El turismo canario se enfrenta a la prueba de fuego de saber en qué medida los años continuados de bonanza han servido para fidelizar a la clientela. Los crecimientos alcanzados en el inicio de 2018 por destinos como Egipto o Turquía permiten atisbar ya un año de moderación y resta por saber si el aterrizaje será suave o abrupto. El panorama se complica aún más atendiendo a los planes de crecimiento de República Dominicana, que pretende prácticamente duplicar la clientela en los próximos cinco años.

En este momento en el país caribeño se desarrollan en simultáneo once obras de construcción de otros tantos hoteles. En 2017 recibió 6,2 millones de turistas, prácticamente los mismos que Tenerife, y cuenta con 48.000 kilómetros cuadrados por los 7.500 del Archipiélago.

La importancia de la actividad alojativa para la economía dominicana, merced en gran parte a su capacidad para polarizar la inversión extranjera, ha provocado una decidida apuesta de las autoridades locales por el turismo.

El viernes Grupo Lopesan celebra el acto de colocación de la primera piedra -primer picazo, según el modo local- de su nuevo hotel en Punta Cana, el Lopesan Costa Bávaro Resort Spa & Casino, activo que se incorporará al balance de IFA y comercializará Lopesan Hotels & Resorts. La cita contará con la presencia del presidente de la República Dominicana, Danilo Medina, y cinco de sus ministros, lo que da idea de la importancia que el negocio alojativo tiene para el país, que pretende elevar las cifras actuales hasta los diez millones de clientes en 2023.

Impulso

Para conseguirlo se ha puesto en marcha una estrategia de aceleración de los trámites administrativos previos a la puesta en pie de los hoteles. Las autoridades locales aseguran estar preparadas para que ese desarrollismo no suponga una merma de calidad del destino. De hecho, Lopesan sostiene que el recorrido por los despachos no difiere sustancialmente del existente en las Islas, salvo por la rapidez con que se atiende el papeleo.

Una desventaja si se tiene en cuenta que el último establecimiento inaugurado en Gran Canaria, por ejemplo, fue el Baobab de la mencionada cadena hotelera. De eso han pasado nueve años. Desde entonces, los empresarios han exigido sin éxito poder construir nuevos hoteles en el suelo urbanIzado y legalmente habilitado para ello. Mientras Tenerife ya declara que generará 10.000 nuevas plazas en hoteles de cuatro y cinco estrellas a lo largo de los próximos diez años, en la otra isla capitalina nada se ha movido. Francisco Moreno, director de Comunicación de Lopesan, advierte de que la actual planta "no da para más" en lo que se refiere a creación de empleo.

Desde el estallido de la Primavera Árabe, las noticias para el turismo canario han discurrido por la senda de la felicidad. En ese tiempo, los rectores de la principal actividad económica de Canarias han insistido en la necesidad de modernizar las instalaciones que habían quedado obsoletas. No pocos propietarios asumieron el reto, pero la madurez del destino perdura frente a otros más modernos como el dominicano.

Antalya, principal destino de sol y playa turco, duplicó en enero las cifras de visitantes que recibió doce meses antes. Egipto prevé recuperar nueve millones de visitantes en tres años y República Dominicana está cada vez más cerca a base de crecimientos en conectividad y una notable capacidad de seducción para con los turoperadores. La isla caribeña ha duplicado el número de clientes desde 2010. Lopesan, Barceló, RIU, Iberostar conocen la estrategia despegue y saben que el recorrido no está ni mucho menos completado, por lo que toman posiciones.

No obstante, Canarias continuará siendo siempre el destino playero más cercano en invierno para los centro y norte europeos. Con el añadido, y ahí radica su principal valor, de poder ofrecer mucho más que la estancia en un hotel. A diferencia del resto de destinos mencionados, en las Islas los turistas sí pueden atravesar la verja del hotel con la garantía de estar seguros y la posibilidad de conocer la cultura local sin realizar grandes desplazamientos.

Pero todo tiene un límite. A igualdad de precio, ¿cuántos turistas se decantarán por alargar el desplazamiento para descansar en hoteles totalmente nuevos? La batalla por captar el mayor número de clientes está servida en un nuevo plato y con cada vez más comensales preparados para deglutir el menú.