La Bolsa española vivió ayer su particular viernes negro con una caída del Ibex 35 del el 3,91 %. Fue la peor sesión del mercado desde septiembre de 2012, arrastrado por el fuerte descenso del Banco Santander tras su multimillonaria ampliación de capital de 7.500 millones de euros. Las acciones de la entidad que preside Ana Patricia Botín se desplomaron el 14,09%, su mayor retroceso en una jornada desde el 1 de octubre de 1998.

El Santander colocó su ampliación de capital a un precio de 6,18 euros por título, lo que supone un descuento del 9,9% sobre la cotización que tenía el jueves. La Bolsa reaccionó penalizando a la entidad con una espiral de ventas que primero alineó el valor de las acciones con el precio de la ampliación y que luego fue más allá. Se produjo además un contagio hacia el resto del sector financiero, en parte motivado, según una corriente de analistas, porque la decisión del Santander de mejorar su capitalización alimenta el temor a que el conjunto de la banca necesite reforzarse.

Ese temor se extendió además en Europa por las dificultades del banco italiano Monte dei Paschi, que cedió el 8,6% en la Bolsa de Milán. Todos los mercados europeos cerraron en pérdidas, encabezados por el español.

El Santander ha insistido en que la ampliación tiene como objetivo ganar musculatura para abordar una nueva etapa de crecimiento, según expresó ayer Ana Botín en una carta dirigida a los accionistas. En la misiva también se justifica la nueva política de dividendos, que supone un recorte de la retribución del 66% para este año, si bien el banco incrementará los pagos en metálico.

La sucesora de Emilio Botín al frente del gigante financiero trasladó igualmente su confianza en que el mercado sabrá valorar la operación e insistió en la importancia de que el Banco Santander pueda acompañar a sus clientes en la recuperación económica. Subrayó además que la demanda de nuevos títulos por parte de grandes inversores superó los 11.000 millones al precio de la colocación, de 6,18 euros por acción, después de que en aproximadamente una hora las peticiones fueran suficientes para cubrir el objetivo de los 7.500 millones

Al final, los nuevos títulos fueron adquiridos por 235 inversores, la mayor parte de ellos anglosajones, pues casi un 80 % de las acciones irán a parar a Estados Unidos y Reino Unido, sede de los principales fondos de inversión del mundo. El resto de inversores europeos concentran el 10 % de la demanda total y, el resto del mundo, el 11 % de las nuevas acciones, que está previsto que empiecen a cotizar a partir del 13 de enero.

Banco Central Europeo

Las pérdidas se acentuaron en la Bolsa ante otras informaciones sobre la zona euro. Una fuente cercana al BCE reveló que la operación de compra de deuda pública que baraja la entidad rondará los 500.000 millones. Es una cantidad inferior a la que esperaba el mercado. Ello pudo tener un impacto negativo en la Bolsa y en el mercado de deuda, donde la prima de riesgo española subió 8 puntos básicos, hasta los 125. La expectativa de una subida cercana de tipos de interés en EE UU, tras cosechar un intenso aumento del empleo en 2013, también tuvo influencia. Como el petróleo, que bajó de 50 dólares.