Las negociaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea (UE) para la salida del país británico del club comunitario tras el brexit están por concretar pero el objetivo del Gobierno de Londres es que "no haya barreras" para los turistas, los estudiantes y los empresarios. El embajador del Reino Unido en España, Simon Manley, valora la "oferta de calidad y la diversidad" que hay en Canarias, además de la seguridad que no existe en otros países del entorno, por lo que el interés mutuo es que las Islas continúen consolidándose como uno de los destinos preferidos de los turistas británicos al margen de cómo se negocie la salida británica de la UE.

Manley recuerda que tras el referéndum del año pasado no sólo no se ha resentido la presencia británica en los establecimientos hoteleros de las Islas, sino que 2016 acabó como un año record para el turismo y este año va por el mismo camino. De hecho, el crecimiento del turismo inglés en Gran Canaria fue del 37% el año pasado, añadió el embajador. Incluso las dudas iniciales por la devaluación de la libra se han disipado a tenor de lo que ha sucedido en el último año y las previsiones de crecimiento que existen por el sector.

El máximo representante diplomático del Reino Unido en España fue el protagonista ayer del Foro LA PROVINCIA/DLP en el hotel Santa Catalina, en esta ocasión patrocinado por RIU, Satocan, Cajamar Caja Rural y Promotur. Simon Manley se esforzó en lanzar un mensaje de tranquilidad tanto a los británicos que residen en España y Canarias como a los españoles que trabajan o estudian en Inglaterra ante la incertidumbre que ha generado el brexit y cómo van a quedar las relaciones entre ambas partes tras las negociaciones que se desarrollen en los próximos meses.

Manley aseguró que la prioridad para el Gobierno que representa son los ciudadanos y garantizar los derechos tanto de los nacionales que salen del país para hacer turismo o negocios, como los españoles que van al Reino Unido a estudiar o a trabajar. "Queremos mantener la historia de éxito que ha supuesto las relaciones entre el Reino Unido y Canarias porque las Islas están en el corazón de los británicos", aseveró.

No obstante, el diplomático puntualizó que habrá que negociar cuestiones como la utilización del pasaporte o la documentación para entrar en los respectivos países, la política migratoria nacional que establezca el Gobierno de Londres cuando finalice las negociaciones con Bruselas, las conexiones aéreas, etcétera. "Queremos lograr un buen acuerdo pero también debemos dar prioridad a nuestros ciudadanos", advirtió. En relación con la movilidad, Manley señaló que su Gobierno implantará a partir del brexit una política migratoria nacional propia pero que en modo alguno supondrá cerrar las fronteras ni por un lado ni por otro. Defendió que no haya "barreras" pero admitió que el régimen está aún por negociar entre su país y Bruselas.

El jefe de la legación británica no escondió su preocupación por la situación en la que queden las empresas españolas con presencia en el Reino Unido ya que su país tiene como máxima prioridad mantener y aumentar la inversión extranjera y seguir siendo un "polo de atracción" para que el talento se forme en las universidades británicas. Manley aseguró que la voluntad del Gobierno que representa es dar "certidumbre" a los empresarios y que, pese a la salida de la UE, Londres va a seguir defendiendo la libertad comercial como garante del desarrollo, la competencia y la generación de riqueza. Por eso, defendió la negociación de un acuerdo "ambicioso" de libre comercio con la UE en el marco de las nuevas relaciones que se establezcan tras la salida. "Queremos el acuerdo más ambicioso que hayamos tenido con Europa con las mismas reglas y normas que el resto de los países", añadió.

Una de las principales preocupaciones de los ciudadanos británicos que residen en España es cómo va a quedar la cobertura sanitaria. Manley desveló que su país pagó a España 250 millones de libras por la asistencia sanitaria ofrecida a los residentes británicos. El embajador indicó que este asunto también será parte de la negociación, pero que la voluntad es que las condiciones y la disponibilidad sean similares a las actuales, al igual que las de los ciudadanos españoles que residen en el Reino Unido. En este sentido, Manley garantizó que los estudiantes españoles que han iniciado sus estudios o lo van a hacer próximamente en alguna universidad británica seguirán teniendo ayudas del Gobierno hasta que finalicen su formación aunque el país haya salido de la UE.

El diplomático también despejó cualquier tipo de duda sobre el sistema fiscal del Reino Unido tras la desconexión con la UE. "Nuestro futuro no es ser un paraíso fiscal", afirmó tajantemente y recordó que es la quinta economía del mundo y, al contrario, lo que se pretende es captar empleo cualificado del exterior y empresas que inviertan ya que la previsión es que la economía británica continúe creciendo a un ritmo del 2% anual y la tasa de paro esté por debajo del 5%. El Reino Unido quiere más infraestructuras y para ello "necesitamos más empresas que inviertan y más mano de obra", agregó Manley para despejar incertidumbres.