De la amargura extrema al ver denegada la pensión de jubilación y la imposibilidad de salir adelante con los 400 euros que entran en su domicilio al mes, a la satisfacción de ver resuelto el problema que no lo era tanto en menos de dos horas. "¡Ya comí!", decía ayer exultante Blas Padilla Pérez, vecino de la capital grancanaria, en la que ha sido la sobremesa más dulce de los últimos meses.

A primera hora de ayer lunes, con el desayuno ya servido y pertrechado para lo que iba a ser una huelga de hambre indefinida, se plantaba ante las oficinas de la Tesorería General de la Seguridad Social en la calle Pérez del Toro, para denunciar que el organismo le había denegado la pensión al no haber satisfecho una deuda por importe de 8.000 euros de varios años en los que trabajó como autónomo. Pero fuentes de la propia Tesorería sí han confirmado a este periódico que la pensión le fue reconocida el pasado 26 de abril, y que cobrará a finales de mayo, por lo que antes de comenzar, su reivindicación ya había sido atendida

"Hay que ver lo que estoy pasando, tengo pareja y una niña de 14 años y no tengo confianza alguna en que esto se solucione, he agotado todas las vías administrativas sin resultado alguno, e incluso tienen una actitud agresiva conmigo", argumentaba Blas Padilla poco antes de las 10.00 horas. Iba a ser una jornada dura la del primer lunes de mayo para este hombre que llevaba trabajando en la construcción desde los 16 años. Según cuenta el afectado, desde la Dirección Provincial del Instituto General de Seguridad Social y la Tesorería se le comunicó que "todo estaba resuelto" y que el 30 de mayo próximo recibirá la pensión que le corresponde conforme a los 43 años de cotización que acumula. Blas Padilla no disimulaba la "gran satisfacción" por ver reconocido lo que considera un derecho, que además se hará con efectos retroactivos desde noviembre del pasado año.

Otra cosa bien distinta es la deuda que le reclama la Tesorería, que tiene claro que habrá de abonar, tal como puntualizaba a primera hora de la tarde ya con una actitud bien distinta a la que detallaba antes de que le dieran la noticia que le hizo desistir de la huelga. "No reconozco la deuda de los 8.000 euros, me ofrecen un aplazamiento en el pago, pero es también una trampa porque en el INSS me han dicho por escrito que solo tengo derecho a la jubilación si liquido dicha deuda", manifestaba Padilla Pérez con evidentes señas de nerviosismo.

La historia de este hombre de 66 años de edad, la personal y laboral, se inicia a los 16 años cuando según relata "empecé a trabajar en la construcción llegando a ocupar el puesto de jefe de obra en proyectos importantes con presupuestos de unos 14 millones de euros". Hizo de todo en aquellos años, "de pinche, albañil, encargado,...", y montó empresa propia con una plantilla de "seis o siete trabajadores", recuerda. "En aquella época tuve dos grandes impagos que me llevaron a la ruina. Estuve aguantando un año de más y cuando vi que la situación iba a peor, dejé la empresa, le di de baja en la Agencia Tributaria como autónomo y me puse a trabajar por cuenta ajena".

Pero, el cambio en el régimen de cotización fue su condena. Confiado en que la Agencia Tributaria funcionaba "como una ventanilla única con otras administraciones," la deuda con la Seguridad Social continúo creciendo entre los años 2000 y 2006, "cuando la tesorería me dio de baja de oficio". Le embargaron la nómina, "lo que me pareció correcto", según Blas Padilla, hasta que en julio del pasado año le certificaron que no podía cobrar pensión alguna hasta que resolviera una deuda que sumaba unos 34.000 euros aproximados.

Finalmente, el montante a pagar se redujo hasta los 8.000 euros al concederle "una modificación de la fecha de la baja", y por tanto la liquidación era menor. En su contra quedaban pagos de los años 2001 y 2002, un hecho que ayer atribuía a "un error informático". Finalmente tendrá pensión, y ya habrá tiempo de hacer cuentas con las cantidades que se le reclaman".