CaixaBank obtuvo un beneficio 273 millones el primer trimestre, un 27,2% menos respecto al mismo periodo del año anterior, que incluía "impactos singulares" asociados a la integración de Barclays Bank SAU.

En un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), destaca que el resultado antes de impuestos alcanza los 376 millones, lo que supone un crecimiento del 78,7%, y el resultado atribuido al negocio bancario y de seguros, excluyendo la actividad inmobiliaria y las participadas, asciende a 544 millones.

La morosidad se redujo al 7,6%, y también bajaron los saldos dudosos (5.170 millones en los últimos doce meses) y las pérdidas por deterioro de activos financieros (cayó un 45,2% hasta los 410 millones este trimestre, tras la caída de las dotaciones para insolvencias en un 59,2%), con estabilidad en créditos y recursos de clientes y una ratio de capital del 11,6%.

En la Junta de Accionista celebrada en Barcelona, el presidente de la entidad, Isidro Fainé, destacó que el banco es "la entidad con el superávit de capital más alto del sector" lo que le permite llevar a cabo operaciones como la compra del portugués BPI.

De otra parte, CaixaBank prevé ahorrar 40 millones anuales tras haber recibido 370 adhesiones a su plan de prejubilaciones voluntarias, que preveía hasta 484 desvinculaciones y con el que busca ajustar costes en un contecto de márgenes de negocio reducido por la caída de intereses. La salida de estos empleados se producirá el 1 de junio.