El empresario Manuel Antonio Barrera Santana demostró siempre un espíritu de sacrificio inquebrantable y una pasión desbordante por su familia. El fundador de Insular Express SL y Transportes Hermanos Barrera Betancor fue enterrado este martes en el cementerio de San Lázaro, en Las Palmas de Gran Canaria, tras fallecer el lunes a los 74 años.

Nació en Vegueta y trabajó desde muy pequeño. Tras casarse con María del Pino Betancor Montull tuvieron tres hijos: Manuel, Beatriz y Carlos, por quienes luchó día a día para que tuvieran un futuro lo más próspero posible.

“Con trabajo, esfuerzo y dedicación se consiguen las cosas”. Ésa era su filosofía de vida, en palabras de su hijo mayor Manuel Barrera Betancor, quien destaca que su padre, pilar de la familia, trasladó estos valores a todos los ámbitos y, de hecho, ésa es una de las fortalezas del éxito de su actividad empresarial.

Manuel Barrera Santana fue siempre un hombre inquieto, emprendedor. Ello le llevó a crear varias empresas, no sólo en Gran Canaria, sino también en otras islas. De hecho, la familia se mudó en 1975 a Arrecife, en Lanzarote, y allí vivieron durante ocho años en torno a los negocios que montó el patriarca relacionados con bazares y electrodomésticos. Comercial Mabasa, su firma, operó también en Fuerteventura.

Barrera viajaba de una isla a otra para controlar que todo transcurría a la perfección, pero la crisis económica de 1982 truncó sus sueños y se vio forzado a vender sus establecimientos.

Aquel año marcó un punto de inflexión. La familia decidió regresar a la capital grancanaria y empezar de cero. Barrera Santana, imbatible, apostó por reinventarse. Trabajó durante unos años para una empresa de transporte y cuando vio que el futuro de esa mercantil no iba a acorde con su pensamiento decidió poner en marcha su propia compañía. Aparcó miedos y se lanzó nuevamente a la aventura empresarial con la creación de Insular Express SL, que inició su andadura el 3 de noviembre de 1997 como resultado de las inquietudes, experiencia y deseo de mejorar las relaciones comerciales entre todas las Islas de su fundador.

En sus inicios tenía sólo seis trabajadores y seis camiones (dos en Gran Canaria, dos en Tenerife y dos en Lanzarote). Hoy en día la empresa familiar emplea a 150 personas, con socios en todo el Archipiélago, y una flota directa de 60 vehículos, entre planchas, trompos, camiones y frigoríficos. A los que se suman otros 50 vehículos de sus socios tinerfeños y otra quincena en Lanzarote y Fuerteventura.

La empresa se dedica al transporte interinsular de mercancías entre las Islas y al almacenaje y distribución de mercancías de proveedores de Península y extranjero.

Barrera Santana estuvo al pie del cañón hasta que se jubiló. Si bien, hasta el final de sus días asesoró y compartió su buen hacer y sabiduría. Deja como legado “una de las empresas más potentes y punteras en el sector del transporte”, que atesora 21 años de trayectoria y “cada día crece más”, remarca su hijo Manuel Barrera, director gerente de la sociedad.