La huelga general del 14N ha sido convocada por la Cumbre Social junto a los grandes sindicatos. ¿Es, por tanto, una huelga general especial, que no plantea solo cuestiones laborales sino problemas generales de la sociedad española?

Salvo las élites económico-financieras a las que no está perjudicando la gestión de la crisis, las políticas de ajuste afectan negativamente al resto de los ciudadanos del Estado español y esto se ve reflejado en las múltiples iniciativas movilizadoras de distintos colectivos y sectores en contra de las medidas del gobierno que han provocado su indignación y rechazo. La política de recortes afecta los trabajadoras pero también a los parados, estudiantes, padres o madres, consumidores, contribuyentes, jubilados, autónomos, pequeños empresarios... Por eso, esta huelga es más general y aspira a canalizar en torno a objetivos comunes la indignación individual y la colectiva de distintos segmentos de la sociedad. En este sentido, la convocatoria general de los principales sindicatos españoles ha estado supeditada al apoyo expresado por la recientemente constituida Cumbre Social del Estado español.

La huelga es un desafío directo al poder político y pide la convocatoria de un referéndum. ¿Cree usted que es posible?

Toda huelga general tiene un carácter político de oposición a medidas adoptadas por los gobiernos de turno y, en ese sentido, supone un desafío al poder político. En este caso coincide con una iniciativa acordada por la Cumbre Social de pedir un referéndum que permita expresar a la ciudadanía su conformidad o no con las reformas puestas en marcha por el Gobierno que no fueron recogidas en el programa electoral con el que PP se presentó y ganó las pasadas elecciones generales. En tanto que esto no se produzca seguiremos considerando como medidas ilegítimas la mayor parte de los recortes de este gobierno y si se justifican como inevitables dadas las imposiciones de la llamada troika europea, entonces también estaremos hablando de secuestro de la soberanía popular. Por todo ello la Cumbre Social centra sus propuestas, en estos momentos, en el apoyo a la huelga general y la petición de convocatoria de un referéndum. El no tener en cuenta esta petición y las reivindicaciones que sustentan la huelga general pueden poner en grave riesgo la salud democrática del país y la cohesión social que además de verse afectada por los ajustes se ve en peligro por el desprestigio creciente de la política y los políticos. En consecuencia, si imperara el sentido común el que se tuviera en cuenta esta petición debería ser posible.

Si todo este largo proceso de lucha, en el que esta es ya la segunda huelga general contra el Gobierno de Rajoy, tuviera éxito ¿cuál es la salida? ¿Nuevas elecciones?

La salida debería ser una rectificación inmediata de las medidas más lesivas para los intereses generales y cambio de posición respecto al papel que debe jugar en estos momentos la Unión Europea y algunas de sus principales instituciones como el Banco Central Europeo. Si tal rectificación se produjera, se podría sustentar incluso en un Pacto de Estado que diera mayor solidez al giro que estamos reclamando. Dado que esto parece bastante improbable y dejando claro que, al menos CC OO, no ha convocado la huelga para quitar o poner gobiernos, un éxito de esta huelga general sin respuesta por parte del Gobierno dará lugar a una escalada de la conflictividad social que pese a las tentaciones de hacerle frente a través de la represión y la limitación de las libertades pondrá muy cuesta arriba la continuidad del gobierno. El problema de unas nuevas elecciones para dar salida a la situación es que aún no existe una alternativa política sólida y agravará los riesgos actualmente existentes de desmembramiento del Estado español.

¿Por qué es tan especialmente dramática la situación social española?

Creo que el destino que se nos tiene asignado es la llamada austeridad para pobres o lo que otros denominan como un austericidio. Se está produciendo un cóctel explosivo con la suma de la rebaja generalizada de salarios, el crecimiento desbocado del paro, la pérdida de prestaciones sociales, la posibilidad de compensar el injusto reparto de la riqueza a través de servicios públicos universales y gratuitos, el desmantelamiento de la I+D... Para sustentar todo ello, se está produciendo una pérdida generalizada de derechos y libertades que está resquebrajando la posibilidad de tener la esperanza y la fe en el futuro, necesarias para dar sentido a los esfuerzos individuales y colectivos por mejorar y superarnos.

Esta huelga general se ha convocado también en otros países europeos, entre ellos Portugal y Grecia. La coincidencia es una novedad pero ¿por qué en los restantes países del CES (Confederación Europea de Sindicatos) ha convocado jornadas de acción y lucha sin llegar a la huelga?

En algunos países europeos las huelgas generales son ilegales. Existen importantes diferencias en el impacto de la crisis entre unos países y otros. Hasta ahora, los trabajadores y las organizaciones sindicales del norte han visto como algo que no les afectaba directamente lo que está pasando en el sur de Europa. Pero ya empiezan a comprender que existe un objetivo general de las élites de reducir los costes laborales y sociales (el estado del bienestar) para mantener o mejorar la competitividad de la economía europea. Por eso, en el norte empiezan a dar el paso de sumarse a movilizaciones como la jornada de acción europea del 14 N en solidaridad con los trabajadores y países del sur y tomar consciencia de que la ola de la austeridad tarde o temprano puede poner en peligro también las ventajas de las que actualmente disfrutan.

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