Tenerife ha vendido alrededor de 7.000 litros de vino de Valdepeñas para su venta como si fuera propio. Ante las denuncias de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Islas Canarias, de ámbito regional, y de numerosas asociaciones los responsables de Bodegas Insulares -el consorcio que engloba a seis ayuntamientos, asociaciones vitivinícolas, un millar de agricultores y el Cabildo de la isla- han defendido hasta ahora la compra de caldo de La Mancha como una solución técnica: la mezcla del vino peninsular con el canario mejora la calidad del producto y alcanza un mejor posicionamiento en el mercado. Sin embargo, el Gobierno canario ha detectado que la sociedad también embotelló una cuarta parte de un pedido tal y como llegó.

Los 6.780 litros sin mezclar se utilizaron como vino de mesa. No obstante, la Consejería de Agricultura advirtió ayer de que esta práctica es legal, ya que entre otras cosas las denominaciones de origen no se han visto adulteradas. Aunque el responsable regional del área, Juan Ramón Hernández, insistió durante el pleno del Parlamento celebrado ayer en que la adquisición de vino a granel por parte de Bodegas Insulares de Tenerife no está prohibida, sí reconoció que no le parece "conveniente".

Lo que ha levantado las mayores críticas es precisamente el papel que tiene el Cabildo de Tenerife en esta empresa. No sólo es el accionista mayoritario -con un 49,12% de participación- sino que siempre ha defendido que su finalidad es luchar por el sector vitivinícola local. Ante la contradicción de esa filosofía con la compra del vino peninsular, diversas asociaciones, formaciones políticas e incluso el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA) demandan la salida del Cabildo que preside Carlos Alonso del negocio.

Denuncia a Competencia

La DOP Islas Canarias y el Consejo Regulador Ycoden-Daute-Isora se sumaron ayer a la demanda de la Asociación de Viticultores y Bodegueros de Canarias (Avibo) y acordaron solicitar el cese del presidente de Bodegas Insulares de Tenerife y consejero insular de Agricultura, José Joaquín Bethencourt. Ambas entidades, que celebraron sus respectivas reuniones para tratar la polémica compra de vino peninsular, también aprobaron no reconocer a la corporación tinerfeña como interlocutor válido del sector debido a la "pérdida de confianza derivada de sus irregulares actuaciones". Ya la pasada semana, la polémica forzó la dimisión del consejero delegado de Bodegas Insulares, José Luis Savoie.

Además, tanto la DOP Islas Canarias como el Consejo Regulador también ven necesario la salida de la institución tinerfeña de la sociedad y, de hecho, la primera organización autoriza a la Junta Directiva de Bodegas Insulares, formada por todos sus socios, "para que inicie el proceso de petición de responsabilidades por la afección sobre el valor de marca de Los Vinos de Canarias".

Islas Canarias, además, apoya a la Junta Directiva para que, en función de las medidas que adopte el Cabildo, "eleve la reclamación ante el Tribunal de Defensa de la Competencia y la Administración Europea" en caso de que la Institución quiera seguir formando parte de Bodegas Insulares.

Ante las preguntas formuladas por Cristina Tavío (PP), Flora Marrero (CC) y Román Rodríguez (Grupo Mixto), en el Parlamento ayer Hernández explicó que el ICCA abrió una investigación y solicitó a Bodegas Insulares las facturas que acreditaban la compra de vino peninsular. En total, se presentaron cuatro recibos expedidos por distintas empresas por un total de 111.187 litros, lo que supuso un desembolso de 62.742,80 euros.

Entre 2012 y este año se adquirieron un total de cuatro contenedores con unos 27.000 litros cada uno frente a los kilos de uva que cada año no caben en las bodegas tinerfeñas. El ICCA comprobó que fue en la instalación de Guía de Isora donde se llevaron a cabo las mezclas, una práctica que se ajustó a las disposiciones que marca la norma, puntualizó ayer el consejero de Agricultura. Hernández añadió además que los inspectores del Instituto comprobaron asimismo que en esa misma bodega del sur tinerfeño también se embotelló y envasó vino corriente procedente de la Península sin realizar mezcla alguna y que se comercializó con las marcas Viña Donia y Tibisay.