¿Cuál es la razón de la convocatoria del 14 de noviembre? ¿Cuántos destinatarios tiene esta protesta?

Esta es una convocatoria contra el conjunto de políticas neoliberales que se están llevando a cabo en Europa en estos tiempos, que también está desarrollando el Gobierno central. También es una huelga contra las políticas del Gobierno de Canarias y contra las confederaciones empresariales canarias, que se están conformando como un grupo que marcan el camino a seguir en las políticas económicas.

Si focalizamos la convocatoria en Canarias, en los últimos meses han cobrado notoriedad las organizaciones sindicales minoritarias, con corte nacionalista. ¿Cómo valora este fenómeno, cambia el mapa sindical?

Vivimos un momento histórico. Es cierto que nunca antes habíamos vivido estos niveles de unidad sindical y social y este clima de rechazo a las políticas del poder. Entendemos que en estos momentos esa unidad es un factor clave para que la protesta sea efectiva. Para que realmente sea tenida en cuenta por el Gobierno.

¿Teme que el Ejecutivo valore la huelga en efectos contables, en lo que se ahorra en nóminas ese día, por ejemplo?

Creo que el Gobierno está realmente preocupado porque se pueda transmitir una imagen exterior de descontento social importante, un rechazo a sus políticas por parte de la ciudadanía. En ese sentido, también porque eso pone de manifiesto que hay otras alternativas para salir de la crisis a las soluciones que ellos están aplicando. Por otra parte, también es cierto que el Gobierno se siente cómodo con la crisis, en el sentido de que pueden decir que no les queda otra para proceder a estos recortes, que no sólo son económicos, sino que también afectan a derechos y libertades muy importantes. Pero hemos visto, por ejemplo, que en las últimas elecciones de Estados Unidos se ha respaldado otro modelo de políticas de crecimiento, que ha defendido Obama en los últimos cuatro años y que son distintas a las que se están practicando en el continente europeo y que están dando sus resultados.

Con el grado de descontento actual, con las organizaciones que respaldan la convocatoria, ¿la crisis también está propiciando que el movimiento sindical esté actualizándose acorde a los tiempos? ¿Podemos pensar en otro funcionamiento de los sindicatos?

Bueno, primero no hay que olvidar que ya hemos vivido varias huelgas en los últimos tiempos. Pero es cierto que la situación actual de crisis es, a nuestro juicio, la más grave de la historia de nuestro país, y, en efecto, puede ser que cambie el modelo de relaciones sindicales. Pero también deberíamos cambiar de modelo de convivencia política, de los partidos y de la economía. Estamos en un momento decisivo.

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