El nuevo gobierno de coalición griego, fruto de las elecciones del pasado domingo, comandado por Alexis Tsipras tiene ante sí una empresa más que complicada: mantener al país dentro de la eurozona, y al mismo tiempo renegociar deuda para poder subsistir y además hacer frente a sus promesas electorales (rentas básicas, desprivatizaciones, ayudas...).

Actualmente la situación económica griega es insostenible: tiene una deuda por valor del 175% de su PIB, no se puede financiar en los mercados (nadie se fía), tiene vencimientos de deuda constantes (unos 4.000 millones solo entre febrero y mazo)... por lo tanto tiene dos opciones: renegociar deuda con sus acreedores, hay que pensar que los principales son organismos supranacionales , en especial Europa, que a través del MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad) tiene prestados a Grecia 145.000 millones de euros; o bien salirse del euro y declararse en bancarrota.

¿Cuál es la verdadera intención del nuevo gobierno griego?

Desde el gobierno griego se insiste por activa y por pasiva que su intención es renegociar, incluyendo quitas de deuda, manteniéndose en el euro, sin embargo, los acreedores no están por la labor de volver a aceptar más condonaciones y parece que las negociaciones se centrarían en ampliar plazos para relajar los compromisos. Aquí aparecen dos problemas:

1.- La experiencia nos dice que no solucionará nada, simplemente es alargar la agonía de un enfermo terminal que seguirá sufriendo.

2.- Los acreedores a cambio de estas flexibildad impondrán nuevas medidas de austeridad, algo a lo que, si cumple sus promesas electorales, el gobierno se deberá negar en rotundo, de hecho va encaminado a todo lo contrario. Además, parece poco probable que Europa ceda a las pretensiones de Tsipras, ya que el efecto contagio, sobre todo en España, sí sería preocupante.

Obstáculos para que Grecia salga del euro

Ante estas insalvables posturas, parece que la salida de Grecia del Euro cobra fuerza, aunque también tiene dos escollos importantes:

1.-Tanto Syriza como ANEL (los partidos del Gobierno) han abogado en su campaña electoral por mantener al país en el euro.

2.- No existe un mecanismo real por el que un país pueda salir del euro, aunque sí, en el Tratado de Lisboa de 2007 se deja abierta la posibilidad de que un país solicite su salida, algo que se tendría que aprobar por el resto de miembros.

¿Qué pérdidas ocasionaría la salida de Grecia del euro?

En caso de darse esta situación, lo primera medida sería la implantación de una nueva moneda en Grecia, un nuevo dracma, que estaría muy devaluada respecto al euro, lo que rápidamente nos lleva a la bancarrota de Grecia ya que no podría hacer frente a sus deudas, comprometidas en euros, cobrando impuestos a la población en un depreciado nuevo dracma. No se trataría de una negociación, en la que una parte u otra deba ceder (tal vez ésta se deberá hacer para permitir, o no, que Grecia salga).

A pesar de que se perderá dinero, al conjunto de la eurozona no le debería preocupar mucho esta situación. Recordemos que la gran mayoría de tenedores de deuda son organismos supranacionales (MEDE, FMI, BCE, Banco Mundial), por lo tanto los bancos tienen una exposición muy baja, así que lo que hubiera supuesto la quiebra de muchos de ellos en 2010, ahora casi no tiene repercusión, de hecho mucha parte la tienen provisionada.

Teniendo presente que Grecia supone solo el 2% del PIB de la eurozona, parece que los organismos acreedores sí podrán seguir subsistiendo con estas pérdidas.

¿Cómo responderían los griegos?

El impacto sobre la población griega sí será más severo. La mayoría de bancos griegos se declararán en bancarrota, en primer lugar por la fuga de capitales, en segundo porque son acreedores de deuda griega en un porcentaje demasiado elevado para sus balances, y en tercero porque sus clientes no podrán hacer frente a sus pagos (también estarán hipotecados en euros y cobrarán en el nuevo dracma).

Esta debacle financiera ya afectará sobremanera a la sociedad, pero además las personas perderán poder adquisitivo, no solo por el comentado incremento de sus deudas, sino también porque se generará una hiperinflación (además de por la inestabilidad, subirá mucho respecto al nuevo dracma cualquier bien que tengan que importar, como petróleo, gas...) que acabará con la poca clase media que queda.

Cierto es que la situación planeada es catastrofista para los griegos, pero posiblemente se trate simplemente de acelerar lo inevitable, de hecho nuevas renegociaciones que impliquen nuevas medidas de austeridad también harían mucho daño en la debilitada salud económica de la gente. A cambio, Grecia podría ganar en competitividad al tener su divisa barata, tampoco hay que engañarse ya que se trata de un país poco exportador (turismo y astilleros, poco más), pero sí podría poner las bases para el futuro.

Parece que todo cuadra con la salida de Grecia del euro: a la población poco ya le afectará debido a que estar peor es difícil; a Europa económicamente le afecta poco y no tendría impacto sobre los bancos comunitarios, cierto que no sería muy buena imagen para los potenciales futuros miembros, pero quedaría compensado con lo ejemplarizante que podría ser para otros países tentados, como España, a no devolver su deuda, lo que sí provocaría un caos para Europa y para los españoles.

Una prueba de esto, lo tenemos en el comportamiento de los mercados financieros: los precios de la deuda de los países miembros siguen creciendo, sin embargo la helena se deprecia fuertemente estos deudas, de la misma manera, todos los índices bursátiles, excepto el de Atenas, se comportan estos días con normalidad; sí parece lógico pensar que cuando se concreten estas noticias habrá cierta volatilidad, que en el medio plazo quedará difuminada.

@luisgarcialanga

Analista financiero y experto de iAhorro.com