocio estaba en África, Iberia volaba a Nuakchot y a Bamako. Y también estaba Air Mauritanie. Otras compañías africanas usaban Senegal como hub para Canarias. Ahora no tenemos nada de eso, pero hay que ponerlo en pie. Sí asusta pensar en el tiempo que llevamos hablando de hacer cosas como estas.

¿Y por qué cree que las cosas son más de decirlas que de hacerlas?

Faltan unidad y reglas que permitan hacer cosas. Estoy en la línea de todos mis compañeros del Círculo de Empresarios. En nuestros comunicados venimos reiterando que todos tenemos que remar en la misma dirección. Estamos viviendo una etapa en la que, si el paro es el que reflejan las estadísticas, el estado es de alarma tremenda.

¿Cree que es necesario despedir funcionarios?

Tengo todo el respeto del mundo por el funcionario que se ha preparado. Como empresario nunca contrataría a quien no tenga la preparación requerida para su puesto.

¿Su negocio conseguirá mantenerse este año?

Los tiempos están durísimos. El año pasado logramos crecer, pero este estamos cayendo un 5 %.