La actividad emprendedora repuntó en 2012 en todo el país. El Consejo General del Notariado registró la constitución de 85.776 sociedades en España, 3.817 de ellas en Canarias. Con esos datos, el Archipiélago se colocó como la tercera comunidad autónoma que mayor crecimiento relativo alcanzó con respecto al año anterior -10,2%-, solo superada por Extremadura (13%) y Baleares (12,3%). Sin embargo, la mitad de esos nuevos negocios no logran consolidarse y perecen engullidos por la adversa situación económica.

La tasa de actividad emprendedora, que mide el porcentaje de población de entre 18 y 64 años que tiene una empresa de menos de tres años, cayó del 6,9% alcanzado en 2011 al 4,5% del año pasado. Así lo constata el informe sobre la emprendeduría presentado recientemente en Madrid por el consorcio internacional Global Entrepreneurship Monitor (GEM) y la Universidad Antonio de Nebrija.

De entre los datos de dicho trabajo destaca el incremento de la actividad emprendedora en las Islas "por necesidad". Es decir, el porcentaje de ciudadanos que se ven abocados a poner en marcha una empresa ante la inminente finalización del periodo de cobro de prestaciones y la ausencia de oportunidades para reincorporarse al mercado laboral. La variación es de escasas 25 centésimas -del 1,50% de 2011 al 1,75% de 2012- pero cobra vigor colocada al lado de las cifras anteriores: incremento del nacimiento empresas y caída de la actividad emprendedora.

Los números denotan que los canarios no se resignan a su suerte e intentan hasta el final lograr una salida. Solo en los tres primeros meses de este año, la Ventanilla Única Empresarial (VUE) de Las Palmas, que gestiona la Cámara de Comercio de Gran Canaria, anotó la creación de 393 empresas por 291 la de Santa Cruz de Tenerife. Es decir, el ritmo no se detiene.

Sin embargo, la conclusión lógica que se extrae es que en muchos casos lo hacen apremiados por esa necesidad, lo que les lleva a elegir un mal camino o, en otros, a tomar el único en que creen poder defenderse. "La mortalidad [empresarial] es muy grande, en Canarias supera incluso el 50%", señaló ayer el presidente del Consejo Económico y Social y economista, Fernando Redondo.

La propia estructura económica del Archipiélago lleva a los emprendedores a decantarse por los sectores que mayor peso tienen en el PIB canario. Dentro de los servicios, el comercio es uno de ellos, "pero el consumo está hundido", afirmó Redondo, con lo que la mayoría de esos negocios no logra salir adelante.

El panorama sería distinto si en el Archipiélago existiera la capacidad para crear un gran número de empresas de alto valor añadido, como lo son las de base tecnológica. "La mortalidad en las que se dedican a cuestiones informáticas, por ejemplo, es prácticamente nula", sostuvo Redondo.

Por su parte, el también economista y secretario general de la Confederación Canaria de Empresarios (CCE), José Cristóbal García, constató que toda actividad empresarial "conlleva un riesgo y una posibilidad de fracaso". Dicho esto, no dudó en aplaudir la capacidad de iniciativa de quienes deciden dar un paso al frente. "Si no, no haces nunca nada", explicó, para añadir que "al final son estos emprendedores quienes generan actividad económica y crean empleo. Ojalá hubiera muchos más".

Para el secretario general de la CCE, la vital importancia de estas inquietudes empresariales, más en un tejido productivo como el canario, constituido en más de un 85% por pymes y micropymes, hace necesario que las "instituciones" ayuden a su consolidación.

Precisamente, el informe de GEM señala que el escenario continúa "siendo hostil para el emprendedor". Entre otras cuestiones por la ausencia de crédito bancario para los proyectos de riesgo, característica que reúne un alto porcentaje de las empresas de nueva creación; los emprendedores no suelen contar con un soporte financiero y patrimonial propios para avalar sus créditos. Al respecto, GEM reclama para la inversión informal -business angel, por ejemplo- los mismos incentivos de que goza el capital riesgo.

El consorcio internacional reconoce al Gobierno de Mariano Rajoy el esfuerzo de haber promovido la Ley del Emprendedor y poner 3.500 millones de euros para paliar el desempleo juvenil, pero le anima a mejorar la tramitación burocrática y la creación de la conciencia emprendedora.