El turismo tiene una cara solidaria. Hoteles y restaurantes del Sur de Gran Canaria contribuyen con sus bufés a hacer realidad cada día parte de la actividad que desarrolla el Centro de Acogida e Intervención Promocional de Personas sin Hogar (Caipsho). La comida que sale de las cocinas de los establecimientos alojativos y hosteleros sirve para que más de una treintena de personas en grave situación carencial tengan acceso a una alimentación diaria.

En algunos puntos de la Península, como ocurre en Alicante, los hoteles contribuyen directamente con el Banco de Alimentos. En el caso de Gran Canaria, la operatividad lo desaconseja. El propio Banco de Alimentos colabora también con Caipsho, pero esta asociación, nucleada en torno a la Coordinadora Arciprestal de Cáritas Sur, lleva realizando su labor desde el año 1999 con notable acierto, por lo que se aplica la máxima de no tocar aquello que funciona bien.

"Todas las parroquias del Sur se unieron para solventar sus problemas", afirma la educadora social de Caipsho, Katia Santana, para explicar el origen de esta organización, que da un máximo de treinta comidas cada día. "Se trata de poder brindar una atención de calidad", señala Santana, porque Caipsho va más allá de poner un plato delante de sus usuarios.

El objetivo es devolverles "al mercado de trabajo", expone la educadora social. Para ello, además de la comida, se trabaja de forma individual con cada uno, se les solventan trabas burocráticas, se les brinda un servicio de duchas -la mayoría viven en la calle-, orientación laboral e, incluso, una voluntaria les corta el pelo de forma gratuita al objeto de estar presentables en una potencial entrevista de trabajo.

Regresando a la colaboración brindada por los establecimientos hoteleros, cada día un furgón de Cruz Roja, que también colabora con Caipsho, parte de la parroquia de San Fernando de Maspalomas con un par de voluntarios de la organización. Semanalmente se varía el destino, es decir, cada siete días es uno solo de los establecimientos el que se encarga de surtir de alimentos a los más necesitados.

Deseado incremento

"Tenemos cubiertas 52 semanas", relata Katia Santana, de las 54 que tiene el año. No es problema, porque siempre la solidaridad puede ir un pasito más allá, aunque para Caipsho sería una buena noticia que más hoteles o restaurantes se sumaran a la medida, porque "eso descargaría a otros que ya hacen un gran esfuerzo".

Cadenas enteras -caso de IFA- y hoteles y restaurantes de manera individual son los que aportan su importante grano de arena. Treinta comidas -primero, segundo y postre- por siete días son 210. Como casi todos los establecimientos repiten, la media estaría en unos 420 platos salidos de la cara más amable de los negocios alojativos del Sur. Claro que eso es pura matemática, ciencia que no siempre sirve para cuantificar la solidaridad. Los hay que cubren "hasta cinco semanas", según explica Katia Santana. De los fogones de esos colaboradores premium parten al año viandas cocinadas para cubrir 1.050 menús.

La crisis confiere mayor importancia al gesto solidario, porque los recortes presupuestarios también llegan hasta Caipsho y la falta de dinero solo puede suplirse con buena voluntad. De momento, ya saben que desde la Dirección General de Políticas Sociales del Gobierno de Canarias este año no les llegará nada y La Caja no atraviesa por sus mejores momentos.