Repsol ha marcado el mes de enero en el calendario como el momento en que iniciará los trabajos de instalación del centro de operaciones que dará soporte a los sondeos que determinarán la existencia, o no, de hidrocarburos en aguas próximas a Canarias. No es un brindis al sol. El departamento de logística de la petrolera cubre desde hace meses una intensa agenda de contactos con empresas que ya están instaladas en el Puerto de la Luz y de Las Palmas. Varias de ellas ya han manifestado su predisposición a hacer sitio a la multinacional.

No faltan los negocios portuarios dispuestos a compartir superficie con el gigante petrolero que preside Antonio Brufau en la seguridad de que, a medio y largo plazo, la relación puede fructificar en interesantes participaciones en el proyecto de la empresa en las Islas. Eso en el caso de que finalmente se encuentre petróleo y gas en las áreas marinas bautizadas por los ingenieros de Repsol con los nombres de Sandía, Plátano y Zanahoria situadas al este de Canarias.

El silencio es sepulcral en el recinto portuario capitalino. Los tocados por la petrolera saben que cualquier indiscreción les deja fuera de plano antes de poder explicarse y se está jugando un jugoso engorde de sus activos presentes y futuros.

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