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El boicot al producto catalán pone en jaque a los negocios de cestas de Navidad

"Ya he dejado de vender más de 2.000 botellas de cava", lamenta un empresario de las Islas. La patronal del comercio admite que hay preocupación en el sector

El boicot al producto catalán pone en jaque a los negocios de cestas de Navidad

La oleada de protestas contra los secesionistas catalanes se ha manifestado en el sector comercial en forma de boicot a los productos de la región mediterránea. Un boicot que también inquieta a los comerciantes canarios y que, de hecho, amenaza estropear los resultados del negocio por excelencia en estas fechas: el de las cestas de Navidad. No en vano, hay clientes que no quieren que en sus cestas haya ni un solo producto catalán, lo que complica la vida a los empresarios, que no solo dejan de vender cavas o turrones de proveedores con los que llevan años trabajando, sino que, además, se ven obligados a buscar alternativas en el mercado y asumir unos costes imprevistos.

"Hoy mismo [a fecha del pasado jueves] me acaban de pasar un correo de un cliente medio que dice que nada de productos catalanes", se lamenta Javier González Martín, dueño de la empresa de cestas navideñas JGM - javiergonzalezmartin.com-, que explica que aunque el boicot no ha desembocado en las Islas en una situación tan difícil como, por ejemplo, la de Aragón, donde los comerciantes calculan que el bloqueo a las mercancías catalanas afecta a entre un 10 y un 15% de los encargos, efectivamente el problema alcanza ya al Archipiélago.

Los turrones de marcas catalanas, sus vinos y especialmente el cava son los tres productos que más están sufriendo el "parón" a consecuencia del boicot, lo que ha trastocado los planes de empresas que, como la de Martín, acumulan un stock de mercancías procedentes de la comunidad mediterránea cuya venta se complica por el rechazo al producto catalán. "Ya he dejado de vender más de 2.000 botellas de cava", subraya el cestero, que hace hincapié en que quienes promueven el boicot están también boicoteando a las empresas murcianas que suministran el cacao para el turrón de chocolate, a los productores de materias primas de otras regiones del país y, en última instancia, a negocios de Canarias de los que dependen muchos trabajadores, en su caso más de una docena. "Que el boicot que les hacen a las empresas se lo hagan a los políticos, que es a quienes hay que hacérselo", sentencia González Martín, que avisa que campañas de este tipo "no nos llevan a ningún lado".

Inquietud generalizada

En línea con este aviso, Melisa González Sosa, una de las socias de la firma de lotes y cestas de productos Hermanos Gonsosa, ubicada en Las Palmas de Gran Canaria - gonsosa.com-, expone que aunque en su caso siguen siendo mayoría los clientes que no cuestionan la procedencia de las mercancías que se incluyen en el regalo de empresa o la cesta de Navidad, no es menos cierto que se están topando con quienes se han sumado en las Islas al boicot. "Hay quien busca productos que no sean catalanes", reconoce la empresaria, que espera que con el paso de los días y la normalización de la situación, se acabe con este "sentimiento" de rechazo. "Lo ideal es que esto acabe de una vez", pide la representante de Hermanos Gonsosa.

Aunque el de los cestistas es un subsector del comercio especialmente expuesto a las consecuencias del boicot, lo cierto es que no es el único donde hay preocupación. Son muchos los negocios de la Comunidad Autónoma que cuentan entre sus proveedores con firmas catalanas, una relación comercial que amenaza debilitarse en las actuales circunstancias de tensión, ya que las empresas de las Islas no tienen más remedio que adaptar sus pedidos a la demanda. En otras palabras: no pueden arriesgarse a importar tantas botellas de cava como en temporadas anteriores con la posibilidad de que una parte se quede sine die en los almacenes.

Eugenio Sánchez, vicepresidente de la Confederación Canaria de la Pequeña y Mediana Empresa (Cecapyme) y presidente de la Federación de Empresarios de Comercio (Fedeco), ahonda en la situación y detalla cómo en las últimas semanas ya se ha expresado cierta inquietud en el seno de la patronal por las consecuencias del boicot.

Sánchez relata que hay clientes que han manifestado su rechazo al producto catalán y que han despertado así la inquietud de empresarios con proveedores catalanes. "Hay muchos empresarios preocupados", admite el presidente de Fedeco en la provincia de Las Palmas, que pone énfasis en el sinsentido que supone sumarse a campañas de este tipo, que acaban por "hacer pagar a justos por pecadores". Sánchez recuerda que el corcho que se emplea en las botellas de cava se elabora en otras regiones, de modo que cuando se boicotea a las firmas catalanas de este vino espumoso se boicotea también a las factorías de corcho de otros puntos del país. Eso sí, puntualiza que, afortunadamente, la fuerza de esta campaña anti productos catalanes no llega en el Archipiélago a los niveles de comunidades como Andalucía o la susodicha Aragón, con lo que, de algún modo, la lejanía del territorio peninsular ha sido un factor atenuante.

Desde otro punto de vista, Sánchez asegura que el boicot está impidiendo que se hable de otros asuntos tanto o más importantes para el comercio. "Hay también preocupación porque solo se habla del problema catalán y hay grandes problemas a solucionar", avisa el vicepresidente de Cecapyme, que enfatiza la importancia que tiene para el sector conseguir un tratamiento desde la Administración pública como el que disfrutan sectores con menor peso en la economía canaria.

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