El primer jueves de cada mes tiene lugar la reunión de política monetaria del Banco Central Europeo (BCE). En dichas reuniones el objetivo principal es tomar decisiones para mantener la estabilidad de precios en la zona euro, y apoyar las políticas generales de la UE con el fin de contribuir a la realización de los objetivos comunitarios establecidos que son, un alto nivel de empleo y un crecimiento no inflacionista y sostenible.

Son ya varios meses en los que desde algunos organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) se viene aconsejando al BCE a que ponga en marcha un plan de estímulo similar al que tuvo lugar en EEUU a través de su Reserva Federal (Fed), el ya famoso Quantitative Easing (QE).

Pero, ¿sabemos realmente en qué consiste y para qué puede servir el QE? Para entenderlo bien lo mejor es empezar por entender cuál es el principal objetivo de un Banco Central. Todo Banco Central tiene como objetivo principal mantener la estabilidad de precios, es decir, que no se entre en período de inflación (aumento generalizado de los precios), ni tampoco en un periodo de deflación (descenso generalizado y continuo de los precios de bienes y servicios en una economía).

Aunque a muchos pueda parecer una buena noticia entrar en un periodo de deflación, estos períodos pueden resultar muy negativos para una economía. Hay que tener en cuenta que si bajan los precios, las empresas ven reducidos sus márgenes, si ocurre esto, a medio plazo sus cuentas se verán "dañadas". Si sus cuentas están dañadas tendrán problemas para devolver sus deudas.

Como que los ingresos ya no son los mismos, pero los costes laborales se mantienen estables, muchas de estas empresas optan por reestructuraciones y reducciones de plantilla, lo que conlleva un incremento de la tasa de paro. Cuanta más población en paro hay, más retracción del consumo, y por tanto, nuevas reducciones de precios. Cuando todo esto sucede, además hay que sumarle que los consumidores creen que si los precios han bajado lo van a seguir haciendo aún más, así que deciden retrasar sus decisiones de compra, así pues la demanda de bienes y servicios disminuye aún más.

Llegados a este punto en el que hay un exceso de la oferta, dicha oferta conlleva a una nueva disminución de los precios. Se puede ver que es "el pez que se muerde la cola" y por ese motivo los Bancos Centrales temen tanto a la deflación.

¿Qué medidas tiene un Banco Central para combatir la deflación? Podrimos resumirlas en las siguientes: Bajar el precio del dinero a través de los tipos de interés, devaluación de la moneda y política fiscal.

Actualmente el tipo de interés en la zona euro se encuentra en mínimos históricos del 0,05% y el Euro cotiza con respecto al dólar americano en 1,2315, zona que no estaba desde agosto del año 2012.

¿Qué ocurre si además de tomar estas medidas la economía no muestra síntomas de crecimiento? A los Bancos Centrales les queda un "último cartucho, el QE". El QE es un programa de estímulo cuyo elemento principal es la compra de deuda pública a modo de inversión por parte de un banco central.

¿Y por qué es tan importante? Por el importe tan elevado de estas compras por parte del Banco Central y la consiguiente entrada de liquidez que tanto gusta a los mercados financieros. Con esta entrada de liquidez en los bancos privados se pretende dar la vuelta a la deflación, que estos bancos vuelvan a dar crédito a empresas y familias, que las empresas sanen sus cuentas y vuelvan a crear empleo, que el consumo crezca, que se equilibre la oferta y la demanda?.

El factor que juega en contra de esta idea es la firme oposición que ha presentado Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, que abandera el pensamiento de que entre las funciones del BCE no está la de inyectar billetes en el sistema sino tan sólo garantizar la estabilidad de precios a través de políticas convencionales, hasta tal punto que recientemente declaró que el QE masivo podía llegar a estar fuera de la ley.

Pero en el lado de los factores favorables a tal actuación por parte de Draghi encontramos tanto posibles detonantes como indicios. Los posibles detonantes, a grandes rasgos, son dos: la reciente caída del precio del crudo, que agrava aún más la problemática de los bajos precios (riesgo de deflación) que está sufriendo Europa, y las pobres cifras de crecimiento presentadas por esta región en noviembre, las más bajas en 16 meses. Un QE, si nos basamos en la teoría, haría subir los precios y animaría la circulación del dinero, por tanto reactivaría el crecimiento. Insisto, según la teoría, ya que podríamos abrir un amplío apartado de las posibles consecuencias negativas que es capaz de generar también...