La Confederación Canaria de Empresarios desarrolla entre ayer y hoy su IV Congreso de Emprendimiento, que culminará con la entrega del premio Emprendedor 2015 dotado con 3.000 euros. El jurado, que emite hoy su fallo, no va a tener fácil juzgar las ideas que va a encontrar sobre la mesa y que cubren un abanico amplísimo que va desde el plano local hasta el ámbito más internacional. Este último caso es el de Eagle Ship Hardening, una joven empresa que se halla inmersa en la comercialización de un sistema de seguridad que pone freno a la piratería en alta mar.
Tres de sus cuatro socios, Rosalba Hernández, Ardiel González y Adrián Abelardo estaban ayer presentes en el salón de actos de Canarias Caja Rural, en el que la patronal de Las Palmas desarrolla el evento. Hernández, de 28 años, estudió Enfermería, pero pasan ya prácticamente dos años desde que colgó los instrumentos de sanar para pasarse directamente a la prevención. En este caso, no de enfermedades, sino de la propia integridad física de quienes trabajan a bordo de los barcos que navegan por las denominadas zonas calientes del planeta, en las que abundan los amigos de lo ajeno.
Su mercado es amplio, ya que "unos 100.000 buques", según Hernández, transitan por esas áreas que, grosso modo, se sitúan al este del cuerno de África, en el golfo de Guinea, en Indonesia -con especial incidencia en el estrecho de Malaca- "y algo en el Caribe".
El concepto de producto se desarrolla desde hace un año y consiste en poner a salvo a la tripulación y mantener el control de la nave como medio para disuadir a los piratas. "Se trata de un sistema no letal basado en el blindaje de la ciudadela", detalla Rosalba Hernández para describir la capacidad que el producto tiene de convertir en un búnker el puente de mando.
El proyecto no surge de la nada. Uno de los socios "trabajó en el sector de la seguridad marítima y antes lo había hecho en blindaje arquitectónico de edificios", relata la joven emprendedora. La unión de ambas experiencias laborales le condujo a la conclusión que ha alumbrado Eagle Ship Hardening.
Sobre los obstáculos que van encontrando en su camino, Hernández destaca las dificultades para llegar hasta los clientes. "Es complicado, suelen tener reticencias a la hora de escuchar a una empresa joven", explica. Sin embargo, tampoco esto es un problema insalvable y la seguridad de contar con un producto que podría, incluso, terminar con un problema internacional que supone un gasto a los estados por la vigilancia que deben prestar en las mencionadas zonas calientes, les hace perserverar.
Tampoco el brillo de las ideas es garantía de financiación. Desarrollar un producto como este es caro, igual que lo son los propios contactos comerciales si quieren desarrollarse en el ámbito más global. En la era postcrisis no abundan las apuestas de las entidades de crédito, según los testimonios escuchados ayer.
A ello hay que unir la estrategia para colocarse en el mercado, sobre todo si el servicio que se pretende prestar no es habitual. Es el caso de Álvaro González (34 años), un arquitecto que, junto a un equipo multidisciplinar integrado por profesionales de la geografía, el medio ambiente o la economía, entre otras, se ha propuesto recuperar y dinamizar entornos rurales desde su empresa Tu Destino Rural.
"Es complicado porque el mercado es nuevo, pero tiene un gran potencial", señala. Debe ser así porque Guillermo José Barreto (44 años) también ha depositado la vista en el interior de la Isla para, en este caso, poner en valor la cultura y gastronomía de dicha zona. Lleva ya un año dando vueltas a su Activity On Canarias y, en breve, se lanzará al mercado. Desea crear sinergias con la sociedad local y aprovechar la demanda turística, pero "desde el verde", que es el color con el que pinta su idea.
