La construcción de la subestación de Sabinal se revela cada vez más fundamental para garantizar la estabilidad del suministro eléctrico de Gran Canaria. La infraestructura, prevista en el plan anual aprobado por el Gobierno central, a instancias del Ejecutivo canario y Red Eléctrica de España (REE), asumirá en una primera fase la mitad de las líneas que en la actualidad congestionan la subestación de Jinámar. En el medio plazo será el destino de nueve de los once cables que parten del nudo energético que se sitúa a la entrada de la capital grancanaria.

La subestación de Sabinal se construirá sobre la montaña que amuralla la autovía del Sur a la altura del actual complejo energético de generación y transporte. Asumirá todas las líneas de 66 kilovoltios, de forma que aliviará la frenética actividad de Jinámar, que cuenta con un total de 38 posiciones. Es decir, dejará a la actual subestación con las dos únicas líneas de 220 kilovoltios que tiene y otra más que está en proyecto. Además de las líneas y hasta llegar a las mencionadas 38 posiciones, la subestación de Jinámar da otros servicios, con lo que su estrés de funcionamiento se vería muy aliviado.

Sabinal será también un camino alternativo para el flujo energético. Desde que entre en funcionamiento, nunca antes de 18 meses según estimaciones de REE, garantizará que una avería en Jinámar no significará que la capital grancanaria y la zona Norte de la Isla se quedan a oscuras. También ambas subestaciones estarán interconectadas entre sí. En definitiva, servirá para incrementar el mallado del tendido eléctrico, una de las principales demandas de los ingenieros para asegurar rutas por las que pueda circular la electricidad en caso de que las principales queden fuera de uso en algún momento.

El ejemplo claro de esta situación de escasez en el mallado lo constituye Fuerteventura y por eso han alertado desde REE del grave riesgo de apagones que sufre dicha isla. La generación de energía está en el norte, mientras que la mayor parte del consumo está en el Sur. El flujo eléctrico pasa por un solo hilo de 66 kilovoltios, de modo que cualquier suceso imprevisto dejaría sin luz a los enclaves turísticos más visitados. A la situación que se da en la isla majorera la definen los técnicos como "estar en antena".

A la subestación de Jinámar llega la producción de la central de ciclo combinado de Juan Grande y desde allí parten líneas a otras subestaciones. A saber: Lomo Apolinario, La Paterna, Barranco Seco, Guanarteme, Muelle Grande, Buenavista, Arucas, Guía, San Mateo, Marzagán y Telde, lo que da idea de la importancia de la infraestructura para que en todas esas zonas y otras hacia las que distribuyen, los ciudadanos puedan contar con luz cuando accionan el interruptor.

La crítica situación, "no de máximo riesgo, pero sí de máxima tensión", en palabras del director de Operación de REE, Andrés Seco, tiende a empeorar. El generador prácticamente único del Archipiélago, Endesa, señaló un incremento de la demanda durante el pasado año del 0,2%. REE eleva esa cifra hasta el 0,5%.

La crisis, traducida en desaparición de empresas, había motivado que se despachara menos energía en los últimos años, lo que restaba dramatismo a la situación. Un aumento de la actividad económica elevaría el peligro y, en caso de ser repentino, probablemente inasumible para el sistema.

El 65% de la producción energética de Gran Canaria está en el Sur, mientras que el 60% del consumo se concentra en la capital grancanaria, según técnicos de la Consejería de Empleo, Industria y Comercio del Gobierno de Canarias.

Por ello, la planificación prevista, y suspendida por el Ejecutivo central, incluía también una línea de 220 kilovoltios de doble circuito (dos cables) entre la central del Barranco de Tirajana y la subestación Sabinal. Era la forma prevista para garantizar que la energía generada en el Sur contase con dos caminos para llegar hasta la zona de máxima demanda. Sin embargo, en este caso Madrid no consideró que constituyera una urgencia máxima y no la contempló en el plan para este año.