El número de parados registrados en el Servicio Público de Empleo se redujo en agosto en 31 personas en España. Es la primera vez desde 2006 que el paro se contrae en el octavo mes del año. Se ha dicho por ello que "España ya ha dejado de destruir empleo". No es cierto. En agosto se destruyeron 99.069 empleos en el país. Ésta es la cifra (media mensual) en la que se redujo el número de cotizantes a la Seguridad Social. Los dos datos se dieron a conocer la pasada semana.

Empleo y paro no son parámetros que hayan de ser complementarios de forma necesaria. La relación entre ambas magnitudes no es inversamente proporcional ni existe un trasvase exacto, directo y unívoco entre las dos situaciones. De hecho, aunque hay circunstancias en que uno baja cuando el otro sube -que es lo que espera el colectivo social-, en otras muchas ocasiones empleo y desempleo bajan o suben de forma simultánea y no necesariamente con la misma intensidad. El mes pasado ha sido un ejemplo de ello: hubo 31 parados menos y, a la vez, 99.069 trabajadores menos ocupados y cotizando a la Seguridad Social.

Este fenómeno no es insólito. Ocurre lo mismo en otros ámbitos de la vida. Un día soleado presupone ausencia de lluvia y una jornada lluviosa sugiere carencia de sol, pero a veces concurren la lluvia y el sol. Por eso existe el arcoíris.

La realidad es que la ocupación en España aumentó entre marzo y julio, en los meses previos a las contrataciones de la campaña veraniega. En esos cinco meses la afiliación a la Seguridad Social aumentó en 276.009 personas, un incremento del 1,7% respecto a la afiliación media de febrero pasado. Pero en agosto se volvió a destruir empleo y se contrajo el 0,6%.

Lo que explica que el paro baje, aunque con una cifra testimonial de sólo 31 personas (menos de una por provincia) en el mismo mes en que se ha vuelto a destruir empleo en la tasa de actividad. La población activa es la suma de ocupados más parados. Y esta cifra está cayendo, y de forma cada vez más acentuada en tasa anual, desde el primer trimestre de 2012, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

El paro se puede reducir porque aumenta la oferta de empleo, porque cae el número de demandantes de trabajo o por ambos fenómenos a la vez. La reducción de la población activa supone que cada vez hay más españoles que desisten de buscar empleo porque han perdido toda esperanza de hallarlo o porque han decidido irse del país.

La última encuesta de población activa (EPA) -la del segundo trimestre de este año- cuantificó el fenómeno para ese periodo: entre abril y mayo el paro se redujo en 225.200 personas (la tasa de paro bajó cinco décimas: del 27,1% al 26,6%) pero la ocupación creció menos de lo que bajó el paro. Los nuevos ocupados fueron 149.000. Entre ambas magnitudes hay una diferencia de 76.200 personas. Son 76.200 personas que no están en el paro pero que tampoco están ocupadas. Esa cifra (76.200 personas) son prácticamente las mismas que las 76.100 personas en las que, según la EPA, se redujo en ese trimestre la población activa (suma de las personas que tienen trabajo más las que lo buscan). España está resolviendo una parte del dramático problema del paro por la vía de expulsar del mercado laboral a personas que, no teniendo ocupación, dejan de demandarla.