Un barrio para vivir es uno de los colectivos convocantes de la protesta en contra el avance del alquiler vacacional. Uno de sus miembros, Carlos Romero, asegura que no solo expulsa a residentes, sino que también fulmina a los comercios.

¿La presión del alquiler vacacional afecta a toda la ciudad?

El problema del alquiler vacacional está afectando a nuestros barrios y se observa en la expulsión de la gente de sus viviendas por una cuestión económica. Todos tenemos ejemplos de amigos o familiares que sin estar en una situación marginal o al borde de la pobreza y con sueldos medios, incluso por encima de la media, tienen que abandonar su vivienda porque los incrementos del alquiler son muy elevados. Igual pueden asumir esa subida, pero sería trabajar para pagar el alquiler.

¿Cuál es el incremento medio del alquiler?

Es muy variable. Es difícil hacer ese cálculo general, pero puede llegar a duplicarse el precio. En algunos caso el incremento es del 50%. Lo cierto es que por la experiencia de nuestros amigos y conocidos, tenemos constancia de que esta presión se está produciendo ya. Y no solo lo podemos ver a través de los medios de comunicación, sino que se percibe en las comunidades de nuestras zonas cercanas.

¿Qué espera del nuevo decreto para regular el alquiler vacacional que está preparando el Gobierno de Canarias

No tenemos ningún contacto con los políticos y tampoco sabemos cuáles son sus inquietudes o qué es lo que quieren conseguir con la nueva regulación. Lo cierto es que en la actual, de 2015, se ve que la intención es habilitar cualquier vivienda para uso vacacional. La única restricción es que no se pueda abrir en zonas turísticas para proteger al sector turístico y extrahotelero en esas zonas. Otro requisito es que en los estatutos de la comunidad de vecinos se refleje que, por votación mayoritaria, no se puedan establecer viviendas vacacionales. Todo lo demás son pasos administrativos, pedir permisos, que la vivienda sea legal... Así que salvo por eso, cualquier vivienda de Las Palmas de Gran Canaria es convertible en vivienda vacacional. Si eso sigue así, toda la ciudad se abre al uso vacacional. Y hay que tener claro que el primer fin de las viviendas es que sirvan a las personas para habitar. Si se impulsa que las viviendas pueden ser hoteles, los residentes quedan indefensos por una cuestión económica. Hay personas que se han tenido que ir al norte de Gran Canaria porque aquí no logran algo razonable.

¿Surgen problemas de convivencias?

La convivencia explota. Los turistas vienen a divertirse y si su diversión es a las cuatro de las mañana, pues es a esa hora. Un turista tiene rutinas y ritmos vitales diferentes a las de las personas que tienen que trabajar. En un edificio que no está pensado para combinar la actividad residencial con la actividad vacacional, es inevitable que se generen conflictos. Y luego produce el efecto de gentrificación. Cuando desaparecen los vecinos de toda la vida, la mercería de un barrio, por ejemplo, dejaría de tener sentido porque los turistas no van a ese tipo de tiendas. El alquiler vacacional fulmina el comercio tradicional. El tejido del barrio va desapareciendo y al final el barrio pierde su identidad y su alma.

¿Apuestan por la prohibición definitiva del alquiler vacacional, tal y como hizo Palma?

Sí que nos gustaría, pero somos bastante escépticos sobre las motivaciones de los políticos .

En Madrid exigen que los edificios con vivienda vacacional tengan un acceso independiente a la entrada que usan los residentes. ¿Cree que esta medida frena su avance?

Los problemas de convivencia son solo una parte del problema, pero es complicado que eso sirva como solución. ¿Cuántos inmuebles hay que tengan esa posibilidad? Muy pocos. Y aunque fuera así, podría resolver el problema de la convivencia, pero seguiríamos con el problema de la gentrificación.

¿Por qué no cree que la vivienda vacacional sea el único factor que impulsa el incremento de los alquileres?

Tiene mucho que ver, pero no es exclusivo. Por ejemplo, la ley del suelo permite volver a entender el territorio como un lugar de oportunidad. Queremos que se considere la vivienda un bien de primera necesidad y se salvaguarde como tal por encima de la rentabilidad de negocios, empresas o del turismo. Ese sector no es necesariamente un bien, porque puede ser un mal según cómo se utilice.