"Somos previsibles", dijo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el 18 de octubre de 2012, el 25 de febrero de 2014 y de nuevo el pasado 28 de octubre. Sin embargo las directrices de la política económica son imprevisibles en la nueva legislatura porque ya lo fueron en la anterior. El PP aseguró en la oposición y nada más llegar al Gobierno que jamás aceptaría la tasa Tobin (es uno de los diez Gobiernos que la ha suscrito), que no existía el cambio climático (ahora lo acepta), que de las crisis sólo se puede salir bajando impuestos, que no habría recortes ni tocaría las pensiones, que a España no vendrían los "hombres de negro" (llegaron semanas después) y que nunca dirían que había "brotes verdes", aunque sí dijeron que había "flores de invernadero". Aseguraron que no se crearía un banco mal, que nunca se aportaría dinero público para rescatar bancos y se negó el 28 de mayo de 2012 que fuese a haber "rescate de la banca" (costó 46.000 millones). Y desde entonces se niega que haya habido rescate a España, aunque De Guindos admite en su libro que lo que no hubo fue un rescate "completo" y desvela que Rajoy sí estuvo dispuesto a pedir un plan de ayuda adicional al FMI que vetó la UE. Rajoy dijo en Lisboa el 24 de enero de 2012 que su política sería como la de la Troika en Portugal, pero hoy asegura que, gracias a él, España se libró de ella. Rajoy apoyó la exigencia de austeridad de Merkel y a la vez intentó en octubre de 2012 en París un frente con Hollande, Monti y Passos para combatirla. Condenó el "ocultamiento" de déficit en 2011 (lo hubo en las comunidades del PP) pero en enero de 2015 fue el único dirigente que hizo campaña en Atenas en apoyo del partido que falsificó las cuentas de Grecia.