El presidente de Repsol, Antonio Brufau, manifestó ayer que la oposición que su compañía se encontró en Canarias cuando intentó buscar hidrocarburos a unos 60 kilómetros de Lanzarote y Fuerteventura le pareció "tercermundista". En una entrevista en la Cope en la que habló sobre el importante yacimiento petrolífero que Repsol ha encontrado en EEUU, Brufau señaló que las autoridades de Alaska les han felicitado por el hallazgo, a diferencia de lo que les ocurrió en Canarias, donde sus prospecciones chocaron con una fuerte oposición del Gobierno autonómico, los cabildos y todo tipo de colectivos sociales.

"Lo que pasó en Canarias a mí me pareció una pena, me pareció tercermundista", dijo Brufau, quien añadió que "pensar que la modernidad pasa por no tener energía es tanto como insultar a los países emergentes que necesitan energía para crecer".

Repsol abandonó la exploración en Canarias al verificar que el yacimiento de gas que encontró no tenía ni la cantidad ni la calidad suficiente para que su comercialización fuera rentable, lo que el presidente de Repsol lamentó, pues ese proyecto hubiera cambiado "en parte" el modelo económico de Canarias, muy dependiente del turismo.

Trece años

El presidente de la multinacional española expuso que su compañía invirtió unos 1.000 millones de dólares (941,17 millones de euros) en Alaska desde que en 2008 comenzó a buscar petróleo allí, donde ha hecho el mayor descubrimiento de crudo en los últimos 30 años en Estados Unidos.

Brufau manifestó que este hallazgo le enorgullece, al haberse producido en Estados Unidos, "donde están todas las grandes petroleras del mundo, y todo el petróleo y la tecnología nació allí".

Repsol dio por concluido lo sondeos en aguas cercanas a Canarias el 16 de enero de 2015 tras haber invertido 164,7 millones de euros y encontrar solamente trazas de gas irrecuperables para la industria. Tras dos meses desde el inicio de las prospecciones -el 18 de noviembre de 2015- el Rowan Renaissence, buque contratado para realizar las perforaciones en el pozo Sandía, que se encontraba a una distancia de entre 50 y 60 kilómetros de las costas de Lanzarote y Fuerteventura, pondría rumbo a Angola al no hallar hidrocarburos.

Repsol cerró en las Islas un complicado proceso que había empezado trece años atrás desde que, en diciembre de 2001, el Consejo de Ministros le concediera a la petrolera presidida por Antonio Brufau los permisos para investigar la existencia de hidrocarburos frente a las costas de ambas islas. Una autorización que el Tribunal Supremo paralizó en 2004, al dar la razón al Cabildo de Lanzarote y a la agrupación insular del PSOE-PSC de la Isla, que presentaron un recurso alegando que no existía un control ambiental de los trabajos previstos por la compañía.

El asunto quedó paralizado durante ocho años, hasta que en febrero de 2012, José Manuel Soria, entonces ministro de Industria y líder del PP canario, anunció que retomaba los permisos para realizar los sondeos, y el 16 marzo el Consejo de Ministro aprobó el Real Decreto que los autorizaba.

Fue a partir de entonces cuando empezó una dura batalla entre el Estado y el Gobierno de Canarias, liderada por el presidente Paulino Rivero y Soria, a costa de las prospecciones. Enfrentamientos dialécticos y jurídicos que dejaron en la cuerda floja las relaciones institucionales.

Las primeras manifestaciones ciudadanas en contra de los sondeos se produjeron pocos días después de que el Estado los volvió a autorizar. Fueron multitudinarias. También se presentaron recursos del Gobierno, los cabildos de Fuerteventura y Lanzarote y las organizaciones ecologistas .