Se perfila como futurible secretario general de CC OO?

Debo de ser prudente en estas cuestiones. De momento estoy hablando con todas las organizaciones del país y soy secretario general del sindicato en Euskadi. Tengo que seguir volcado en el día a día de los problemas de allí y a la vez preparando el congreso de CC OO. Es una carga de trabajo importante.

¿Qué retos afronta el sindicato?

Sobre todo organizarlo para ser útiles, para seguir generando derechos, para poder organizar a la gente en los centros de trabajo, para poder luchar contra las diferentes formas de precarización laboral y para relacionarnos mejor con la sociedad en un cambio de paradigma económico, empresarial, social y político que es el que ha devenido de esta crisis. La adecuación de la estructura del sindicato y de las pautas de acción son los principales retos como sindicato.

Se habla mucho del desprestigio de los sindicatos. ¿Qué pasos dan para cambiar esa tendencia?

Hemos dado bastantes. Hay que ser conscientes de que más que un desprestigio ha habido una desafección de una parte de la población con todo el aparato de representación del país, no sólo con los sindicatos, y que es producto de la gestión de la crisis y de la sensación de que ese aparato no daba respuestas a las demandas de la mayoría social. Yo creo que se ha desprestigiado más el ámbito institucional y el político, pero indirectamente esto también afecta a los sindicatos.

¿Y qué pueden hacer?

Hay que reforzar la utilidad del sindicato, la importancia de la organización colectiva del mundo del trabajo y luego generar buenas prácticas en cuanto a transparencia y en cuanto a información de qué es el sindicato, cómo se organiza y de dónde saca los recursos. Además hay que tener una actitud absolutamente ejemplar en clave de ética y desde luego desterrar cualquier comportamiento que pueda dar lugar a malas interpretaciones en la opinión pública. El sindicato ha dado pasos en ese sentido desde hace más de un año en transparencia y en control de procedimientos económicos internos para evitar que ocurran las cosas del pasado.

Ignacio Fernández Toxo, ¿va a dejar una buena herencia?

Yo creo que sí. Deja un sindicato cohesionado y que sigue estando con cerca de un millón de personas afiliadas, que en un país donde en general la gente no se organiza en torno a nada no es una cifra despreciable. El análisis de la realidad productiva y política ha sido bastante acertado y ahora lo que toca es dar un salto adelante.

Pero se ha perdido mucha afiliación.

En el periodo en el que hemos perdido afiliación ha tenido que ver con la destrucción de empleo. Ahora ya estamos recuperando afiliación a nivel del conjunto del Estado.

Los jóvenes no se afilian.

Sus tasas de afiliación son bajas, pero es que hemos pasado una crisis en la que la mitad de la juventud no estaba ocupada y es más difícil que entienda la utilidad del sindicato. También es verdad que tenemos un sistema de representación sindical en España que no incita mucho a la afiliación.

¿Por qué?

Porque por ejemplo la firma de un convenio colectivo es de aplicación para el conjunto de los trabajadores estén o no estén afiliados.

¿Y qué plantean?

La gente precaria, que es la que más necesita del sindicato, es la que menos utilidad ve en él. Hay que reaccionar, esta paradoja de la precariedad la tenemos que vencer por la vía de la utilidad, de la presencia continua y de que la gente nos sienta cercanos y que somos capaces de resolverles sus problemas. Hay que trasladar que sin una afiliación, sin una autoorganización de la clase trabajadora, es muy difícil resolver los problemas desde fuera y que es muy importante que se entienda que la afiliación no es sólo para tener un servicio o una asesoría, es una forma de estar autoprotegidos por la organización colectiva. Creo que vamos a repuntar.

Que Fernández Toxo le haya señalado como sucesor, ¿le favorece o le perjudica?

Lo que ha habido es la constatación de que en mi figura había un consenso importante No me siento el designado por Ignacio, siento que el proceso de presentación de mi candidatura ha tenido un amplio aval del consejo confederal.