El Fondo Monetario Internacional (FMI) considera que España debe continuar con la reducción de su déficit público, aunque señala que debe hacerlo de una forma "gradual" que establezca un ritmo que "mantenga el equilibrio entre reducir del déficit y proveer un apoyo adecuado a la economía".

"Pensamos que, de cara al futuro, obviamente España necesita seguir reduciendo su déficit, pero necesita hacerlo a un ritmo que sea gradual", aseguró el director del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI, Philip Gerson, en la rueda de prensa de presentación de la edición de primavera de su informe 'Fiscal Monitor'.

En este informe, el Fondo Monetario Internacional prevé que el déficit público de España llegue al 6,6 % del PIB en 2013, casi un punto más de lo previsto en octubre pasado y más de dos puntos por encima del 4,5 % previsto por el Gobierno.

El organismo destaca que esta revisión a la baja es "reflejo de las peores perspectivas de desempleo y la falta de medidas específicas a medio plazo" en España.

Por otra parte, el FMI calcula el impacto que sobre el déficit de 2012 ha tenido el rescate financiero y lo cifra en 3,3 puntos porcentuales de PIB, en línea con las estimaciones del Gobierno español (3,25 puntos).

Si se suma el efecto de las ayudas a la banca española el déficit llegó al 10,3 % en 2012, según las estimaciones del FMI, que mantiene que sin las ayudas fue del 7 %, en línea con las proyecciones de octubre pasado.

Estos cálculos se equiparan con los del Gobierno, que cifró el déficit de 2012 en el 6,98 % del PIB sin el impacto del rescate de la banca y en el 10,23 % contando con él.

Para el organismo, estas cifras suponen un "notable" proceso de consolidación fiscal en España en 2012 "en medio de una gran contracción económica".

"La consolidación subyacente fue sin embargo muy notable: una mejora del saldo primario de cerca del 3 % del PIB en medio de una gran contracción económica", agrega el FMI.

"Dejenme insistir en que ya ha habido un gran ajuste en España en el 2012", afirmó hoy en la rueda de prensa de presentación del informe el economista del FMI Philip Gerson.

"Para el 2013 pronosticamos un ajuste adicional de alrededor de un punto porcentual del PIB, que creemos es apropiado", destacó Gerson. El experto aseguró, además, que son necesarios "mayores avances" en la reforma laboral.

Asimismo, recordó que el Gobierno español ya adoptó "ajustes fiscales importantes" en 2012 por valor de 2,5 puntos porcentuales del PIB en términos estructurales, un logro que, reconoce, se ha visto oscurecido por el impacto en el déficit del apoyo al sector financiero.

Sin embargo, de cara al futuro, ve necesario que España continúe con los ajustes, al mismo tiempo que se llevan a cabo reformas tanto a nivel nacional como europeo, como avances en la unión bancaria o unos mayores progresos en las reformas laborales.

"España y Europa necesitan implementar conjuntamente en los próximos años toda una serie de medidas tanto en el lado fiscal como en el no fiscal", añadió el director adjunto del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI.

Aplicar la austeridad con "receta"

Por otro lado, el director del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI, Carlo Cotterelli, incluyó a España entre las diez economías avanzadas que se enfrentan a mayores desafíos en materia fiscal, junto con Estados Unidos, Japón, Reino Unido, Francia, Italia, Bélgica, Grecia, Irlanda y Portugal.

Cotterelli destaca que estos países, que representan el 40% del PIB mundial, tienen un coeficiente de deuda respecto al PIB superior al 90% que continúa al alza, aunque a diferentes velocidades. "La política fiscal de estos países es de gran importancia y tiene un gran impacto en el mundo", advirtió.

En este sentido, admitió que los ajustes fiscales tienen un coste en el crecimiento en el corto plazo, pero incidió en que esto no significa que deban ser pospuestos, sino que deben ser aplicados "a un ritmo adecuado".

En su opinión, la austeridad fiscal es "como la medicina, que debe tomarse con la receta precisa", ya que si no se toma la suficiente "se continúa enfermo", y, si se toma demasiada, podría tener "efectos secundarios".

Por ello, defendió que el ajuste debe ser gradual en las economías avanzadas que aún tienen margen de maniobra, aunque admitió que los países que se encuentran bajo presión de los mercados tendrán que ser "más rápidos" en este proceso de ajuste.

Asimismo, instó a la eurozona a no ceñirse a objetivos de déficit nominales, y celebró la flexibilidad mostrada recientemente por las autoridades europeas para centrarse en aspectos más estructurales en la reducción del déficit.